Este 29 de agosto se celebra el Día Internacional del Videojuego, con este pretexto queremos hablar de los mitos de los efectos de los videojuegos al cerebro, con el fin de develar algunas verdades. 

China, Estados Unidos y Reino Unido encabezan la lista de los países cuya población pasa más tiempo en la práctica de videojuegos. Entre 6 y 10 horas a la semana. Esto en una población de los 18 a los 64 años de edad. Así que nadie se escapa de la tentación de pasar el rato con esta forma de entretenimiento. 

La industria de los videojuegos  

En la actualidad, la industria de los videojuegos es una de las industrias más importantes del mercado mundial. Con cientos de miles de millones en ingresos, es una de las industrias más atractivas en las que trabajar o invertir. 

A su vez, los videojuegos son cada vez más frecuentes que nunca. Su reciente inclusión como deporte en eventos como los SEA Games catapultó aún más a la industria. Los jugadores también están aumentando y se van rompiendo infinidad de estereotipos, especialmente con el crecimiento de la era del streaming. 

Se calcula que existen 2.700 millones de jugadores en todo el mundo. Y aunque el promedio de edad de los jugadores es de 33 años, el grupo más grande de los jugadores se encuentra entre los 18 y 24 años con un 16,3% de los usuarios. 

Mitos de los efectos de los videojuegos al cerebro 

No obstante el auge mundial, aún se cree en una serie de mitos que hablan del daño que pueden causar en el cerebro de las personas, especialmente de los niños. Pero, contrariamente a la creencia contemporánea, algunos juegos ofrecen una serie de beneficios para las personas.  

Según diversos estudios, los juegos permiten a las personas desarrollar el pensamiento crítico y la creatividad, entre otras cosas. Así que vamos a develar la realidad sobre ciertos mitos populares, no sin recordar que existen muchos tipos de juegos, no todos son bélicos ni violentos.  

1. Dañan las funciones cognitivas 

Estudios recientes sugiere que el uso de videojuegos podría modificar las estrategias cognitivas utilizadas en el día a día.  

Se ha demostrado que los videojuegos de acción tienen grandes beneficios cognitivos para las personas. Mejora diferentes tipos de atención: sostenida, selectiva y dividida, y aumenta la eficiencia en el control de capacidad.  

Igualmente, aumenta la velocidad con la que las personas procesan información, permitiendo mayor agilidad en situaciones de presión.  

Además, el jugador habitual de videojuegos de acción muestra mejor capacidad perceptiva, especialmente en los detalles visuales. También son más ágiles en cuestión de orientación espacial, coordinación sensorial y motora, lo que les permite adaptase a nuevos ambientes de forma rápida y precisa.  

En definitiva, el uso habitual de videojuegos ha mostrado su capacidad de modificar la organización estructural y funcional de regiones cerebrales que son de crítica importancia para funciones cognitivas como la atención, la percepción, la memoria y las funciones ejecutivas. 

2. Los videojuegos nos hacen más violentos 

En algunos casos los videojuegos en entornos militares han sido utilizados como herramientas de entrenamiento por su capacidad de simular ciertas situaciones de riesgo. Ello ha generado la creencia de que este tipo de fuente de ocio pueden promover comportamientos violentos.  

La ciencia nos dice que, neurológicamente, no hay diferencias significativas entre observar el cometido de acciones y en hacerlas uno mismo. En ambos casos se activan en el cerebro partes que usamos para ver esa acción.  

Un meta análisis de los estudios neuropsicológicos realizados al respecto, indica que los videojuegos violentos tienen un impacto mínimo en el comportamiento de los jugadores fuera de la pantalla, se plantea que no hay vínculos entre jugar estos juegos y ser más agresivo. Académicos, como L. Kutner y CK. Olson, defienden que los efectos de la violencia en los videojuegos son marginales. 

3. Pérdida de sensibilidad 

Se plantea que exponer de forma regular a situaciones de lucha realistas genera una respuesta en el cerebro progresivamente más neutra. No es que guste cada vez más la violencia, sino que le resulta menos impactante.  

Aunque no hay un pronunciamiento científico definitivo al respecto, algunos científicos consideran que es el uso personal de los videojuegos lo que determina esta pérdida de sensibilidad.  

Es importante aclarar que dependiendo del tipo de videojuego este puede aportar o no beneficios 

4. Empatía 

Los juegos de rol, por el contrario, pueden ayudar a fomentar la empatía. Gracias a la capacidad de crear personajes con los que el jugador se identifica, las neuronas espejo entran en acción y reflejan el comportamiento del otro como silo estuviese haciendo uno mismo, posibilitando la empatía.  

La ficción que se vive a través de la pantalla es también una herramienta para percibir y descubrir la propia moral. Se cree que el cerebro es capaz de validar ciertos comportamientos morales, como que en los juegos más violentos se juegue de forma más agresiva cuando está justificado.  

5. Favorecen el bullying 

Los juegos online, señalan los investigadores, no alientan a los niños a la agresión; por el contrario, alientan a hacer amistades y fortalecen lazos entre jugadores. Sin embargo, gracias a la dinámica online, los juegos son un entorno social y como cualquier otra herramienta cultura, tienen cierto potencial para influir en el comportamiento de los individuos para bien y para mal.  

6. Son adictivos 

Consideremos que algo es adictivo cuando nos quita el control de nuestra vida; es decir, cuando dejamos de responder a nuestras obligaciones cotidianas y tareas por continuar la práctica o consumo que nos resulte tan placentero. En el caso de los videojuegos puede ser un camino de doble sentido. 

Diversas investigaciones han mostrado que los videojuegos activan las mismas regiones cerebrales sobre las que actúan algunas drogas: el denominado sustrato nervioso del refuerzo (vinculado con la memoria).  

Claro que una sensación placentera al ganar una partida o la recreación que un videojuego puede proveernos, es un motivo también para activar el circuito de recompensa, donde se gestan las adicciones a causa del flujo de dopamina.  

No obstante, también hay una implicación positiva, los videojuegos tienen son una potencial herramienta para la rehabilitación cognitiva, en tanto que constituyen una alternativa ideal para la motivación del paciente (gracias también a la dopamina).  

Ahora bien, la Organización Mundial de la Salud considera que hay Trastorno por uso de videojuegos: “caracterizado por un control deficiente sobre el juego, una mayor prioridad ante el juego que respecto a otras actividades y la continuación del juego a pesar de sus consecuencias negativas. 

Como muchas actividades recreativas y placenteras, lo ideal es que la práctica de videojuegos sea moderada y, en el caso de los niños, limitada a cierto número de horas a la semana.  No hay un límite de tiempo o un indicador de abuso de los videojuegos, se trata de buscar el equilibrio. 

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