Entender qué es el Trastorno Negativista Desafiante nos permitirá saber cuándo una conducta infantil sobrepasa los límites de la conducta por mala crianza o por una condición neuropsicológica.

El niño no obedece, desafía a los padres, se nota rebelde desde muy temprana edad, es incontrolable y a veces violento. No es mal crianza, la culpa no es de los padres necesariamente sino del Trastorno Negativista Desafiante (TND), una condición que se observan entre el 2 y el 16% de la población mundial (según la población estudiada).  

 Este trastorno puede aparecer desde los 3 años de edad, aunque suele iniciarse a los 8 y normalmente no después de la adolescencia. 

¿Qué es el Trastorno Negativista Desafiante?  

El TND se caracteriza por un patrón recurrente de conductas no cooperativas, desafiantes, negativas y hostiles hacia los padres, compañeros, profesores y otras figuras de autoridad. 

Cuando se advierte que a muy temprana edad los niños tienen reiteradamente actitudes negativas, exigentes, dependientes, imponentes, explosivas, rígidas y acompañadas de rabia, alta susceptibilidad y resentimiento, y que aparecen sin aparente explicación, se podría sospechar que se trata del Trastorno Negativista Desafiante.  

Son niños y adolescentes discutidores, desafiantes y provocadores que se enojan y pierden el control con facilidad. A diferencia del trastorno disocial, no hay violaciones de las leyes ni de los derechos básicos de los demás.  

La causa del TND no se conoce con exactitud, pero puede implicar una combinación de factores genéticos y ambientales.  

Signos del Trastorno Negativista Desafiante* 

Para identificar que se trate realmente de un trastorno negativista desafiante y no una mala criansa o berrinche debe existir un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos 6 meses, estando presente cuatro o más de las siguientes conductas: 

  • A menudo se encoleriza e incurre en pataletas. 
  • Discute con los adultos. 
  • Desafía activamente a los adultos o se rehúsa a cumplir sus demandas. 
  • Molesta deliberadamente a otras personas. 
  • Acusa a otros de sus errores o mal comportamiento. 
  • Es susceptible o fácilmente molestado por otros.  
  • Es colérico y resentido. 
  • Mantiene un afán de venganza que duran más de seis meses. 
  • Causan problemas significativos en el hogar o la escuela.  

Pero hay que considerar que se cumple un criterio sólo si el comportamiento se presenta con más frecuencia de la observada típicamente en sujetos de edad y nivel de desarrollo comparables.  

Causas del Trastorno Negativista Desafiante* 

Aunque no se conocen con precisión las causas del trastorno, se supone que éstas son múltiples. Se estima que puede originarse a partir de la combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales.  

Es habitual encontrarlo en niños con un temperamento difícil o con TDAH, con dificultades para aprender a desarrollar habilidades autónomas. Otros autores refieren que los rasgos negativos del TND son actitudes aprendidas que reflejan los efectos de las técnicas de refuerzo negativo utilizadas por los padres y otras personas en posición de autoridad. Al utilizar los refuerzos negativos se incrementa la frecuencia e intensidad de los comportamientos desafiantes en el niño, ya que logra la atención, el tiempo, la preocupación y la interacción deseados. 

Se han descrito, además, circunstancias sociales que favorecen la aparición del trastorno, como la pobreza, la pertenencia a ambientes muy marginales, la falta de supervisión del comportamiento del menor, una actitud excesivamente dictatorial o demasiado permisiva por parte de los padres o el establecimiento de normas arbitrarias. 

No es raro encontrar en la familia la presencia de otros trastornos psiquiátricos que pueden ser anteriores (y jugar un papel en su origen) o posteriores (y consecuencia) de la aparición del TND del niño que, en cualquier caso, pueden actuar como factores mantenedores, por ejemplo, que alguna o ambas figuras parentales presenten una depresión, un trastorno por ansiedad o un TDAH, entre otros. 

Consecuencias del TND 

Como consecuencia al comportamiento del TND se provoca un deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral.  

El trastorno parece molestar más a las personas que lo rodean que al propio niño o adolescente que lo presenta. Pueden tener problemas en relación con los amigos y pueden percibir las relaciones humanas como insatisfactorias.  

Como consecuencia secundaria suelen tener baja autoestima, escasa tolerancia a la frustración, ánimo deprimido y estallidos de enojo.  

Frente a este comportamiento los padres creen que no están educando bien a sus hijos y tratan de imponerse con “mano firme”, lo que agrava la problemática.  

El menor entra en un estado de angustia existencial, ya que la persona a cargo no le puede brindar la seguridad y contención que necesita, sintiéndose nuevamente ansioso, perdido e incapaz de encontrar otra salida que no sea hacer lo mismo que hace su adulto de referencia. 

Los niños y jóvenes pueden sentirse poco comprendidos y apoyados, temerosos de quedarse solos, de no poder manejar sus emociones y las circunstancias que viven.  

¿Cómo manejar el Trastorno Negativista Desafiante? 

Al no tratarse de una enfermedad sino ser parte de los trastornos de la conducta, que pueden tener origen tanto biológico como psicológico, el tratamiento no es médico ni existe una cura para el TND. 

Lo común para el manejo del trastorno negativista desafiante es recurrir a psicoterapia, terapia cognitivo conductual y terapia familiar.  

En el caso de los padres y adultos, pueden ayudar a los niños con TND con las siguientes acciones: 

  • Cambiar las discusiones repetitivas y agotadoras por el mantenimiento de la calma, mostrando cómo controlar respetuosamente una situación y siendo así un ejemplo para ellos. 
  • Cambiar lucha de poderes por el reconocimiento adecuado de comportamientos positivos. Si el necesita llamar la atención que sea frente aspectos positivos.  
  • Reconocer las actitudes deseadas, los logros obtenidos, el control logrado, a través de una corta, pero auténtica felicitación, donde el niño o adolescente sienta que vale la pena el esfuerzo. 
  •  Cambiar el enojo por sentimientos auténticos: comprensión, satisfacción, admiración. Tanto en momentos difíciles como en momentos donde se comparte la diversión y se disfruta con ellos se pueden mostrar esta clase de sentimientos.  

Neurofeedback dinámico 

Se pueden apoyar las terapias psicológicas con técnicas como el neurofeedback dinámico, un entrenamiento que ayude a establecer nuevos patrones que beneficien no sólo condiciones emocionales y comportamentales, sino su desarrollo cognitivo, mejorando en forma motivada su desempeño escolar, social y familiar.  

El neurofeedback dinámico puede conseguir la auto regulación necesaria para controlar adecuadamente el manejo de impulsivos y emociones, sin necesidad de fármacos.  

*Guía clínica para el trastorno negativista desafiante del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.  

*Con información de tdahytu.es   

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