Hoy tenemos algunos datos que nos dicen qué efectos tiene la gratitud en nuestro cerebro, con motivo del Día de Acción de Gracias en Canadá, te lo contamos aquí.

Este lunes en Canadá se celebra el Día de Acción de Gracias, una tradición que tiene su origen en 1578, cuando el expedicionario Martin Frobisher, en su último viaje, llevó a cabo una ceremonia formal para dar gracias a Dios. Años después la tradición de la fiesta continuó a medida que fueron llegando más habitantes a las colonias de este país y hoy es una fecha significativa que suele unir a familia y amigos.

El agradecimiento, es además de un acto de humildad y reciprocidad para con otros, un valor que beneficia nuestra salud, tanto física como psicológica. Asimismo, la ciencia ha demostrado que la gratitud tiene efectos benéficos y que ser agradecidos diariamente reconfigura el cerebro para mejorar la salud y aumentar la felicidad.

Muchos estudios durante la última década han encontrado que las personas que conscientemente cuentan sus bendiciones tienden a ser más felices, menos deprimidas y más saludables.

Mapeo cerebral de la gratitud

Hace algunos años un equipo de neurocientíficos logró mapear cómo el cerebro humano experimenta la gratitud. Gracias a los testimonios de personas que sobrevivieron al Holocausto nazi se descubrió que cuando nos sentimos agradecidos se activan áreas cerebrales vinculadas con la cognición moral y los juicios de valor subjetivos.

De acuerdo con Glenn Fox, investigador del Brain and Creativity Institute de la University of Southern California se descubrió que cuando sentimos la gratitud, en el cerebro se activan las áreas responsables de los sentimientos de recompensa, de la cognición moral, de los juicios de valor subjetivos, de la equidad, de la toma de decisiones económicas y de la autorreferencia.

Estas áreas incluyen la  corteza prefrontal ventral,  la corteza prefrontal dorsomedial, así como el cortex del cíngulo anterior. En general, la corteza prefrontal, parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro, está involucrada en la planificación de comportamientos cognitivamente complejos, en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social correcto en cada momento. El córtex del cíngulo anterior, por su parte, ha sido vinculado a la empatía y las emociones.

Así, la gratitud se refleja en esta actividad cerebral que teje redes neuronales vinculadas con nuestro comportamiento social.

Dar gracias activa el metabolismo

Por otro lado, un estudio realizado en la Universidad de Harvard nos dice que cuando se escriben razones por las que se está agradecido o se dicen en voz alta, el cerebro se impacta de forma notable y además mejora ciertas funciones en el organismo que tienen que ver con dormir, comer y beber, activando el metabolismo y reduciendo los niveles de estrés.

Esto se vincula con que la gratitud cotidiana puede remodelar las vías neuronales y reconectar el cerebro para que piense de forma más positiva, aumentando así su capacidad para manejar situaciones desafiantes y difíciles, manejar la depresión y disminuir el dolor físico.

Un hipotálamo agradecido

Según una investigación publicada en la revista Cerebral Cortex, sentir gratitud o realizar actos de bondad estimula el hipotálamo (la parte de nuestro cerebro que regula una serie de funciones corporales, incluido el estrés); inundando el cerebro con una sustancia química llamada dopamina que produce la sensación de bienestar, felicidad, placer y vitalidad.

También expresar gratitud fortalece nuestro cuerpo y nuestro cerebro al reducir el cortisol, la hormona del estrés.

 

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