El tabaquismo y tu cerebro son una mala combinación, por una parte, porque el cerebro es el responsable de la adicción a la nicotina y, por otra parte, porque el cigarro daña las funciones cognitivas.  

Como otros hábitos dañinos, dejar de fumar es uno de los propósitos de Año Nuevo más recurrentes y más difíciles de lograr. Y es que, por legal que sea, no deja de tener en el cerebro el mismo efecto de cualquier otra droga.  

El cigarro produce dependencia, es decir un deseo dominante para continuar tomando la droga. Produce tolerancia, lo que hace que cada vez haga menos efecto y se tienda a aumentar la dosis para mantener la sensación que produce. Igualmente, si se deja de fumar se padece síndrome de abstinencia. Además, sus efectos nocivos repercuten en el individuo y en la sociedad.  

Asimismo, la dependencia que genera el cigarro se manifiesta en tres áreas: física, psicológica y social. La dependencia física que es la que nos compete en este momento está en estrecha relación con la nicotina que contienen los cigarros; ésta actúa a nivel cerebral.  

Mecanismo neurológico de la adicción a la nicotina 

De las diferentes formas de ingerir una droga, la inhalación es la más rápida en absorberse y llegar al cerebro. Otra peculiaridad de la inhalación es que el consumidor puede controlar la cantidad de droga que llega al cerebro, inhalando una cantidad mayor o menor y regulando la frecuencia de la inhalación.  

Así, la nicotina llega rápidamente al cerebro y actúa sobre las neuronas con receptores colinérgicos nicotínicos, excitándolas y aumentando su actividad. Esas neuronas están tanto en el sistema nervioso periférico como en el sistema nervioso central (cerebro).  

Sus efectos en el sistema nervioso periférico producen el aumento de la frecuencia cardiaca, el aumento de la presión sanguínea y el estrechamiento de los vasos sanguíneos cutáneos, entre otros. Mermando con ello la oxigenación del cerebro  y con ello sus funciones cognitivas. 

Fumar acelera el proceso de envejecimiento del cerebro y puede empeorar la capacidad para tomar decisiones y resolver problemas, según un estudio publicado esta semana en la revista Molecular Psychiatry. 

Investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) analizaron las resonancias magnéticas de 504 hombres y mujeres de una edad media de 73 años, la mitad de los cuales eran fumadores o antiguos fumadores. El examen de esas pruebas muestra cómo la corteza cerebral de los fumadores perdió parte de su grosor a un ritmo mayor que en aquellas personas que evitaron el tabaco durante toda su vida. La zona dañada es una región del cerebro ligada a funciones básicas de la mente humana como la memoria, la atención, el lenguaje y la conciencia. 

Dejar de fumar es el mejor modo de reducir el riesgo de daño cerebral, demencia y otras enfermedades. 

La adicción al cigarro vive en el cerebro 

En cuanto a su capacidad de adicción, se considera que se debe a su actuación sobre los receptores nicotínicos situados en el área ventral tegmental (una zona del cerebro medio, encima del hipocampo), que afecta a las vías dopaminérgicas del cerebro, provocando el incremento de liberación de dopamina sobre el núcleo accumbens (una región del cerebro humano que está vinculado a los sistemas de recompensa psicológicos y a la motivación). 

Asimismo, el tabaco en cualquiera de sus formas contiene nicotina y ésta activa la secreción de adrenalina (epinefrina) en el cerebro. La epinefrina estimula el sistema nervioso central e incrementa la presión sanguínea, respiración y palpitaciones. 

Además, la nicotina también estimula la producción de grandes cantidades de dopamina, una horma vinculada a sensaciones de placer y euforia. Además, aumenta el nivel de endorfinas, que también están relacionadas con la sensación de euforia. Estos químicos estimulados por la nicotina son los responsables de la adicción al cigarrillo. 

Tabaquismo y NeurOptimal®  

En el caso de la adicción a la nicotina, la mayoría de los estudios sobre el uso del nuerofeedback son de caso único, es decir, documentos sobre la experiencia de fumadores que han intentado dejar de fumar usando el entrenamiento en neurofeedback.  

En la mayoría de los casos, los entrenamientos se han realizado con éxito y hay un rasgo común en todos los casos: en un determinado momento los fumadores se olvidaron de fumar, el acto dejó de ser para ellos una necesidad apremiante y dejaron de consumir sin apenas ser conscientes de ello. 

En estos casos el neurofeedback dinámico es un auxiliar frente al síndrome de abstinencia de la nicotina que tiene signos de tipo emocional y motivacional: ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio o ansiedad por comer. El entrenamiento cerebral no sólo facilita dejar de fumar, sino que prepara a la persona para afrontar la abstinencia sin los síntomas comunes.   

NeuroDoza | Citas

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