Todo nos lleva a considerar que el estrés es la enfermedad del siglo. La mayoría de nosotros habremos pasado, al menos en una ocasión, una fuerte crisis de esta tensión causada por múltiples factores, que se derivan de las exigencias cotidianas de nuestro estilo de vida. 

Pero lo más dramático es que los niños y adolescentes también son víctimas de ello, por lo que igualmente experimentan estrés, que los hace vulnerable a otros padecimientos como la depresión que es una de las principales causas mundiales de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes. 

Aunque los menores parecieran tener una vida fácil, y no deberían tener motivos para estar estresados, en realidad sufren de este mal contemporáneo como cualquiera de nosotros. Incluso los niños muy pequeños tienen preocupaciones y sienten estrés en alguna medida.  

¿De qué se estresan los niños y los adolescentes? 

Cualquier persona, incluyendo los niños pueden experimentar el estrés. Sin embargo, en cada etapa de la vida tenemos diferentes motivos que lo detonan.  

En los niños en edad preescolar, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad. A medida que los niños crecen, las presiones académicas y sociales (en especial, la tarea de “encajar”) crean estrés. 

Demasiado ocupados 

Las condiciones familiares, las exigencias académicas y deportivas, los cambios drásticos en su cotidianidad y la necesidad de pertenecer a un grupo son causas de estrés común en los niños y adolescentes.  

También, hoy en día los niños se encuentran muy ocupados con actividades extraescolares y no tienen tiempo para ser niños: para jugar, expresar su creatividad o explorar el mundo, mucho menos para relajarse.  

Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en las que participan o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están demasiado atareados. 

Se estresan porque te estresas 

De igual modo, se estresan porque nosotros estamos estresados o tenemos problemas. Los niños y adolescentes nos observan todo el tiempo y nos escuchan, saben identificar signos de tensión en casa, conflictos entre los padres o los problemas económicos que nos suelen aquejar.  

Este mundo estresa a cualquiera 

También hay factores externos que les pueden causar preocupación a los niños. Las noticias mundiales causan estrés a cualquiera, pero más a ellos, especialmente si no logran comprender del todo lo que sucede.  

Los niños que ven imágenes perturbadoras por televisión o que escuchan hablar sobre desastres naturales, guerra y terrorismo pueden preocuparse por su propia seguridad y la de las personas que quieren.  

La enfermedad les preocupa 

Hay otros factores agravantes, como una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio, que, cuando se suman a las presiones cotidianas que los niños enfrentan, magnifican el estrés. 

Ya que no podemos ocultarles todo el tiempo la realidad, lo ideal será hablar con ellos para tratar de ayudarlos a entender lo que les sucede.  

Adolescentes estresados 

Entre los factores que pueden contribuir al estrés durante la adolescencia están el deseo de una mayor autonomía, la presión para amoldarse a los compañeros, la exploración de la identidad sexual y un mayor acceso y uso de la tecnología.  

Aunado a las exigencias académicas, el control paternal y las propias condiciones de la edad, los adolescentes de hoy viven constantemente estresados, lo que se puede manifestar en irritabilidad o depresión.  

¿Cómo sé si mi hijo está estresado? 

Si los padres queremos mejorar la calidad de vida de los niños y adolescentes, así como brindarles cuidados en su salud física y emocional, debemos —para comenzar— estar atentos a algunos signos que nos pueden advertir que están estresados.  

Aunque no siempre es fácil reconocer el estrés en los niños, las alteraciones a corto plazo en la conducta, como los cambios de humor, el mal comportamiento, el cambio en los patrones del sueño o el hecho de mojar la cama, pueden ser indicaciones.  

En algunos casos los niños experimentan efectos físicos, que incluyen dolor de estómago y dolor de cabeza. Otros tienen problemas para concentrarse o terminar la tarea escolar. Otros niños se abstraen o pasan mucho tiempo solos. 

Los más pequeños pueden adoptar nuevos hábitos o retomar los que ya había dejado atrás, como chuparse los dedos, meterse el dedo a la nariz de forma compulsiva.  

Por su parte, los mayores pueden comenzar a mentir, a agredir a otras personas o a desafiar la autoridad.  

Un niño estresado también puede tener pesadillas, dificultad para separarse de los padres; pueden tener reacciones exageradas a problemas menores y cambios radicales en el desempeño académico. 

Daño a la flexibilidad neuronal por estrés  

El estrés y situaciones cotidianas pueden afectar negativamente la flexibilidad de los procesos del cerebro, sabemos que a lo largo del día se requiere pasar por diferentes estados de consciencia como estar alerta, concentrado, relajado y dormido.  

La falta de flexibilidad altera el rendimiento, el humor y provoca estados de estrés, de agotamiento y en muchas ocasiones somatizaciones que hacen el ciclo de no flexibilidad continúe de manera ininterrumpida. 

¿Cómo puede ayudar a sus hijos a enfrentar el estrés?  

Si identificas los signos del estrés en tus hijos, es importante que les ayudes a procesar lo que experimentan y tomar control de la situación.  

  • Es fundamental que te asegures de que descansen adecuadamente, duerman las horas correspondientes a su edad y que su alimentación sea completa y balanceada.  
  • Pasa tiempo con ellos y mantente disponible para que se acerquen a ti para hablar o simplemente para sentir tu compañía (como forma de apoyo).  
  • Aunque les cueste trabajo expresar lo que sienten, expresa interés por el día de tus hijos; pregúntales cómo les fue y demuestra que, para ti, ellos son importantes. 
  • Ayuda a tus hijos a enfrentar el estrés hablando de sus posibles causas. Juntos pueden identificar lo que sucede y encontrar algunas soluciones.  
  • Si te es posible, prevé lo que pudiera causar situaciones estresantes para tus hijos y prepáralos para enfrentarlas. Dales la información pertinente para que entiendan lo que sucederá y qué deben hacer. 
  • No niegues sus emociones, hazles saber que está bien sentirse frustrado, enojado, tener miedo o ansiedad, que a otras personas también les pasa.  

Entrenamiento para ayudar los niños a liberar su estrés 

Con el entrenamiento cerebral a través de métodos como NeurOptimal® se puede ayudar a que niños y adolescentes encuentren mejores posibilidades de manejo del estrés.  

Insomnio, falta de concentración, olvidos y otras evidencias del daño que puede causar el estrés, ponen de manifiesto la falta de flexibilidad cerebral que éste causa. Es decir, la pérdida de la capacidad para adaptarse sin problemas a los diferentes niveles de conciencia que requiere cada cosa que realizamos. 

Para restablecer la elasticidad y optimizar la función cerebral, el entrenamiento a través del neurofeedback dinámico es una de las mejores opciones cuando se trata también de lidiar con los efectos del estrés, pues ayuda a reorganizar el cerebro para funcionar de manera más eficiente, por medio de la regulación de sus ondas y así recuperar su flexibilidad. 

A través de diversas sesiones de entrenamiento, pueden lograrse cambios efectivos y duraderos; con una técnica no invasiva, indolora, sin esfuerzo y sin ningún efecto secundario, gracias a la auto-regulación y la creación de nuevas conexiones neuronales.   

Esta técnica posibilita proporcionar al cerebro la información que necesita para ajustarse y reorganizarse. Así de vuelve más flexible y elástico. Esto redunda en una mejor calidad de vida para el usuario. 

NEURODOZA | CITAS 

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