Estas 9 Claves para disminuir la ansiedad en el regreso a clases ayudarán a los niños a sentirse apoyados y libres de estrés.

Comenzar un nuevo año escolar, especialmente si ello implica cambios drásticos, suele resultar inquietante para los niños y jóvenes. Su capacidad de adaptación se pone a prueba frente a nuevos maestros, nuevos compañeros e incluso nuevos espacios o instituciones. 

Para algunos de ellos puede resultar estresante y producir ansiedad, ya sea por miedo a lo desconocido, vivencias traumáticas previas o el desapego a los padres, especialmente entre los más pequeños.  

A su vez, las diversas preocupaciones de los padres les hacen ignorar, involuntariamente, los sentimientos de nerviosismo de sus hijos, agudizando el estado de ánimo de éstos. 

Trabajar con anticipación en la creación de capacidades de resistencia y flexibilidad, y en la gestión de las emociones, puede ser beneficioso para la salud mental de toda la familia.  

Los padres pueden ayudar estimulándolos a expresar cómo se siente con respecto al regreso a clases y brindarles herramientas que les permitan adaptarse a esta nueva etapa y hacerla más llevadero el momento. 

Cómo ayudar a tus hijos en la vuelta a la escuela 

Aquí algunas claves de lo que pueden hacer juntos para sobrellevar el regreso a clases en armonía: 

1. Informarse es primero 

Si se trata de ingresar a una escuela nueva o espacio educativo, es conveniente que los padres se informen de la normativa, los horarios de entrada y salida, los accesos, así como todo aquello que los niños puedan vivir en la institución. De ser posible, llévelos a conocer su escuela y su aula previamente.  

Así podrán instruir a los niños para evitar sorpresas desagradables.  

2. Practicar la rutina 

Días antes del ingreso practiquen la rutina del primer día de clases. Irse a la cama a determinada hora, levantarse a la hora requerida. Organizar el material escolar (mochila, útiles, lonchera, etc.) y definir un lugar en el que deben acomodarse siempre.  

También sirve que los niños ayuden a planear los almuerzos nutritivos, pero que a la vez sean de su gusto. 

Si deben presentarse en la parada del autobús o caminar para llegar a la escuela, será muy útil hacer ese recorrido varias veces días antes.  

Estas prácticas favorecen la confianza y tranquilidad en los niños, disminuyendo la ansiedad frente a lo desconocido.  

3. La comunicación es vital 

La comunicación es muy importante para conocer las inquietudes de los hijos, tanto sus temores como preocupaciones e incluso los anhelos que para algunos significa ir a la escuela. Compartir la carga emotiva en familia facilita el proceso.  

4. Validar las emociones 

Si los niños sienten temor o angustia, evitemos juzgarlos o demeritar sus emociones. Al contrario, comparta con ellos sus propias experiencias de los primeros días de clases, hay que mostrar empatía.  

Hágales saber que está consciente de lo que están pasando, y que pueden contar con usted para ayudarlos en el proceso.   

5. Utilizar un lenguaje positivo 

Que el lenguaje que utiliza en la conversación no se enfoque en los aspectos negativos como el miedo o la ansiedad. Más bien sea positivo, con preguntas abiertas tipo: ¿qué sientes con respecto a la escuela? Esto en lugar de preguntar ¿tienes miedo? 

Pregunte: ¿qué es lo que más te entusiasma cuando comienzan las clases? ¿A cuál de tus amigos te alegrará más ver?  

6. Evitar generar expectativas 

Evite “prometer” que lo pasarán muy bien, que se divertirán o que la escuela es un lugar divertido. Las expectativas que se siembran en los niños en este tema (como en otros) no siempre llegan a cumplirse tal cual. A veces, no llegan a tener amigos desde la primera semana y su maestra no es tan graciosa como quisiera.  

7. Observar con atención 

Aunque se tenga toda la disponibilidad de aligerar el proceso a los niños, ellos tendrán su propio tiempo para procesar emociones. Debemos estar atentos a síntomas de estrés o ansiedad como:  

  • Irritabilidad.  
  • Llanto inexplicable. 
  • Autoaislamiento. 
  • Arrebatos de ira (berrinches). 
  • Cambios en el apetito. 
  • Alteraciones en el patrón de sueño.  

Igualmente, mantenga siempre el contacto con los maestros, en caso de que ocurra algo en la escuela que deba tomar en cuenta.    

8. Ser pacientes 

Los más pequeños, especialmente, tienen sus propios ritmos en la gestión de emociones. No siempre tienen las herramientas suficientes para entender lo que sienten y tampoco para expresarse. Hay que tener paciencia para ellos y también para uno mismo.  

Si las cosas les superan, pueden acudir a un profesional que les guie en el proceso. 

9. Apoyo con neurofeedback dinámico 

La práctica del neurofeedback dinámico puede ayudar a los niños a desarrollar mayor flexibilidad para adaptarse al nuevo entorno. Así también les brinda estos beneficios:  

  • Menor ansiedad. 
  • Mejor enfoque. 
  • Mayor concentración. 
  • Motivación hacia el aprendizaje. 
  • Mejora de la memoria. 
  • Autoconfianza. 
  • Estimulo de la creatividad. 
  • Disminución de miedo por desapego. 

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