Ataques de pánico y neurofeedback dinámico
Laura sólo iba a comprar la despensa de la semana, estaba en el pasillo de los cereales cuando esa sensación de muerte la abrazó: un sudor frío le recorrió la espalda, su corazón se aceleró tanto que creyó que iba a morir, el aire le faltaba y de su garganta no podía salir ni un lamento o palabra para pedir ayuda.
Luego de diez larguísimos minutos, tras de que el gerente del establecimiento le ayudara a tranquilizarse, Laura salió directo a la sala de urgencias del hospital porque estaba segura que le había dado un infarto; aunque para entonces ya no tenía síntoma alguno. Los médicos le realizaron estudios y no encontraron rastro de ningún daño cardíaco ni padecimiento.
Pero este no fue el único episodio de este tipo para Laura. El segundo ataque sucedió en su auto, cuando iba rumbo a la escuela de sus hijos. La angustia regresó como de la nada, sintió una opresión en el pecho y le faltaba el aire, se mareó y sintió náuseas… creyó que estaba muriendo.
Luego de éste siguieron otros ataques con las mismas características, cada vez más frecuentes. Laura comenzó a evitar salir de casa por si “le daba uno de esos ataques”. Ya no salía sola, ya no hacía las cosas que antes solía hacer, ni siquiera aquellas que le gustaban tanto como ir a bailar con sus amigas.
Incluso tenía una ruta rápida de su casa a la sala de urgencias del hospital donde, por supuesto, ya había estado varias veces, creyendo que lo que le sucedía era un infarto. En el hospital, cada vez, los médicos le aseguraban que no era un infarto, que lo que ella tenía seguramente era estrés. Pero ninguno de ellos la canalizó a una atención profesional que pudiera ayudarla ni con el estrés ni con los síntomas de lo que, ahora sabe, son ataques de pánico.
¿Qué es un ataque de pánico?
Un ataque de pánico se define como una experiencia de intenso miedo, que aparece de forma súbita y va acompañado de ciertos síntomas físicos. La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez —en un máximo de diez minutos— acompañándose de una sensación de peligro o de muerte inminente.
Quienes los padecen en cualquier momento pueden comenzar a sentir los síntomas sin una razón específica; aunque en realidad hay factores que pueden predisponer a que las crisis de pánico sucedan.
Este tipo de crisis también suelen ser consecuencia de los trastornos de ansiedad generalizada. Este trastorno lleva al extremo los momentos de ansiedad, pero sobre todo causa que quien los padece se mantenga ansioso, más por el ataque mismo que por lo que cause el ataque.
Síntomas del ataque de pánico
Para considerar que se está sufriendo un ataque de pánico se deberán contemplar en cada ocasión al menos cuatro de los siguientes síntomas*:
- Palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca.
- Sudoración.
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de ahogo o falta de aliento.
- Sensación de asfixia.
- Opresión o malestar torácico.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Inestabilidad, mareo o sensación de pérdida de conciencia.
- Sensación de irrealidad o de estar separado de uno mismo.
- Miedo a perder el control o volverse loco.
- Miedo a morir.
- Sensación de adormecimiento y hormigueo.
- Escalofríos o sofocos.
Las personas que sufren ataques de pánico muy frecuentemente desarrollan ansiedad anticipatoria ante la posibilidad de tener nuevos ataques de pánico. Esto es, tienden a desarrollar “miedo al miedo”.
¿Cuáles son las causas de un ataque de pánico?
Aunque no se conocen con certeza las causas de los trastornos de pánico, existen diversas teorías al respecto. En su mayoría se encaminan hacia el factor mixto de la predisposición biológica, las características familiares y el marco de creencias de cada sujeto.
Además, existe antecedentes en algunos casos de eventos estresantes en particular (muerte de una persona significativa, ruptura matrimonial, quebranto económico, mudanza a otra ciudad o país, aborto, etc.), que generan la sensación de sentirse sobrepasado. A partir de ese momento, se encuentran más vulnerables a la aparición del primer ataque.
Los estudios neurocientíficos atribuyen al pánico a un problema bioquímico en el que intervienen los neurotransmisores como el ácido gama aminobutírico (GABA), la serotonina y la norepinefrina, que podrían estar involucrados en el desarrollo de este tipo de trastornos.
Estos neurotransmisores están involucrados, justamente, con la respuesta natural del miedo, y habrán sufrido un desequilibrio o alteración en algún momento de la vida de las personas que sufren los ataques de pánico.
Los análisis psicofisiológicos han señalado que estos ataques de pánico se deben a la interacción entre estímulos desencadenantes que provocan cambios fisiológicos o cognitivos (estrés, esfuerzo físico, respuestas emocionales intensas…) y, los procesos perceptivos y de asociación de cada sujeto. La combinación de estos factores sería, por tanto, la causa de la reacción de pánico.
¿Cómo ayuda NeurOptimal® en caso de ataque pánico?
El entrenamiento con neurofeedback dinámico es útil pues ayuda a manejar mejor el estrés, a encontrar niveles de mayor calma y confortado. Al lograr un estado de calma se permite a las personas la disminución de los niveles de ansiedad logrando con ello poder afrontar los pánicos paulatinamente hasta disminuir los síntomas.
Con un entrenamiento de Neurofeedback dinámico constante se puede aprender a “apagar” las condiciones cerebrales de ansiedad y reemplazarlas por las que promueven la calma y relajación.
El Neurofeedback dinámico consiste en estimular la autorregulación del cerebro para lograr su funcionamiento óptimo. Este entrenamiento mejora las funciones del Sistema Nervioso Central y, por consiguiente, la salud mental, favoreciendo el desarrollo intelectual, el control emocional y la estabilidad fisiológica del individuo.
*Es importante que se descarte cualquier otro padecimiento médico que pueda causar alguno de estos síntomas.