El camino del burnout a la depresión es corto, el agotamiento laboral pone en riesgo nuestra salud física y mental.
Quizá no ha habido otro momento de la humanidad en la que estemos más cansados que ahora; pero no sólo eso, hay quienes estamos “quemados”. Nuestros niveles de agotamiento físico y mental son extenuantes, tanto que nos ponen en riesgo de padecimientos cada vez más frecuentes, como la depresión y los trastornos de ansiedad.
Este nivel de agotamiento, conocido como síndrome de burnout, es un tipo especial de estrés relacionado particularmente con el trabajo, que lo mismo afecta la salud física como la emocional, incluso genera una ausencia de la sensación de logro y pérdida de la identidad personal.
El síndrome de burnout fue declarado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida.
¿Cómo identificar si se vive con burnout?
Los especialistas nos indican que podemos hacernos ciertas preguntas para identificar si estamos “quemados” y sufrimos de este síndrome. Responde a ellas:
- ¿Te has vuelto cínico o crítico en el trabajo?
- ¿Te arrastras al trabajo y tienes problemas para empezar?
- ¿Te has vuelto irritable o impaciente con tus compañeros de trabajo, jefes o clientes?
- ¿Te falta energía para tener una productividad constante?
- ¿Te resulta difícil concentrarte?
- ¿Tus logros no te dan satisfacción?
- ¿Te sientes desilusionado con tu trabajo?
- ¿Estás usando la comida, drogas o el alcohol para sentirte mejor o simplemente no sentir?
- ¿Han cambiado tus hábitos de sueño?
- ¿Estás preocupado por dolores de cabeza inexplicables, problemas estomacales o intestinales, u otras quejas físicas?
Si respondiste afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, es posible que estés experimentando agotamiento laboral.
El camino del burnout a la depresión
Recientemente, un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry señala que, si se disminuyera la cantidad de estrés a la que los trabajadores se ven expuestos, se reduciría hasta un 18% de los trastornos depresivos.
Y es que existe una fuerte conexión entre el burnout y la depresión; incluso algunos expertos piensan que hay trastornos como la depresión, detrás del agotamiento.
La explicación está relacionada a la producción de cortisol, la hormona del estrés. El estrés aumenta el cortisol, un neuroquímico que en exceso puede ser tóxico. El estrés crónico, mantenido, incrementaría excesivamente esta hormona, además de la adrenalina, propias de la respuesta de peligro.
Por otra parte, el estrés constante disminuye la serotonina (hormona que ayuda a regular el estado de ánimo) y aumenta nuestros niveles de estradiol en sangre, la hormona del estrés, disminuyendo nuestras defensas y empeorando nuestra salud tanto física como psicológica.
Fuera de control
Pero cuando los factores estresantes están siempre presentes y nuestro organismo se siente constantemente atacado, la reacción de pelear o huir permanece encendida. La activación a largo plazo del sistema de respuesta al estrés y la sobreexposición al cortisol y otras hormonas del estrés pueden alterar casi todos los procesos de tu cuerpo. Esto incrementa el riesgo de padecer muchos problemas de salud, tales como:
- Ansiedad
- Depresión
- Problemas digestivos
- Dolores de cabeza
- Tensión y dolor muscular
- Enfermedad cardíaca, ataque cardíaco, presión arterial alta y accidente cerebrovascular
- Problemas de sueño
- Aumento de peso
- Deterioro de la memoria y de la concentración
Por eso es tan importante aprender formas saludables de lidiar con los factores estresantes de la vida a través de prácticas que te permitan restablecer tus funciones neuronales de manera eficiente, respondiendo de mejor manera al estrés.
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