No vivas con exceso de empatía o puedes padecer un síndrome de desgaste tal que afecte tu propia salud mental.
Siempre se ha considerado la empatía como una cualidad humana que nos permite ponernos en los zapatos del otro y así ser más solidarios, comedidos y adaptados a la convivencia social. Sin embargo, hay quienes superan sus límites y viven un exceso de empatía, entonces padecen el Síndrome desgaste por empatía.
¿Qué es el síndrome de desgaste por empatía?
Se le conoce como síndrome de desgaste por empatía o fatiga por compasión, término propuesto por el psicólogo Charles Figley. Es una consecuencia por el residuo emocional de tratar con personas que han o están pasando por situaciones de trauma.
Figley (1995) explica que la percepción del sufrimiento ajeno crea espontáneamente empatía hacia quien sufre. Esto puede producir efectos positivos o negativos sobre quien comparte durante un tiempo prolongado las experiencias de sufrimiento de personas significativas.
Particularmente, este síndrome puede darse en personas cuyo trabajo se realiza con personas que sufren, lo que implica una cierta carga emocional. El contacto con el dolor produce un exceso de carga emocional que mal transmitida conlleva a una sobre saturación de emociones, cuando esta sobresaturación se presenta en un profesional se rompe el equilibrio entre la mente, las emociones y las relaciones interpersonales, dando como resultado un Síndrome de Desgaste por Empatía
Sus síntomas son:
1. Reexperimentación: Puede surgir una experiencia traumática no resuelta asociada al conflicto del paciente o persona que se está tratando. Aparece la rumiación del pensamiento acerca de un suceso y flashbacks.
2. Evitación y embotamiento afectivo: El estrés se puede ir acumulando si no se tiene la inteligencia emocional requerida para separar las experiencias del paciente y las propias, esto puede causar saturación emocional, irritabilidad, frustración.
3. Hiperactivación o hiperarousal (insomnio): Sentimiento de fatiga, ansiedad, sentimientos de culpa o vergüenza constantes. También se pueden presentar problemas para dormir, dificultad para concentrarse, pánico y exaltación extrema por estímulos pequeños.
Además, quien padece este síndrome puede experimentar falta de energía, escasas relaciones sociales, sentimientos de desesperanza, pesadillas, incremento de la sensibilidad a la violencia.
Este síndrome puede aparecer de manera progresiva, según la experiencia de cada persona y la carga emotiva que vaya acumulando, o puede ser de forma súbita. Por lo que es importante conocer su existencia, sus síntomas y cómo lidiar con él.
¿Quién corre el riesgo del síndrome de desgaste por empatía?
Todas las personas podemos vivir un síndrome de desgaste por empatía, especialmente si estamos tratando de manera constante con las emociones traumáticas de otros. Sin embargo, esta condición está vinculada con a aquellas personas que viven en constante contacto con otros y que sus actividades cotidianas se relacionan con la atención al prójimo. Especialmente suele estar presente en profesionales de la salud, que están en contacto frecuente con pacientes o personas que han sufrido experiencias muy estresantes.
Sin embargo, hoy sabemos que este síndrome también puede suceder a personas altamente sensibles, quienes tienen un sistema neurosensorial más desarrollado que la mayoría, con lo que reciben mucha más información sensorial simultánea, en comparación a las demás personas.
Debido a este exceso de información que las personas altamente sensibles tienen que procesar, puede dar lugar a una saturación sensorial, donde se pueden dar situaciones de bloqueo, estrés crónico que la persona no es capaz de controlar, pudiendo dar lugar a patologías asociadas a tal saturación sensorial.
¿Por qué se genera el síndrome de desgaste por empatía?
Figley manifiesta que las causas que pueden provocar el desgaste por empatía son:
- Habilidad empática: Se relaciona con el hecho de que sin empatía no habría estrés producido por la compasión, y como resultado, no habría desgaste por empatía. Pero si no hay esta capacidad, hay muy pocas probabilidades de estar en una relación significativa con el que sufre. Por tanto, la habilidad de ser empático es clave para ayudar a otros, y a su vez, para ser vulnerable a padecer el Síndrome de Desgaste por Empatía.
- Implicación Empática: es la capacidad de responder ante las necesidades de las personas. A veces, la habilidad de empatizar no es suficiente, debe haber motivación a ayudar a otros que necesitan el apoyo de una persona comprometida.
- Apertura a la persona que solicita ayuda: es la experimentación del sufrimiento del otro cuando uno se expone a su historia de vida.
- Respuesta empática: grado de esfuerzo que se realiza para reducir el sufrimiento de otros mediante la empatía. Uno puede empatizar tanto con el otro que experimenta sus emociones, sin haber vivido la misma experiencia.
- Exposición prolongada: se refiere al cuidado de la otra persona durante un período de tiempo muy largo.
No vivas con exceso de empatía
Es importante generar medidas de autocuidado para evitar un exceso de empatía, especialmente si nuestras actividades diarias nos exponen a emociones ajenas y nos hacen partícipes del sufrimiento se otros.
Una forma de no vivir con exceso de empatía o evitar el síndrome de desgaste por empatía es siguiendo estas claves:
- Hacerse de herramientas psicoeducativas para desarrollar resiliencia y aprender a lidiar con el estrés agregado al escuchar historias traumáticas en otras personas, que se suelen hacer propias.
- Aprender a manejar el estrés y poner límites frente al riesgo de una sobrecarga emocional.
- Tener técnicas de relajación, meditación y mindfulness, por ejemplo.
- Darse tiempo para el descanso y la relajación, así como para el ocio.
- Por mucho que nos preocupen las emociones de otros hay que aprender a desconectarnos por momentos.
- Saber pedir apoyo cuando los síntomas del síndrome de desgaste por empatía sean evidentes y nos dificulten nuestras tareas cotidianas.
- Conocer las situaciones que son detonantes de altos niveles de estrés y que llevan a la vulnerabilidad.
- Evitar la sobre carga de trabajo, así como casos en los que se sabe no se podrá trabajar, cuando se trata de profesionales de la salud mental, por ejemplo.
- Aceptar que se necesita apoyo psicológico y un descanso de las actividades diarias.
- Fomentar el autoconocimiento y la implementación de medidas preventivas de autocuidado.
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