Conociendo el circuito del placer podrás darte cuenta cómo nacen tus aficiones, gustos y deseos, incluso tus adicciones se centran aquí.

Desde mirar una puesta de sol, una caricia, comer un chocolate hasta un orgasmo e incluso los efectos alucinógenos de una droga; todo aquello que nos brinda cierto gozo y disfrute pasa por el maravilloso circuito del placer que se aloja en nuestro cerebro.  

La sensación de placer recorre lo que también se conoce como circuito de recompensa, que nos motiva, nos emociona y, también, nos deja vulnerables ante ciertas adicciones. Conocer cómo funciona este proceso nos permitirá entender inclusive cuáles son los motivos del enamoramiento. Aquí te lo explicamos todo:  

¿Qué es el circuito del placer? 

Dentro del cerebro existe una serie de estructuras que recorren los neuroquímicos que se producen cuando experimentamos una sensación placentera, cualquiera que sea su origen. Este recorrido de sustancias hormonales como la dopamina, se presenta cuando se involucran: 

  • Emociones (placer o displacer). 
  • Motivaciones producto de la recompensa que produce más placer y  
  • Un componente cognoscitivo, con el cual aprendemos ciertas conductas como respuesta a un condicionamiento. 

Este circuito asume que al tener cierta conducta se obtendrá placer o una recompensa, por lo que nos motivará a buscar esa sensación cada vez más. Por ejemplo, si al comer chocolate se siente cierto gozo, entonces cada vez que se sienta a disgusto “querrá chocolate” y nos motivará a comer más de esta delicia.  

El circuito de recompensa o placer produce conductas automáticas como parte de mecanismos de supervivencia, pero también genera conductas voluntarias cuando se presentan opciones para elegir.  

¿Dónde se localiza este circuito? 

Aunque este proceso es complejo, resumamos que el circuito de recompensa empieza en el tronco del encéfalo, en el área llamada tegmental ventral región relacionada con los mecanismos básicos de supervivencia; desde ahí sube al sistema límbico (parte del cerebro implicada en las emociones, el hambre y la sexualidad).  

Las emociones agradables y placenteras llegan al lóbulo frontal dónde la información es integrada en forma de motivaciones que llevan a acciones voluntarias que permiten acercarse al objetivo a alcanzar. 

Todo este recorrido involucra al área tegmental ventral, núcleo accumbens, el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal son los núcleos o áreas cerebrales más importantes de este circuito. Por todos ellos transitan una serie de neuroquímicos como la dopamina, que es importante en la motivación y aprendizaje, por ejemplo. 

El aprendizaje 

La información que recorre este circuito también participa del proceso de aprendizaje, en este camino se distingue información (positiva y negativa) y se almacena para ser utilizada posteriormente para emitir ciertas respuestas similares con nuevas experiencias.  

Es decir, aprendemos a responder de la misma manera ante el placer o ante el displacer; entre otros aprendizajes. Por tanto, el valor de la recompensa o refuerzo positivo que sabemos que obtendremos con cierta acción es lo que nos motiva a ir tras él.  

La memoria que evoca el placer que sabemos que vamos a recibir nos lleva a tomar ciertas decisiones y conductas.  

Conductas motivadas 

Cuando el cerebro aprende una conducta para satisfacer cierta necesidad, la conocemos como conducta motivada y esta nos lleva a alcanzar ciertas recompensas.  Las conductas motivadas son reguladas por tres sistemas:  

  • Homeostático. Satisface necesidades primarias: hambre, sed, temperatura, deseo sexual, etc.  
  • Hedónico. Regula la sensación subjetiva (emocional) del placer al obtener la recompensa.  
  • Estrés o castigo. Modula la sensación subjetiva del miedo y ello motiva a la evasión de aquello que lo produce.  

Disfunciones del circuito del placer 

Como cualquier otra funcionalidad orgánica, también en el circuito del placer se pueden presentar alteraciones que lo lleven a un mal funcionamiento. Entre las disfunciones que puede presentar se encuentran:  

  • Trastornos de la personalidad (alimentario, emocional, etc.) 
  • Dependencia a sustancias (psicótropos, alcohol, opioides, etc.) 
  • Adicciones conductuales (ludopatía, adicción a redes sociales, etc.) 

La principal función que cumple el circuito del placer es una función adaptativa de supervivencia, permitiendo adaptar nuestra elección y conducta al entorno en continuo cambio. Sin embargo, esta ventaja de flexibilidad adaptativa en la toma de decisiones, tiene un riesgo, la adicción (disfunción del sistema de recompensa). 

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