La enfermedad mental en la migración es muy frecuente debido a las varias adversidades que enfrentan las personas que deben dejar su hogar para ir a vivir a otro lugar.
Ya lo hemos hablado aquí previamente, el migrante se enfrenta a múltiples dificultades durante el proceso migratorio, las cuales pueden dañar su salud mental y neurológica. La precarización de las condiciones laborales y de vivienda, o los acontecimientos traumáticos antes, durante y después del viaje, pueden ser factores sustanciales para estos daños.
Las personas migrantes que más riesgo corren frente a trastornos mentales y neurológicos son quienes alcanzan altos niveles de incertidumbre al migrar o quienes, luego del proceso migratorio, terminan viviendo en condiciones de explotación y asilamiento, especialmente quienes han huido de la pobreza y la violencia en sus países de origen.
Al llegar al país receptor es frecuente que las personas enfrente desinformación, desempleo y desamparo (especialmente si su proceso migratorio fue indocumentado), se ven vulnerables a la exclusión social y el rechazo por la población autóctona.
Todo ello impone una fuerte presión emocional y mental que merma la salud de los migrantes.
La enfermedad mental en la migración
Los factores de riesgo de alteraciones mentales y neurológicas van de la mano de la fase del viaje en que se encuentran. Generalmente al prepararse para migrar, las personas se enfrentan al miedo, la incertidumbre y sensación de pérdida; la ansiedad y el inicio del duelo suelen ser comunes en este momento.
Durante el viaje se enfrenta mucho miedo, especialmente si la entrada a un nuevo país es indocumentada. Hay tristeza de dejar el hogar, lo que puede acentuar una depresión; según las condiciones del traslado, algunas personas pueden enfrentar trauma por la falta de soporte emocional que se experimenta en el trayecto.
Ya instalado en el país receptor, los prejuicios, las barreras del lenguaje y la marginación, pueden ser factores significativos que dañen la salud mental del migrante: estrés postraumático, ansiedad, depresión, neurosis, son algunas de los padecimientos que puede experimentar una persona que migra en condiciones poco favorables.
Los trastornos mentales, a su vez, pueden dar lugar a enfermedades neurológicas como, por ejemplo, cefaleas o migrañas, e incluso acelerar las demencias.
La enfermedad neurológica más frecuente en inmigrantes es la migraña. Esta afección es debida al elevado estrés que sufren estos individuos tras el impacto emocional que les provoca un cambio tan brusco en su vida.
Otras alteraciones frecuentes de salud son la depresión, los problemas mentales derivados del abuso del alcohol, la esquizofrenia, los trastornos del estado de ánimo, la violencia debida a las alteraciones mentales, la distimia y el trastorno depresivo moderado y severo. También los trastornos psicóticos, los trastornos afectivos y los trastornos neuróticos.
En otras ocasiones ya hemos hablado de estos padecimientos, muchos de origen emocional que inciden directamente en el sistema nervioso central y pueden alterar incluso las funciones cognitivas de cada persona.
Neurofeedback dinámico: calidad de vida en la migración
El neurofeedback dinámico puede ser una herramienta funcional para ayudar a las personas migrantes a encontrar un apoyo en el tratamiento de afectaciones mentales y neuronales derivadas de su situación. Sus beneficios pueden ser:
- Mejora en la gestión del sueño y el descanso.
- Promueve un mejor manejo del estrés.
- Mejora la agudeza mental.
- Te hace sentir más confiado.
- Ayuda a sentir mayor calma y serenidad.
- Disminuye la ansiedad.
- Contribuye a paliar la depresión.
- Ayuda a hacer frente a las cosas mejor.
- Puede ayudar a cambiar la percepción de las cosas.
- Ayuda a cuidar la memoria.
- Mejora la concentración, la actitud multitarea.
- Disminuye la percepción de dolor.
- Brinda la oportunidad de tener mayor calidad de vida.
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