Así dañan las drogas a nuestro cerebro, no importa si son sustancias legales o no, los efectos son negativos a corto y largo plazo.

Pensar en drogas suele evocarnos sustancias tóxicas ilegales, y en su mayoría pudiera tratarse de ello; pero en general, cuando se trata el tema se debe enfocar hacia las sustancias psicoactivas con un alto potencial de daño. De éstas se encuentran los productos legales y los ilegales.  

Las sustancias psicoactivas son medicamentos u otros componentes que afectan el funcionamiento del encéfalo y provocan cambios en el estado de ánimo, la percepción, los pensamientos, los sentimientos o el comportamiento.  

Algunas de estas sustancias son el alcohol, la cafeína, la nicotina, la marihuana y ciertos medicamentos analgésicos opioides. Muchas drogas ilegales también tienen este potencial: LSD, cocaína, anfetaminas, etc. También conocidas como sustancias psicotrópicas.  

El consumo habitual 

El consumo habitual de sustancias psicoactivas nos lleva a un estilo de vida en el que es fácil perder el control; donde podemos asumir conductas de riesgo, entrar en círculos de violencia e incluso tener finales trágicos. La historia está llena de ejemplos…  

Y es que estas fórmulas contienen moléculas capaces de entrar en nuestro cerebro, saltándose las barreras celulares protectoras que lo rodean, hacen que nuestra manera de pensar, de sentir y de comportarnos sufra un cambio radical, alterando físicamente nuestro sistema nervioso. 

El consumo habitual de estas drogas, por inocuas que parezcan, tiene efectos directos en nuestro cerebro y son capaces de modificarlo, al grado de causarle daños que pueden ser irreversibles.  

Así dañan las drogas a nuestro cerebro 

Cada tipo de droga tiene su propia forma de actuar en el cerebro. En general hay una serie de fenómenos neuropsicológicos que casi todas las adicciones presentan. Estos se reflejan en el cambio en el encéfalo de quien consumo sustancias psicoactivas, y aquí te presentamos algunos de esos daños.  

1. Muerte de células cerebrales  

Cuando son consumidas de manera frecuente o en grandes dosis, muchas drogas facilitan la muerte de células nerviosas (neuronas) en mayor cantidad de lo que resultaría un proceso normal.  

Esto se vincula con los cambios en el funcionamiento del sistema nervioso provocado por la entrada de sustancias psicoactivas dentro del cerebro. El cerebro es incapaz de asumir la presencia de las moléculas químicas que entran a él en gran cantidad, se intoxica y así comienzan a morir las neuronas.  

Se suma al daño de la propia droga, el estilo de vida poco sano que suelen llevar los consumidores de estas sustancias, con excepciones. La gente no duerme, como poco, acompaña las drogas químicas con alcohol o tabaco, tiene prácticas sexuales de riesgo, etc. Todo ello son hábitos que dañan el cerebro de forma individual…  

2. Hiperexcitabilidad en el síndrome de abstinencia 

Quienes han desarrollado una adicción a cualquiera de estas sustancias o más de una, no pueden pasar muchas horas sin consumirlas, de lo contrario comienzan a experimentar el síndrome de abstinencia.  

Este síndrome genera un malestar físico generalizado, al que se suma un malestar psicológico que urge a las personas a consumir una dosis más, lo más pronto posible. A nivel neuropsicológico implica que la corteza cerebral entra en un estado de hiperexcitabilidad, dado que “saltan alarmas” en el cuerpo y se prioriza la búsqueda inmediata del consumo.  

Bajo este estado se genera ansiedad y estrés, así como sensibilidad a estímulos que en otras condiciones habrían pasado desapercibidos. Las personas reaccionan de manera intensa ante cualquier señal que detecte en su entorno.  

Incluso, las modificaciones que sufre el cerebro con el consumo habitual continuado de estas drogas pueden ser tan profundo que el simple hecho de dejar de consumir produce riesgo de problemas médicos añadidos, pues el cerebro está tan acostumbrado a la sustancia correspondiente que ya no puede funcionar sin ella (especialmente hablamos de drogas altamente adictivas). 

3. Desbalance en la producción de neurotransmisores 

Frente a una adicción el cerebro se va acostumbrar a funcionar, de facto, asumiendo que esta sustancia psicoactiva está presente en sus redes neuronales. Sin embargo, eso no significa que se adapte bien esa manera de funcionar.   

