Hoy te contamos cómo el Neurofeedback puede ayudarte a lidiar contra las alergias: que no te afecten este otoño, sin olvidar que éstas son una reacción inmunológica.

El polen de la ambrosía, el moho y los ácaros del polvo son los alérgenos más comunes también en el otoño, aunque no son los únicos. Los síntomas de las alergias de otoño normalmente no son diferentes a otros síntomas de alergias estacionales: picazón en nariz y ojos, el lagrimeo, el goteo nasal y los estornudos… 

¿Qué es una alergia? 

Las alergias aparecen cuando el sistema inmunológico reacciona ante una sustancia extraña, conocida como alérgeno (polen, veneno de abejas o caspa de las mascotas) o un alimento que no provoca una reacción en la mayoría de las personas. 

Cuando se tiene alergias, el sistema inmunológico produce anticuerpos que identifican a un alérgeno en particular como dañino, incluso si no lo es. Cuando se entra en contacto con el alérgeno, la reacción del organismo puede hacer que la piel, los senos paranasales, las vías respiratorias o el aparato digestivo se inflamen. 

La gravedad de las alergias varía según la persona y puede ir desde una irritación menor hasta anafilaxis (una situación de emergencia potencialmente mortal). 

Con las alergias, el sistema de defensa del cuerpo responde a una falsa alarma.   

Alérgenos comunes 

Algunos de los causantes más frecuentes de alergia son: 

  • Alérgenos aéreos: polen, la caspa de mascotas, los ácaros del polvo y el moho. 
  • Ciertos alimentos: en especial el maní, frutos secos, trigo, soja, pescado, mariscos, huevos y leche. Picaduras de insectos, como las de abeja o de avispa 
  • Medicamentos: en especial la penicilina o antibióticos basados en la penicilina. 
  • Látex u otras sustancias al tacto: que pueden causar reacciones alérgicas en la piel. 

Alergias psicosomáticas 

Hay quienes presentan reacciones alérgicas de tipo psicosomático. La Inmunología ya ha podido determinar la relación directa entre las alteraciones emocionales y las del sistema inmunológico.   

Asimismo, cuando el estrés alcanza niveles extremos, puede desencadenar una reacción del sistema inmunológico que causa alergia en la piel. Los principales síntomas son erupciones cutáneas, hinchazón, picazón, irritación, ardor y enrojecimiento. 

Las alergias crónicas cambian el cerebro 

La presencia de una alergia crónica podría ocasionar cambios profundos en el organismo y hasta en el desarrollo del cerebro. Esto según un estudio realizado en ratas y publicad en Frontiers in Cellular Neuroscience. 

El estudio encontró que las alergias estacionales podrían generar cambios a nivel cerebral que se traducen en una sobreproducción neuronal en el hipocampo, área encargada de la formación de nuevos recuerdos. 

No obstante el estudio, aún no tenemos más datos al respecto; se requiere mayor exploración de los efectos de las alergias en el cerebro. 

El cerebro aprende las alergias 

Aunque, por otra parte, se sabe que el cerebro desencadena una reacción alérgica cuando volvemos al entorno en el que la sufrimos, aunque el alérgeno haya desaparecido. Basta con que regresemos después de haber dormido. Así lo afirman investigadores de la universidad alemana de Tubinga. 

Es decir, el cerebro aprende que bajo ciertas circunstancias o ciertos lugares debe responder con signos de alergia, aunque el alérgeno ya no se encuentra, pues durante el proceso del sueño el hipocampo lo aprendió.  

Los investigadores creen que, como en muchos procesos de construcción de memoria, el hipocampo desempeña un papel en el acondicionamiento del organismo para responder a su entorno. Y el hipocampo funciona de manera dependiente del sueño. 

Alergias: que no te afecten este otoño 

Como hemos visto, las alergias son procesos complejos pues cabe la posibilidad de que se activen por causas inmunológicas, emocionales y gracias al aprendizaje del cerebro. Su tratamiento suele ser acorde al tipo de alérgeno al que se reaccione y los efectos que éste pueda causar en nuestro organismo.  

Se recomendará no exponerse a los alérgenos que la detonan, y medicará con diversos agentes químicos según el tipo de alergia de la que se trate.  

Pero para lidiar con las alergias, especialmente las psicosomáticas, nos podemos apoyar en la práctica del neurofeedback dinámico.  

El objetivo principal es mejorar los síntomas de las alergias y optimizar el potencial neurológico de la persona, pues el entrenamiento no solo se enfoca en la solución corporal, sino que enfrenta las posibilidades de mejorar también nuestra parte emocional. Igualmente, no olvidemos que el cerebro regula todas las funciones del cuerpo, no sola la parte intelectual sino también la parte corporal.  

A continuación, se puede ver un gráfico en el que se evidencia que un 38% de personas que entrenaron de forma constante durante no más de 5 sesiones notaron hasta un 10% de mejoría en sus síntomas. Con una práctica de hasta 10 sesiones, el 32% consiguió una mejoría de hasta el 30%  

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