De preguntarnos por qué al cerebro le gusta reír, y la respuesta es elemental: porque nos hace sentir bien, y ese mecanismo nos brinda bienestar.

La explicación es poco más compleja, pero tiene que ver con que a nuestro cerebro le gusta ser feliz y promueve la risa, a pesar de nuestro pesimismo. 

El por qué reímos y las bondades curativas de la risa es un tema que ha sido motivo de múltiples estudios científicos, particularmente de las neurociencias. Y es que el humor es algo estrechamente vinculado a la vida humana y sus efectos tienen grandes repercusiones en nuestra salud física y mental.  

La risa no es exclusiva del hombre 

Se cree que el humano es el único ser del planeta que puede reír, pero ello no es así; lo que sí es que nuestro cerebro está diseñado para hacerlo y sus efectos son inigualables.  

De acuerdo a investigaciones realizadas por Jaak Panksepp, del Centro de Neurociencias de la Mente y el Comportamiento del Departamento de Psicología de la Universidad de Northwestern, la risa apareció en el rostro humano antes que el habla (como sucede con los bebés) y no es exclusiva del ser humano.  

El estudio señala que los circuitos neurológicos de la risa existen en las regiones más antiguas del cerebro. Pero también había formas de risa y juegos en otros animales miles de años antes de que la risa se manifestara en el hombre. 

Asimismo, según dice el sitio especializado en humor Humor Sapiens, el juego y la alegría —acompañada de sonidos particulares para esa emoción que pueden equipararse a la risa—, son propios de perros, ratas y chimpancés; además del ser humano (Bateson, 1991). 

La risa humana es cotidiana y para sentirnos bien 

La risa en el cerebro humano como respuesta social aparece después del tercer mes de vida, para no desaparecer nunca. Un estudio de la Universidad de Ontario, reporta que los adultos nos reímos en promedio 18 veces al día, mientras que los niños suelen reír de tres a cinco veces más.  

Para reírnos utilizamos las regiones de nuestro cerebro inteligente, asociados a las regiones de la memoria. Al respecto, son importante los contextos: social y psicológico (edad, idioma, origen social, expectativa del chiste y hasta horario día-mes, etc.). 

Los estudios realizados en referencia a ello indican que reímos más de las situaciones cotidianas y resoluciones imprevistas donde caben los resultados absurdos. El 70% de las bromas, anécdotas o chistes que hacemos son una parodia de lo que realizamos todos los días. Así, solemos reír de lo que conocemos y vivimos diariamente.  

También podemos reírnos de los demás por una sensación de superioridad, es el uso del sarcasmo; sin embargo ello puede rebasar los límites de lo políticamente correcto y resultar en una injuria, donde ya no es divertido. 

 ¿Por qué al cerebro le gusta reír?

En todo caso, reímos para sentirnos bien, pues al cerebro le gusta. El cerebro percibe la risa y el humor como una forma de liberación. La salida inmediata a una tensión, buscando intelectualizar un problema o sacar la emoción tensa queriendo disminuir lo que nos molesta o reducir la preocupación. 

No obstante, la risa sea natural del ser humano, existen padecimientos cuyos síntomas manifiestan exceso de risa o la total falta de capacidad para reír. El síndrome de Angelman impide dejar de sonreír; mientras que el síndrome de Möbius es una enfermedad neurológica congénita que causa parálisis facial que impide expresiones faciales, incluyendo la risa. 

¿Qué pasa en el cerebro cuando reímos? 

Cuando reímos de verdad el cerebro libera endorfinas, neurotransmisores secretados por la glándula pituitaria del cerebro, que tienen un efecto de tipo opiáceo similar a la morfina 

Cuando el cerebro reconoce que la broma es divertida y uno ríe, el hipotálamo traduce la risa en algo placentero y tranquilizante. Gracias a ello disminuye la liberación de cortisol (hormona del estrés) y se incrementa la producción de dopamina, hormona relacionada con el bienestar psicológico.  

Asimismo, al reír se incrementa la producción de anticuerpos y se fortalece la producción de interleucinas, es decir una activación del sistema inmunológico.  

Además, reír a carcajadas incrementa la oxigenación cerebral y corporal. La risa induce la activación refleja de neuronas espejo, fortaleciendo el principio de socialización (empatía). Cuando la broma pasa del cerebro instintivo y emotivo, y finalmente llega al cerebro inteligente, se activa el lóbulo frontal del cerebro que se asocia con un mayor funcionamiento cognitivo.  

Beneficios de la risa 

Reír ayuda en el tratamiento de la depresión, a lidiar con el estrés y la angustia; nos ayuda a sentirnos mejor, más confortables.  

Gracias a la producción de hormonas como las endorfinas y la serotonina, que se producen al reír, se puede reducir el dolor físico (y emocional), ya que estas sustancias son los llamados analgésicos naturales del cuerpo.  

Al localizarse en la misma zona donde reside nuestra creatividad, la risa ayuda a potenciar, en gran medida, esta habilidad, así como la imaginación. 

De igual forma, sabemos que nos cuesta mucho menos recordar información que nos parece graciosa, y que estos recuerdos se consolidan mejor en el cerebro, incluso cuando ha pasado un largo periodo de tiempo. Así la risa favorece la memoria. 

NEURODOZA | CITAS

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