Como al consumir se producen cambios bruscos (de cuestión de segundos o de muy pocos minutos) en la cantidad y tipo de moléculas que hay en el sistema nervioso, el cerebro sufre vaivenes constantes y le cuesta adaptarse a ese ritmo. 

Estos rápidos cambios dan lugar a reacciones en cadena que nos afectan a muchos niveles: perjudicando nuestra capacidad de concentración, afectándonos negativamente a nivel emocional, etc. 

4. Daño en el sistema de recompensas 

La mayoría de las drogas adictivas, directa o indirectamente, atacan al sistema de recompensas del cerebro, inundando el circuito con dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que se encuentra en las regiones del cerebro que regulan el movimiento, la emoción, la motivación y los sentimientos de placer. 

Cuando se activa a niveles normales, este sistema recompensa nuestros comportamientos naturales. Sin embargo, la sobrestimulación del sistema con drogas produce efectos de euforia, que refuerzan fuertemente el consumo—y le enseñan al usuario a repetirlo. 

Cada vez que se activa este circuito de recompensa, el cerebro nota que está sucediendo algo importante que necesita recordar, y nos enseña a hacerlo una y otra vez sin pensar en ello. Debido a que las drogas adictivas estimulan el mismo circuito, aprendemos a abusar de las drogas de la misma manera. 

5. Cambio en las conexiones neuronales 

La adicción a las drogas da lugar al proceso de habituación o resistencia. La persona que empieza a consumir cierta sustancia, cada vez necesitará más y más dosis, con mayor frecuencia cada vez, sólo de esta forma logrará los efectos placenteros iniciales y evitará el síndrome de abstinencia.  

Esto se debe a que, con el tiempo, las neuronas van tejiendo interconexiones entre sí, adaptándose a un contexto en el que la droga suele estar disponible en el organismo, a la vez que lo hace bajo el principio de que consumir más es el principal propósito de todo lo que ocurre en el cerebro. Es decir, el cerebro ya no puede “pensar” en otra cosa que no sea consumir la droga.  

Según su efecto en el Sistema Nervioso Central, las drogas pueden ser: 

  • Depresoras (provocan relajación. Disminuyen la actividad del sistema nervioso central reprimiendo las estructuras presinápticas y disminuyendo la función de los neurotransmisores). 
    -Sedantes /hipnóticos 
    -Opiáceos 
    -Neurolépticos 
  • Estimulantes (excitan las neuronas, lo que hace aumentar la cantidad de neurotransmisores): cocaína, cafeína, nicotina, anfetaminas, teobromina y teofilina. 
  • Perturbadoras (modifican la actividad psíquica y producen alteraciones en la percepción): alucinógenos (ketamina, LSD, hongos alucinógenos), Cannabis y derivados, drogas de síntesis (MDMA, cristal…) e inhalantes. 

El consumo de sustancias psicoactivas supone consecuencias perjudiciales para la salud a cualquier edad, pero }tiene peores consecuencias en la adolescencia debido a la plasticidad del cerebro, que no acaba de formarse hasta la adultez. 

Neurofeedback dinámico contra las drogas 

En las dos últimas décadas se ha investigado el uso del neurofeedbak como una técnica de apoyo y refuerzo de técnicas terapéuticas tradicionales en el tratamiento de personas que sufren de algún tipo de adicción, desde drogas a tabaco o alcohol. 

El neurofeedback dinámico puede intervenir en el cerebro de forma inocua para ayudar en el proceso de desintoxicación en tratamientos de adicción a cualquiera de estas sustancias, disminuyendo los síntomas del síndrome de abstinencia y el deseo de consumir más.  

El uso de neurofeeback dinámico no sólo ayuda a reconstruir enlaces neuronales estables, a regular de nuevo la estabilidad emocional y a reforzarse mentalmente hacia el cambio y la toma de decisiones potenciando la motivación y la autoestima, sino que además puede suponer una disminución progresiva de la toma de medicamentos sedantes y antidepresivos.   

Además, puede ayudar a prevenir y controlar otras condiciones que detonan una adicción como el Trastorno por Déficit de Atención, un problema asociado y generalmente presente en este tipo de pacientes y que supone una gran barrera en cuanto al tratamiento exitoso de la adicción, ocasionando además un importante número de recaídas en un importante porcentaje.   

Lee también: Neurofeedback dinámico en el tratamiento contra las adicciones 

 
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