Todo lo que llega a nuestro organismo —alimentos, bebidas o incluso tóxicos— tiene una repercusión en todo el cuerpo incluyendo el cerebro. En algunos casos, estos elementos benefician su funcionamiento y lo mantienen saludable; en otros, lo dañan de tal forma que sus funciones pueden verse comprometidas.
Ingerir determinados alimentos —lo hemos escrito antes— otorga nutrientes esenciales que, diariamente, son necesarios para que se cumplan correctamente todas las actividades del sistema nervioso, encargado de guiar el funcionamiento de cada célula del cuerpo.
Y aunque al cerebro le gustan los azúcares y le son necesarios los carbohidratos para tener energía, no olvidemos que el 60% del cerebro está formado por grasa. Ahí la necesidad que tenemos de consumir grasas diariamente, aunque ¡cuidado! Las grasas a las que nos referimos son las conocidas “grasas buenas” o “saludables. Nos referimos a los ácidos grasos omega 3.
Ácidos grasos Omega 3
Una dieta baja en ácidos grasos, nos hace propensos a sufrir un desgaste acelerado en el cerebro, lo que podría minar nuestras capacidades cognitivas. Es por ello que se vuelve fundamental consumir alimentos que contengan ácidos grasos poliinsaturados omega 3 de cadena larga EPA y DHA; éstos desempeñan un papel fundamental en la salud cerebral.
Estos ácidos grasos, conocidos como omega 3, se encuentran en todas las membranas celulares y son importantes componentes de las estructuras cerebrales. En particular, el ácido decosahexaenoico (DHA) representa el 97% de todos los ácidos grasos omega 3 presentes en el cerebro.
Omegas DHA
La función del DHA en el tejido cerebral es ayudar a que las neuronas se comuniquen mejor entre sí al transmitir mensajes y hacer conexiones. Gracias a ello podemos recordar cosas importantes, así como aprender nuevos conocimientos.
Estos elementos, forman parte de las membranas celulares y resultan necesarios para el crecimiento y la reparación de las células. Además, el cuerpo los utiliza para producir otros compuestos y también son los precursores de algunas sustancias implicadas en la regulación de la presión arterial, la respuesta inflamatoria y la coagulación sanguínea.
El profesor de neurocirugía Fernando Gómez Pinillas, colaborador de la Universidad de UCLA, tras diversos estudios ha llegado a la conclusión de que las dietas ricas en DHA son saludables para el cerebro y mantienen las funciones cognitivas, además mejorar el humor y la conducta.
Fuentes de DHA
Entre los alimentos que debemos incluir en nuestra dieta cotidiana para suministrar al cerebro de DHA se encuentran: el pescado, especialmente los pescados azules (salmón, sardina, boquerón, caballa, etc); leches, yogures y huevo. También se pueden obtener por medio de suplementos de ácido graso como aceites de pescado, aceite de krill o microalgas.
Los omegas EPA
El ácido eicosapentaenoico (EPA) es un ácido graso poliinsaturado esencial de la familia omega 3. Este compite con el DHA a nivel neuronal y está relacionado con menor predisposición a la depresión o síndrome de déficit de atención.
Al igual que el DHA, el EPA se almacenan principalmente en las membranas celulares del cuerpo formando fosfolípidos y esfingolípidos, que pueden liberarse posteriormente para realizar diferentes funciones biológicas.
Este tipo de ácidos grasos están presente en pequeñas cantidades en alimentos vegetales como los frutos secos, semillas y los aceites vegetales como soja o lino. Cuando llega al organismo se oxida para obtener energía, quedando una cantidad muy pequeña para transformarse en EPA y de ésta otra pequeña cantidad se convierte en DHA. También se encuentran en el alga espirulina.
Investigaciones publicadas en el National Center for Complementary and Integrative Health (NIH), aseguran que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, como EPA, DHA, y sus metabolitos influyen en la expresión génica, estrés oxidativo, flujo sanguíneo cerebral, niveles de neurotransmisores y otros procesos relacionados con el cerebro, como la producción de nuevas neuronas.
Ante el déficit de omega 3 las funciones cognitivas se ven mermadas. Una manera de prevenir este deterioro prematuro es a través del entrenamiento cerebral por medio de NeurOptimal® el cual mejora ayuda a mejorar la “agudeza mental”, la atención, la planificación y memoria.