Cuidados del cerebro del adolescente 

Impulsivos, temperamentales, intrépidos, cambiantes…  la adolescencia es la etapa de la vida donde más dificultades de adaptación experimentan los jóvenes. Es el periodo en el que su comportamiento es errático y las emociones volátiles; un momento en que las vivencias se vuelven también formativas e influirán en la adquisición de ciertos hábitos que definirán la adultez. 

Asimismo, esta etapa es complicada tanto para quienes atraviesan por ella como para aquellos que conviven con los adolescentes (padres y maestros). Esto debido a que es un periodo en el que múltiples hormonas actúan en el organismo, la inestabilidad emocional repercute en la relación del individuo con el entorno, por lo que se considera a estos años como conflictivos.  

La mayoría de las actitudes y comportamiento de los adolescentes se debe a su cerebro; las neurociencias hoy conocen algunas respuestas de por qué es tan difícil esta complicada transición a ser adultos.  

El desarrollo del cerebro joven 

Para comprender qué pasa por “la cabeza” de los adolescentes primero debemos saber que, desde el momento del nacimiento hasta los seis años, el desarrollo del cerebro es prácticamente rápido; para esa edad alcanza el 90% de su tamaño definitivo. El crecimiento de la cabeza luego de eso años está asociado no al crecimiento del cerebro sino al engrosamiento del cráneo. 

Cuando se llega aproximadamente a los 12 años, y hasta pasados los 20, el cerebro no crece más sino que pasa por una “remodelación”. Digamos que es una actualización del “cableado” neuronal por donde transita información. Este nuevo cambio, al contrario del de la infancia, es mucho más lento.  

Esta etapa se vuelve de suma importancia pues en el cerebro se produce mucha mielina, una proteína esencial que envuelve y protege los axones de las células nerviosas, cuya función es la de aumentar la velocidad de transmisión del impulso nervioso.  

Por otro lado, las vías de mielina se desarrollan más hacia las áreas cerebrales que desencadenan la asunción de riesgos, la emoción y la sexualidad que hacia las áreas de funciones como el razonamiento, el juicio y el control de los impulsos. Razón por la que los adolescentes se ven más atraídos por asumir riesgos, explorar emociones al máximo y tentados por la curiosidad sexual. Su juicio y sensatez están “distraídos”. 

Desarrollo de la memoria 

En el tránsito a la juventud, el cerebro adolescente ve fortalecidos los vínculos entre el hipocampo (directorio de la memoria) y las áreas frontales que establecen los objetivos y comparan diferentes planes de acción. Esto hace mejorar la capacidad de integrar la memoria y la experiencia en las decisiones.  

Las áreas frontales, a su vez, desarrollan más conexiones y más rápidas, lo que permite generar y sopesar mu­­chas más variables y líneas de acción que antes. 

Tal es el motivo por el que en esta etapa hay alto riesgo de adicciones, aquí el sistema de recompensas cerebral está en desarrollo y puede hacerse mucho más frecuente el consumo de alcohol, tabaco o alguna otra sustancia tóxica. Pero el consumo de alcohol durante la adolescencia tiene efectos duraderos en la parte del cerebro relacionada con la memoria y el aprendizaje, aun cuando no sea un consumo frecuente. 

Manifestación de trastornos psiquiátricos 

En esta etapa también se plantea la maduración de la corteza prefrontal, el área del cerebro responsable de la expresión de la personalidad, la toma de decisiones y la moderación del comportamiento social.  

Las personas que tienen una predisposición genética para padecer enfermedades y desórdenes psiquiátricos —muchas de las cuales implican disfunciones de la corteza prefrontal— no manifiestan los síntomas hasta que ésta madura; motivo por el que durante la adolescencia salen a la superficie condiciones como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la depresión

Cuidado del cerebro adolescente 

Por lo susceptible que es el cerebro en desarrollo de un adolescente es recomendable que los padres estén atentos a los muchachos; procurar una vida familiar empática y asertiva.  

Los neurólogos recomiendan que las familias hagan un hábito comer todos juntos, al menos, cinco veces a la semana. Según los estudios realizados, esto disminuye la probabilidad de que los chicos prueben el tabaco y consuman marihuana o alcohol. 

Es prudente que el adolescente sea vacunado contra la meningitis y evitar cualquier conmoción cerebral, ya que una lesión en la cabeza, producida, por ejemplo, al realizar deporte, puede causar cambios en el pensamiento, la memoria y el lenguaje, así como conducir a epilepsia, enfermedad de Parkinson y otras enfermedades neurológicas. 

Las horas de sueño son otro aspecto a cuidar: el adolescente debe dormir un promedio de nueve horas; aunque ahora entre video juegos y dispositivos móviles suelen desvelarse demasiado.  

No dormir adecuadamente repercute sobre todos los aspectos de la vida de un adolescente, desde su capacidad para prestar atención en clase hasta su estado de ánimo, pues lo predispone a condiciones de tristeza y depresión, además de afectar negativamente el rendimiento deportivo de los adolescentes.  

Entrenamiento con NeurOptimal®  

Durante la adolescencia el entrenamiento cerebral con técnicas como el neurofeedback dinámico le ayudará a pasar por esta etapa mucho más concentrado, relajado y menos predispuesto a alteraciones emocionales propias de la edad. Con lo que los conflictos con padres y maestros tenderán a disminuir. Asimismo, le brindará la posibilidad de dormir más y mejor, acorde a sus necesidades fisiológicas.  

NEURODOZA | CITAS

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