El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad que nos deja mudos bajo ciertas circunstancias y lapsos, producto de condiciones complejas pero que no tienen que ver con la imposibilidad de hablar.

La pequeña Lucy no paraba de hablar en casa, pero el día que ingresó al colegio simplemente de su boca no salió una palabra. La maestra ha comentado a los padres que no estaba advertida sobre la condición “especial” de Lucy; les preguntó si la niña era muda desde el nacimiento. Los padres, por supuesto, se han quedado asombrado de lo que la profesora dice: ¿Cómo que muda?  

Extrañados han vuelto a casa con la pequeña, y aunque no se ha mostrado extraña, apenas responde a sus preguntas con gestos y gruñidos. Ya se le pasará, seguro será cosa de timidez por el primer día de escuela, pensaron. 

Pero la siguiente jornada escolar tampoco ha dicho una sola palabra, ni a los compañeros, ni a la maestra y mucho menos a la directora, que es donde terminó luego de pasar el día sin responder una sola pregunta.  

Los profesores han creído que es una niña consentida, con mala crianza, o quizá sólo demasiado tímida, pero no pueden tenerla en el salón de clase sin la interacción requerida.  

Por su parte, los padres de Dany han tratado de entender el comportamiento de la pequeña, aunque recuerdan que no es la primera vez que actúa como “muda”. Cuando la llevaron de vacaciones nunca la vieron conversar con otros niños ni persona alguna. Aun cuando regresaron del viaje, la cría no habló con nadie en un par de semanas, con los padres apenas respondía con monosílabos. 

El extraño comportamiento de la niña en las horas de clase ha hecho que los padres acudan con un especialista, quien luego de hacer algunas preguntas y observar el comportamiento de Lucy, ha determinado que podría estar experimentando mutismo selectivo.  

¿Qué es el mutismo selectivo?  

El mutismo selectivo es una afección por la cual un niño siendo físicamente capaz de hablar, deja de hacerlo súbitamente. Este enmudecimiento a menudo en la escuela o en contextos sociales, aunque muy baja frecuencia.  

Situado en el 1% de la población, el mutismo selectivo se presenta en la infancia antes de la edad escolar (alrededor de los cinco años) y, con mayor número de casos entre las niñas. 

No obstante, se desconocen las causas por las que un individuo, perfectamente apto para hablar, deja de hacerlo. Los expertos coinciden en que los niños con mutismo selectivo pueden haber heredado una tendencia hacia la ansiedad y la inhibición. Esto se puede tratar de una fobia o miedo extremo.  

Los padres pueden creer que el niño ha “decidido” no hablar, pero en realidad los pequeños son incapaces de hacerlo en ciertos contextos.  

Causas del mutismo selectivo 

Explorando los antecedentes familiares, algunos casos han evidenciado un historial familiar de mutismo selectivo, timidez extrema o trastornos de ansiedad, lo que incrementa el riesgo de sufrir problemas similares incluyendo, por ejemplo, la fobia social.  

Y aunque las causas no son del todo claras, y pueden estar relacionadas con un expediente familiar previo, existen algunos factores de riesgo que llevan al mutismo selectivo. Estos factores pueden ser predisponentes, precipitantes y de mantenimiento:  

a) Factores predisponentes 

  • Estilo educativo de los padres autoritarios o sobreprotectores.  
  • Red social deficitaria: ausencia de vínculos emocionales con familiares cercanos.  
  • Psicopatología de los padres: depresión, trastornos del consumo de sustancias, etc.  
  • Enfermedades graves en progenitores o familiares, que hagan sentir impotencia al niño.  
  • Fobia social o alto grado de timidez en los progenitores o cuidadores principales.  
  • Baja autoestima o falta de confianza, así como exceso de autocrítica. 
  • Falta de habilidades de afrontamiento. 

b) Factores precipitantes 

  • Comienzo de la educación formal o cambio de contexto.  
  • No haber tenido una relación cercana con niños antes de la incorporación a un nuevo centro educativo.  
  • Exposición forzada a nuevas personas y situaciones. 

c) Factores de mantenimiento 

  • Dar respuestas de escape, es decir de huir de la situación.  
  • Sobreprotección por parte de las personas cercanas.  
  • Problemas en el ámbito familiar o personal, que aumentan la ansiedad y con ello el mutismo selectivo. 

Asimismo, se considera que los individuos con mutismo selectivo pueden tener una vulnerabilidad a nivel neuropsicológico. Aunque no se han observado resultados concluyentes, el mutismo selectivo podría relacionarse con trastornos del lenguaje expresivos. Sin embargo, según el Manual DSM-5, uno de los requisitos para diagnosticar mutismo selectivo es que no esté presente ningún trastorno de la comunicación. 

¿Cómo identificar el mutismo selectivo? 

Del mismo modo, se considera que el mutismo selectivo es una variable de trastorno de ansiedad. Este trastorno se manifiesta con retraimiento, inhibición, timidez extrema o conductas de evitación, y una alta frecuencia de síntomas internalizantes.  

Estos últimos se refieren a comportamientos caracterizados por un bajo control de las emociones, dificultades en las relaciones interpersonales, en el respeto de las reglas, irritabilidad y agresividad.  

Las dificultades de tipo internalizante por su parte, se pueden relacionar con somatizaciones, inseguridad, dependencia, marcada timidez, miedos, fobias, tristeza, preocupación, inestabilidad del estado de ánimo, obsesiones, etc. Estas características psicológicas coinciden con otros trastornos de ansiedad. 

Para diagnosticar el mutismo selectivo se deben identificar algunas de las siguientes señales:  

  • Fracaso constante para hablar en situaciones sociales específicas en las que se espera que hable a pesar de hacerlo en otras circunstancias.  
  • La alteración interfiere con el rendimiento escolar o laboral o la comunicación social.  
  • La duración de la alteración es, de por lo menos, un mes.  
  • El fracaso para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del lenguaje hablado requerido en la situación social.  
  • El mutismo no se explica por la presencia de un trastorno de comunicación y tampoco por causas del trastorno del espectro autista, esquizofrenia u otro trastorno psiquiátrico. 

Tratamiento del mutismo selectivo 

Como otros casos en los que está de por medio el trastorno de ansiedad, el mutismo selectivo puede abordarse desde una postura multidisciplinaria, abarcando terapia conductual con exposición controlada.  

La presión usualmente exacerba el problema, así que el terapeuta trabaja gradual y sistemáticamente, usando refuerzos positivos, para aumentar la confianza del niño y centrarse en los entornos dónde el niño tiene problemas para hablar. El terapeuta también trabaja con los padres para enseñarles a aplicar estas técnicas en los entornos de la vida diaria. 

A algunos niños también se le puede recetar medicamentos que combaten la ansiedad si su mutismo selectivo es severo, o se les puede recetar medicamentos adicionales si no logran una mejoría con la terapia conductual. 

NeurOptimal® y Mutismo Selectivo

Pero una opción mucho menos invasiva y no medicamentosa, igualmente efectiva en apoyo al tratamiento es el neurofeedback dinámico de NeurOptimal, que trabaja con la plasticidad neuronal en busca de una autorregulación cerebral que permita manejar mejor la ansiedad.  

Al sentir menos ansiedad es más fácil trabajar con técnicas de afrontamiento propias del conductismo y elimina la inhibición que suele ir asociada.  

Eso se consigue reduciendo la hiperactivación cortical propia de los trastornos de ansiedad, lo que permite a la corteza cingular procesar los estímulos sin una excesiva interferencia perceptiva, como se ha explicado en la sección dedicada al estrés. 

NEURODOZA | CITAS | RENTA DE EQUIPO 

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