¿Sabías que el 25% de la población sufrirá o ha sufrido un ataque de pánico, derivado de la ansiedad, alguna vez en la vida?
El ataque de pánico es producto, en primera instancia, de estados de ánimo ansiosos, pero también suele ser un signo distintivo del trastorno de ansiedad generalizada. Un padecimiento que hoy en día es cada vez más frecuente.
La ansiedad es una emoción común y normal que se despierta en las personas cuando enfrentan una situación estresante y/o de incertidumbre. Esta emoción es útil en cuanto nos permite adaptarnos a la vida.
Estar ansiosos nos ayuda a mantenernos alertas, ser más productivos y a realizar tareas de manera eficiente.
Sin embargo, la ansiedad también puede ser un obstáculo para la vida cotidiana. Es frente a este tipo de ansiedad cuando aparecen síntomas físicos y emocionales sin motivo aparente que nos paralizan y merman nuestra calidad de vida.
El nivel de respuesta frente al estrés aparece sin verdaderos motivos aparentes, o bien el nivel de ansiedad ante un acontecimiento es totalmente desproporcionado respecto al peligro real que supone. Entonces se diagnostica el trastorno de ansiedad.
Las emociones presentes en los trastornos de ansiedad van desde el simple nerviosismo a episodios de terror o pánico.
Una persona ansiosa debe lidiar diariamente con situaciones como:
- Respuestas extremas a situaciones que no lo ameritan: miedo, tristeza, angustia.
- Incapacidad de controlar su reacción frente a acontecimientos pequeños o grandes, los hechos le perturban de manera constante y exagerada.
- Miedo a salir a la calle por temor a vivir una experiencia ansiosa en un lugar que no considera seguro.
- Dependencia emocional hacia otras personas, que pueda servir de apoyo durante un momento ansioso.
- Sentimiento de culpa por su incapacidad de resolver, por sí misma, el trastorno de ansiedad.
- Constantemente se siente incómoda, nunca puede experimentar un estado de completa calma.
- No puede evitar culparse todo el día por algo inapropiado que dijo o hizo.
- Pensamientos rumiantes le rondan de manera constante y le perturban.
- La persona ansiosa duda de sí misma de manera permanente.
- Le cuesta no precipitarse en pensamientos sobre el futuro o en el pasado, y no dedica suficiente atención al presente.
- Sufre de insomnio y su pensamiento tiene mayor actividad por las noches, justo antes de dormir.
- Cualquier cosa hace que la ansiedad se dispare potencialmente, por lo que tratas de estar alerta en contra de la ansiedad la mayor parte de la vida.
- Su cerebro no deja de preocuparse ni de recordar cada cosa que deben hacer.
- Constantemente dudan si hicieron aquello que debían hacer, desde poner el seguro en la puerta hasta alimentar al perro.
- Les preocupa ser una carga para las personas que aman.
- Vivir constantemente agotada. La ansiedad es física, mental y emocionalmente agotadora.
- Sufren la incapacidad de desconectarse y relajarse.
- Tardan una eternidad para hacer algo porque están perdidas dentro de su propia cabeza.
- No pueden confiar en su propio cerebro y temen estar volviéndose locas.
- Generalmente son pesimistas y asumen la realidad una actitud así que les amarga.
- Viven constantemente con miedo, e incluso con miedo al miedo mismo.
- La incapacidad de disfrutar la vida les lleva a un estado constante de frustración.
- Pensar que es terrible tener ansiedad, que no se pasará nunca, que va a hacer que tu vida se vaya al traste.
Lidiar con la ansiedad con NeuroDOZA
El neurofeedback dinámico de NeurOptimal® con el que trabaja NeuroDOZA es un apoyo adicional tanto al tratamiento conductista como al tratamiento de base de la ansiedad.
Debido a que el cerebro aprende a reaccionar de determinada manera frente a la ansiedad, también puede desaprender. Una terapia cognitiva, por ejemplo, puede ayudar al paciente a identificar los pensamientos irracionales que le producen temor o sensación de amenaza, y le entrena para encontrar opciones a esos pensamientos, de forma más adaptativa y saludable.
Además, ante las exigencias de la situación que se experimenta en la ansiedad, el cerebro tiene que modificar su adaptación, lo que no siempre es posible de la manera acelerada que el contexto le exige. Para facilitar la corrección del funcionamiento cerebral, el neurofeedback dinámico se ha identificado como una herramienta fundamental, pues ayuda al cerebro a adaptarse al nuevo entorno de manera natural. A través de las sesiones en Neurodoza se habla directamente al cerebro en un lenguaje comprensible y directo, y se le comunica lo que no está haciendo correctamente para que pueda corregirlo.
También podemos considerar al neurofeedback dinámico como una excelente manera de rehabilitación cognitiva y útil para acelerar los cambios que se dan otras terapias psicológicas, pues actúa en el sistema nervioso central y por lo tanto ayuda a evolucionar a nivel físico, mental y emocional.
El innovador sistema NeurOptimal con el que trabajamos, corrige la actividad cerebral basándose única y exclusivamente en la plasticidad cerebral propia de cada uno. Al ser un método de auto-regulación y auto-regulación cerebral, le comunica al cerebro aquello que no va bien o no funciona adecuadamente y éste reacciona, sabiendo perfectamente lo que tiene que hacer reorganizándolo.
Al ser un método no invasivo y seguro, puede ser utilizado por todo tipo de personas de cualquier edad y condición.
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