Autismo y depresión es mancuerna común. En ambos casos el neurofeedback dinámico puede ser una herramienta de ayuda para lograr mayor bienestar.

La depresión afecta a más del 20% de los adultos jóvenes que viven con autismo; tiene tres veces más riesgo que una persona que no tiene esta condición.  

De acuerdo a la investigación realizada por la Universidad de Bristol (UK) y publicada en Jama Netsork Open, este segmento poblacional perteneciente al Trastorno del Espectro Autista (TEA) que no tienen discapacidades intelectuales, presenta alto riesgo de sufrir depresión que las personas con formas graves de autismo. 

Esto puede deberse a que tiene mayor conciencia de la realidad y, por tanto, es víctima de las amenazas de su entorno. Ya que para el autista con alto funcionamiento su alto nivel de inteligencia contribuye a que comprenda la realidad hostil en la que vive.  

La depresión se diagnostica primero que el TEA 

El estudio —comandado por Dheeraj Rai— considera que la depresión presentada en las personas con autismo es un padecimiento de comorbilidad (paralelo al padecimiento central), pero no está estrechamente relacionado con una cuestión genética sino con una cuestión del entorno social y familiar.  

Los individuos que reciben un diagnóstico de trastorno del espectro autista a una edad más avanzada con frecuencia reportan padecer un estrés de larga duración en relación con el aislamiento social, el acoso, la exclusión, y el conocimiento de que son distintos sin haber tenido previamente un diagnóstico de trastorno del espectro autista que les explique por qué viven así. 

Esto indica, según los investigadores, que no se está obteniendo un diagnóstico de TEA oportuno, sino que primero se detecta la depresión y después se hace el diagnóstico de autismo.  

Por el contrario, un diagnóstico temprano podría ayudar a reducir el riesgo de depresión, al ofrecer a los jóvenes con autismo un contexto en el cual puedan comprender mejor su “diferencia” y cómo afrontarla. 

Un entorno hostil y poco accesible puede provocar depresión 

De igual forma que la depresión, la ansiedad sería la segunda enfermedad mental más frecuente en las personas con TEA. Ambas, se considera que tienen su origen en la condición adversa que enfrentan en su entorno.  

Un entorno no adaptado a las necesidades de cada persona hace que ésta se vea expuesta a situaciones difíciles de afrontar, desarrollando estrategias poco adaptativas para responder a las mismas, lo que incrementa su vulnerabilidad y el riesgo de una enfermedad mental de este tipo. 

Síntomas de depresión en caso de TEA 

Identificar la depresión en una persona con TEA puede ser complejo por las mismas características del trastorno, por lo que hay que estar atentos a un conjunto de signos y síntomas se pueden presentar de forma esporádica o recurrente.  

En estos casos la sospecha diagnostica se basa en la observación de una serie de cambios, que afectan a la esfera emocional y conductual del sujeto y que se diferencian significativamente de su forma de ser habitual. 

Se puede observar un incremento de la irritabilidad, aumento o aparición de conductas disruptivas, apatía, disminución de la capacidad de disfrutar ante estímulos agradables, pérdida del hambre, adelgazamiento y alteración del sueño. 

Asimismo, se verán acentuados los síntomas típicos de la depresión, entre ellos: 

  • Estado de ánimo deprimido: sensación de tristeza la mayor parte del día y casi todos los días. 
  • Marcada pérdida de interés y de ilusión por las cosas. 
  • Disminución significativa de la capacidad de experimentar sensaciones placenteras, ante estímulos agradables. 
  • Mayor evitación del contacto social. 
  • Agitación psicomotora o enlentecimiento (observable por otras personas). 
  • Astenia y sensación de malestar por las mañanas, con una clara mejoría a partir de la tarde-noche. 
  • Dificultad para conciliar el sueño, sueño interrumpido o despertar precoz. 
  • Sensación de desesperanza.  
  • Ideación autolítica: pensamientos recurrentes de muerte 

La actitud de la familia más aconsejable es la que conocemos como acompañamiento solidario, donde la persona percibe el soporte familiar, sintiéndose acompañado, apoyado y comprendido. 

Tratamiento de depresión en personas con TEA 

El tratamiento para las personas con TEA, sin discapacidad intelectual, es recomendable considerar los siguientes aspectos: 

Psicoeducativo: Durante la aparición del primer episodio, la persona suele desconocer la naturaleza de su malestar, por lo que no acostumbra a acudir oportunamente a los servicios médicos especializados. Será en episodios reiterativos cuando se acuda a la consulta del especialista para tener una atención personalizada. 

Psicoterapia cognitiva: La técnica de reestructuración cognitiva ha resultado ser una excelente forma de tratar estos casos, donde el paciente se siente comprendido, acompañado y con solución a sus problemas neuropsicológicos. 

Tratamiento farmacológico: En los trastornos afectivos, como entidades de origen psico-bio-social, la farmacopea antidepresiva ocupa un lugar predominante, en el tratamiento del componente biológico, implicado en la aparición y evolución de dichos trastornos, presentándose como una opción de tratamiento.  

Neurofeedback dinámico frente a la depresión en casos de TEA 

Si ya previamente hemos hablado de la ayuda que puede brindar el entrenamiento neuronal tanto en el caso de la depresión como en la del autismo, respectivamente, hoy reiteramos que para las personas con TEA, que además pueden estar pasando por un cuadro depresivo, esta herramienta puede resultar ideal.  

Las investigaciones han mostrado que el Neurofeedback dinámico, una técnica de entrenamiento cerebral no invasiva, favorece funciones como el habla y la socialización en los individuos con TEA. Esto lo hace un recurso auxiliar en el tratamiento de las personas con autismo que permite una evidente mejoría cuando se aplica de forma consistente y sistemática. 

Una de las ventajas del Neurofeedback dinámico es que tiene el efecto final de calmar el sistema nervioso central por lo que cualquier condición se aborda de manera más predecible. Y en el área del autismo, para que estas personas accedan a áreas específicas del cerebro para la cognición, deben estar relajadas y tranquilas; de lo contrario, los dominios de funciones superiores, como el lenguaje, el razonamiento y la deducción, no son accesibles. 

Neurofeedback dinámico está destinado a ayudar al individuo a recuperar un acceso más fácil a diferentes actividades y estados cerebrales; por ejemplo, ser capaz de relajarse o concentrarse de manera fluida. Cuando esto ocurre, el sueño mejora y el aprendizaje, la comprensión también aumenta.  

Además de esto, el neurofeedback tiene otros beneficios como la mejora en las funciones cognitivas, ayuda a acelerar el proceso de recuperación del lenguaje, consigue que el menor tenga una conexión más próxima con el entorno, personas y objetos que lo rodean, y estimula a las neuronas para trabajar adecuadamente. 

Además esta técnica es beneficiosa para quienes padecen depresión,  es inocua (no emite ondas), eficaz y agradable y además favorece: 
  • Mejoras en las áreas emocionales: ánimo, humor y autoestima, disminuyendo la ansiedad. 
  • Mejora la atención, la concentración y la serenidad; permite aumentar la rapidez de repuesta, y por tanto la eficiencia y la productividad. 
  • Genera propensión a experimentar confianza y satisfacción, siendo muy útil cuando el estado de ánimo es bajo. 
  • Mejoras en flexibilidad mental 

NEURODOZA | CITAS

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