El estrés es una respuesta natural del organismo, pero ya hemos platicado en otro artículo cómo prolongar la sensación de apremio que causa, así como la producción de hormonas como la adrenalina y el cortisol que esto genera, puede afectarnos tanto emocionalmente como al organismo, particularmente al cerebro.
Aprender a responder a la adversidad, a las dificultades de la vida y exigencias cotidianas, es complicado para los adultos ya que, por diversos motivos, queremos cumplir con todo ello para sabernos competitivos o en plenitud, pero a la postre sea más dañino.
No obstante, como adultos podemos lidiar con la situación ya que a lo largo de los años hemos adquirido ciertas herramientas que nos lo permiten o de, lo contrario, podríamos adquirir enfermedades diversas como consecuencia del demasiado estrés.
¿Qué es el estrés tóxico?
En el caso de los niños, si experimentan una fuerte adversidad, constante y prolongada en el tiempo, sin un adecuado apoyo de parte de un adulto; si vive cosas como negligencia paterna, abuso, violencia, viven en un ambiente de pobreza o drogadicción, o cualquier otra condición tan adversa como éstas, el niño puede ser víctima de estrés tóxico.
Cuanto más adversa es la experiencia en la infancia, mayor probabilidad existe de enfrentar un retraso en el desarrollo y problemas de salud posteriores.
Frente al estrés, tanto cuerpo como cerebro se ponen en alerta: se produce adrenalina, los músculos están en tensión y se acelera el pulso… Al concluir el estado de alarma, cuando el niño se ve consolado por el adulto, la respuesta ante el estrés disminuye y el cuerpo vuelve a su estado normal. Pero si no hay posibilidades de tener ese consuelo, la respuesta corporal se mantiene activa incluso aunque no haya más peligro o apremio.
Consecuencias del estrés tóxico
Esta prolongación de la respuesta al estrés se considera tóxica y puede sobresaturar el cebro de los niños e interrumpir el desarrollo de su arquitectura, particularmente durante el desarrollo temprano. El estrés tóxico puede debilitar la estructura del cerebro en desarrollo, con consecuencias a largo plazo para el aprendizaje, el comportamiento, la salud física y mental.
“En las áreas del cerebro dedicadas al aprendizaje y al razonamiento, las conexiones neuronales que conforman la arquitectura cerebral son más débiles y más escasas”, así lo informa el estudio realizado por el Centro del Desarrollo del Niño de la Universidad de Harvard.
Esta reacción prolongada al estrés está vinculada a la producción constante de cortisol, lo que puede disminuir las conexiones neuronales en importantes zonas del cerebro, precisamente en una etapa de la vida en que se deberían forma conexiones nuevas.
Según el estudio de Hillary Franke, pediatra del Center for Integrative Medicine de la Universidad de Arizona, se cree que el estrés tóxico juega un papel en el desarrollo de los trastornos depresivos, los problemas de comportamiento, el trastorno de estrés post traumático y la psicosis.
Las investigaciones hechas hasta ahora muestran que establecer una relación de apoyo estable con adultos involucrados en el bienestar del niño a una edad tan temprana como sea posible puede prevenir o revertir los efectos dañinos del estrés tóxico.
Beneficios del NeurOptimal® en caso de estrés tóxico
Para hacer frente el estrés tóxico y sus consecuencias se puede implementar la técnica de entrenamiento cerebral a través del neurofeedback dinámico, el cual trabaja con la plasticidad neuronal y promueve el desarrollo de redes neuronales.
Esta técnica está diseñada para ayudar a las personas a influir en la actividad de sus ondas cerebrales y regular el funcionamiento de su cerebro para ayudar mejorar paulatinamente su condición frente al TEPT, entre otros beneficios que se pueden lograr con ello.
Entre los beneficios que se aportan con NeurOptimal® están la ayuda al control del propio estrés, la mejoría en los ciclos de sueño, mejor atención, mayor rendimiento escolar, mejora la capacidad de aprendizaje. Ayudar a alcanzar un ánimo más confortado, más calma, mayor enfoque.
