Los pensamientos rumiantes no te sueltan, son ideas que te rondan en la cabeza de forma persistente. Vueltas y vueltas con la misma idea y generalmente son un detonador de ansiedad, estrés y angustia, incluso promotores de ataques de pánico. 

Estos pensamientos, también llamados circulares, llegan de forma espontánea, generalmente basados en preocupaciones del momento de cada persona; pero son abrumadores y no llevan a una posible solución del problema. Más bien son una espiral del mismo pensamiento de manera constante que persigue durante el día, incluso por días o semanas; el mismo pensamiento o uno similar.  

La espiral puede nutrirse con nuevos pensamientos igualmente abrumadores, que van y vienen, pero generalmente no se detienen ni se esfuman por sí solos. De acuerdo con el psiquiatra Christophe André “rumiar es centrarse de manera repetida, circular y estéril en las causas, los significados y las consecuencias de nuestros problemas, nuestra situación y nuestro estado de ánimo”.  

Cómo nacen los pensamientos en el cerebro 

La mayoría de los pensamientos pasan por nuestra conciencia sin que los hayamos escogido, son aleatorios. Lo que hacemos con esos pensamientos es orientarlos, pero eso implica un esfuerzo y el cerebro prefiere dejarlos pasar de manera espontánea sin controlarlos.  

Hasta aquí el proceso es normal y positivo, éste nos permite generar nuevas ideas y, en el mejor de los casos ¡son ideas fructíferas! Imagina que te estás bañando y mientras lo haces se te arremolinan ideas ya sea para el trabajo, una tarea o soluciones para el hogar; surgen prácticamente ideas de la nada.  

Tristemente este mismo fenómeno es igual para que surjan ideas inútiles, absurdas, angustiantes, etc. Según Jacques Van Rillaer, profesor en psicología de la Universidad de Lovaina, los pensamientos automáticos pueden causar un sufrimiento profundo. Algunos de los efectos de los pensamientos rumiantes son:  

Traen a la mente duros recuerdos, involuntarios, repetitivos, avasalladores; pensamientos que suelen generarse tras un trauma.  

Los pensamientos rumiantes exacerban la inquietud y la preocupación de las personas con signos típicos de trastorno de ansiedad generalizada, incluso llegando a provocar ataques de pánico.  

Se trata de pensamientos abstractos, descontextualizados; por ejemplo, “¿Por qué soy tan feo, tan inútil…?” Pensamientos que no desembocan en ninguna posibilidad de acción. Es decir, son pensamientos nada fructíferos.  

Cómo lidiar con los pensamientos rumiantes 

Dejar de tener pensamientos rumiantes requiere esfuerzo porque no se van por sí solos. Si la persona se deja llevar, volverán los mismos pensamientos de siempre. Según el psicólogo Xavier Guix, la clave está en poner una distancia cada vez mayor entre el pensamiento y el pensador.  

En tales casos, si vivimos identificados con lo que pensamos y sentimos, no podremos avanzar. A medida que somos capaces de observar el proceso de ida y venida de nuestros pensamientos nos damos cuenta de su fugacidad. Al poderlos observar, tenemos más capacidad para intervenir en ellos y decidir dónde ponemos la atención”. 

Para evitar los pensamientos rumiantes hay que actuar sobre las causas externas que los provocan. Tratar de solucionar aquello que subyace a la angustia de donde viene los pensamientos.  

De igual manera hay que entrenar al cerebro para manejar sus procesos de pensamiento y aumentar la flexibilidad para controlar el tipo de pensamientos. 

Entrenamiento con NeurOptimal® para lidiar con pensamientos rumiantes 

El neurofeedback dinámico es una técnica que nos permite, de forma consciente y voluntaria, cambiar el funcionamiento cerebral que nos lleva a tener ese tipo de pensamientos. 

El estrés y situaciones cotidianas pueden afectar negativamente la flexibilidad de los procesos del cerebro, sabemos que a lo largo del día se requiere pasar por diferentes estados de consciencia como estar alerta, concentrado, relajado y dormido. 

La falta de flexibilidad altera el rendimiento, el humor y provoca estados de estrés, de agotamiento y en muchas ocasiones somatizaciones que hacen el ciclo de no flexibilidad continúe de manera ininterrumpida. Una condición propicia para los pensamientos rumiantes. 

Es como conducir un auto durante varias horas por una carretera a una velocidad alta y tomar una desviación que requiere una velocidad mucho menor, pero se continua a la misma velocidad, los estragos serán incalculables e inimaginables. 

Este ejemplo ilustra como en muchas ocasiones realizamos actividades que piden un ritmo muy acelerado para lograr los objetivos, pero después nos encontramos en condiciones más tranquilas y se experimenta un choque, que genera confrontación, sentimiento de no comprensión y aumento del estrés, dando el resultado que la persona termine agotada y sin energía para continuar con el resto de actividades cotidianas, o que permiten restablecer el cerebro, como lo puede ser tener un sueño reparador y tranquilo, así como alcanzar buenos niveles de relajación y calma.  

La función de Neurofeedback Dinámico de NeurOptimal® es que ha sido diseñado precisamente para trabajar con el cerebro como un sistema dinámico y no lineal. Lo que le proporciona al cerebro la información necesaria para que se ajuste y reorganice llevándolo a un estado de mayor rendimiento, flexibilidad y calma. Una condición que ayuda al control y distanciamiento de los pensamientos rumiantes.  

NEURODOZA | CITAS

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