Hoy te compartimos cómo lograr un envejecimiento activo y evitar el rápido deterioro de tus funciones cognitivas o la neurodegeneración.
El envejecimiento es un proceso natural, constante e imparable; desde que nacemos comenzamos a envejecer y en cada etapa se van sumando condiciones que pueden llegar a mermar nuestras capacidades. En particular, el cerebro termina de desarrollarse entre los 25 y 30 años, a partir de ello comienza su lento declive.
¿Qué pasa en el cerebro de un adulto?
Luego de la tercera década de vida, el individuo va teniendo una neurodegeneración propia del envejecimiento. Y aunque antes se creía que sus células morían, en realidad las neuronas envejecen y se llena de cuerpos densos de lipofucsina* que interfieren su funcionalidad.
El tráfico dentro de una célula se mide en milésimas de segundo y con estas acumulaciones se ralentiza. Es entonces cuando experimentamos esa sensación de “no me acuerdo, no me acuerdo” y a las tres horas lo recuerdas. El circuito está intentándolo, pero al no poder conectar intenta hacer un baipás por otras neuronas.
La plasticidad sináptica es nuestra carta fuerte porque permite crear circuitos más rápidos y aprender habilidades que antes no teníamos. A partir de los veinte o treinta años ya se tiene la estructura construida, pero gracias a la plasticidad, todavía se puede cambiar: se aprenden nuevas cosas, se cambian las ideas.
¿Qué es el envejecimiento activo?
El envejecimiento activo, según la OMS, es el proceso de optimización de las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez.
«Activo» se refiere a la participación continua de los adultos mayores en forma individual y colectiva, en los aspectos sociales, económicos, culturales, espirituales y cívicos, y no solamente a la capacidad para estar físicamente en lo laboral o participar en la mano de obra.
Dicho concepto también se refiere al empoderamiento de los adultos mayores en los aspectos biológicos, psicológicos y sociales en los que están inmersos, considerando cambios inherentes a la edad, riesgos ambientales y psicosociales, así como las medidas preventivas que pueden aplicar.
Según la OMS, los tres pilares del envejecimiento activo son:
- El bienestar físico: salud y buen funcionamiento del organismo. Se enfoca a la prevención de la enfermedad y a la promoción de hábitos saludables, con el objetivo de retardar la dependencia, considera la accesibilidad a los servicios médicos, los medios para desplazarse y el ingreso económico para poder acceder a ellos.
- Bienestar mental: participación en la sociedad de acuerdo con las necesidades, capacidades y deseos de las personas mayores, tanto individual como colectivamente.
Las personas mayores son capitales para su propio desarrollo psicoemocional. Se les toma en cuenta como titulares de derechos, con voz y voto; destaca la inclusión laboral y promueve las relaciones intergeneracionales para favorecer su participación.
- Bienestar social: la seguridad y la protección, los cuidados a las personas que necesitan asistencia.
Cómo lograr un envejecimiento activo
En el ámbito individual procurarse un envejecimiento activo implica, de acuerdo con Lazarus (2006), ocho principios básicos:
- Tener clara cuál es la realidad de la propia situación.
- Aceptar esa realidad y tomarla de la mejor forma posible.
- Ser capaz de afrontar de modo eficaz esa realidad.
- Ser capaz de compensar las pérdidas y déficits.
- Estar implicado de manera activa en esfuerzos que persiguen algún fin (son intencionados). Tener metas.
- Ser sabios a la hora de seleccionar las cosas en las que nos embarcamos.
- Mantener estrechos lazos con otros.
- Tener una percepción de uno mismo positiva a pesar de las pérdidas y déficits.
LEE AQUÍ “CÓMO REJUVENECER EL CEREBRO”
¿Qué podemos hacer para evitar el envejecimiento de nuestras neuronas?
Los neurocientíficos nos han dejado claro que el alcohol, las drogas y la contaminación son elementos a evitar porque deterioran las neuronas y las llenan de cuerpos densos, bloqueando sus circuitos. Una buena alimentación también es clave, porque estas células requieren una buena oxigenación y nutrición.
Pero lo más importante para mantener saludables a nuestras neuronas es mantenerlas activas. Cuando éstas se mantienen inactivas se llenan de cuerpos densos e incluso desaparecen.
¿Cómo mantener nuestras neuronas activas?
En el niño, los cariños y la atención son fundamentales para que la estructura se construya bien. Y ser curioso. Hay que tener el cerebro activo: la lectura, la cultura, socializar, hablar con gente con otros puntos de vista… todo eso le da actividad al cerebro.
Asimismo, es fundamental:
- Realizar una alimentación adecuada.
- Practicar periódicamente ejercicio físico.
- Mantener una salud adecuada.
Además, el neurofeedback dinámico que se enfoca en estimular la neuroplasticidad puede ser una gran herramienta para la vitalidad de nuestras conexiones neuronales. Con los siguientes beneficios:
- Beneficiar la memoria.
- Ganar en flexibilidad neuronal.
- Promover una mejora en la atención.
- Ayudar a la concentración en las tareas cotidianas.
- Promover hábitos saludables de sueño.
- Ayudar a manejar mejor el estrés.
- Permite un mejor afrontamiento de la ansiedad frente a la enfermedad.
- Estimula funciones cognitivas en riesgo.
*Es un pigmento marrón que queda de la descomposición y absorción de los glóbulos sanguíneos dañados. La lipofucsina se encuentra en el miocardio y los músculos lisos. También se conoce como el pigmento del envejecimiento.
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