Sus efectos devastadores nos llevan a preguntarnos: cómo puede dañar el COVID 19 al cerebro, qué consecuencias tendrá en quienes se recuperen, cuáles los cuidados que debemos tener frente al virus.
No ha pasado un año de su aparición, pero ya podemos conocer muchos de los efectos perjudiciales del Sars-CoV-2, virus que provoca la enfermedad COVID 19. La ciencia ha podido conocer las características fundamentales del virus y los daños orgánicos que puede provocarnos, más allá de los evidentes, y entre ellos se encuentran afectaciones en el sistema nervioso central.
Se estima que en 50% de los casos de COVID 19 se ha experimentado problemas neurológicos de diversa índole, concentrados bajo el término encefalopatía, por tratarse de algún tipo de daño cerebral, según el caso.
De acuerdo con unos 300 estudios realizados en todo el mundo, existe una prevalencia de anomalías neurológicas en pacientes con COVID 19, que incluyen desde síntomas leves como dolores de cabeza, pérdida del olfato (anosmia) y sensación de hormigueo (acroparestesia), hasta resultados más graves como afasia (incapacidad para hablar), convulsiones y derrames cerebrales. Incluso, algunas secuelas del daño neuronal podrían manifestarse con depresión.
Y aunque en el inicio de esta pandemia ha sido difícil identificar con claridad los casos en los que el coronavirus presenta signos de daño cerebral, cada vez hay más claridad respecto a este riesgo.
Hipoxia Feliz
La mayoría de los investigadores creen que el efecto neurológico del virus es un resultado indirecto de la falta de oxígeno en el cerebro (la “hipoxia feliz” exhibida por muchos pacientes) o el subproducto de la respuesta inflamatoria del cuerpo (la famosa “tormenta de citocinas”).
La hipoxia feliz o silenciosa se presenta en pacientes con COVID 19 que evidencian niveles de oxígeno extremadamente bajos, que amenazarían su vida, pero sin signos de disnea o dificultad para respirar, lo que compromete severamente la oxigenación neuronal.
A medida que los niveles de oxígeno disminuyen en los pacientes con COVID-19, el cerebro no responde hasta que el oxígeno cae a niveles muy bajos, momento en el cual el paciente normalmente se queda sin aliento y las probabilidades del daño cerebral aumentan gravemente.
Recordemos que el cerebro consume el 20% del oxígeno corporal, lo que asegura la actividad neuronal, así como el funcionamiento del sistema nervioso, las glándulas, los músculos y los órganos.
El virus puede penetrar en el cerebro
Otros estudios consideran que el virus causa insuficiencia respiratoria y muerte no por daños en los pulmones sino por daños en el tronco encefálico, el centro de comando que garantiza que sigamos respirando incluso cuando estamos inconscientes.
Se cree que el virus puede penetrar la barrera hematoencefálica, una cubierta en el cerebro que normalmente lo protege de infecciones y lo mantiene a salvo. Así, el coronavirus estaría ingresando al sistema nervioso central y quedarse ahí para reactivarse en cualquier momento.
Sin embargo, los estudios aún son pocos y es necesario seguir monitoreando los casos de pacientes que tengan COVID 19 y que muestran algún signo mínimo de confusión —como síntoma inicial— para darle seguimiento al posible daño neuronal.
Daño cerebral en pacientes con COVID 19
De acuerdo con la revista Journal of Alzheimer’s Disease, que ha publicado una exhaustiva revisión de los efectos del COVID 19 en el sistema nervioso, se pueden identificar tres tipos de daño cerebral causado por esta enfermedad.
En la primera etapa, el daño del virus se limita a las células epiteliales de la nariz y la boca; los principales síntomas incluyen la pérdida transitoria del olfato y el gusto.
En la segunda, el virus desencadena un flujo de inflamación, llamado tormenta de citoquinas, que comienza en los pulmones y viaja por los vasos sanguíneos a través de todos los órganos del cuerpo. Esta tormenta de citoquinas lleva a la formación de coágulos de sangre que causan pequeños o grandes derrames en el cerebro.
Mientras que, en la última, un nivel explosivo de tormenta de citoquinas daña la barrera hematoencefálica, la capa aislante protectora de los vasos sanguíneos del cerebro. Como resultado, el contenido de la sangre, los marcadores inflamatorios y las partículas de virus invaden el cerebro y los pacientes desarrollan convulsiones, confusión, coma o encefalopatía.
Mejorar la condición neuronal después de COVID 19
Las certezas respecto al COVID 19 son pocas, aunque lo cierto es que hay indicios de este daño al sistema nervioso central es real, y su gravedad oscila en cada caso. Es por ello que el paciente debe ser monitoreado y llevar un control aún después de salir del hospital.
Asimismo, se recomienda seguir hábitos de salud y cuidado para el cerebro: practicar actividad física regular, mantener una alimentación completa en nutrientes, gestionar y minimizar el estrés, así como tener un descanso sostenido a través de medidas adecuadas de higiene del sueño.
Igualmente, se pueden implementar recursos para una recuperación de la plasticidad neuronal que mejore las capacidades cognitivas dañadas por esta enfermedad, como el neurofeedback dinámico de NeurOptimal®. Este interactúa con el cerebro en su propio lenguaje, para otorgarle más flexibilidad y un mayor poder de recuperación. Le proporciona los medios para que se autorregule restaurando la tranquilidad y la confianza para un mejor bienestar.
La función de neurofeedback Dinámico de NeurOptimal® es que ha sido diseñado precisamente para trabajar con el cerebro como un sistema dinámico y no lineal. Lo que le proporciona al cerebro la información necesaria para que se ajuste y reorganice llevándolo a un estado de mayor rendimiento y flexibilidad.
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