Síndrome del cuidador: un daño físico y mental que afecta a quienes dedican gran parte de su tiempo a hacerse cargo de seres queridos que son dependientes del cuidado que les prodiga. 

Más del 50% de los familiares que cuidan a un paciente con enfermedad neurológica o crónica degenerativa, desarrollarán depresión en menos de 2 años, 76% tendrá sobrecarga laboral o de actividades. Cifras que ponen en evidencia que no estamos cuidando al cuidador

Sin importar la edad del paciente con enfermedad crónica degenerativa o con una condición neurológica limitante, siempre hay un miembro de la familia —por lo regular mujer— que lleva el peso de la responsabilidad de ser cuidador/a, muchas veces con una gran soledad. Su tarea es, no solo cotidiana, sino constante e ininterrumpida, implica una gran responsabilidad (mantener viva y en buen estado a otra persona), no da oportunidad a descansos y además suele deber rendir cuentas al resto de la familia. 

La mayoría de los cuidadores informales son mujeres, que cuidan a un hijo o hija e invierten un promedio de 22 horas a la semana en actividades de cuidado. 

La cuidadora, el cuidador, con frecuencia renunciar a sus tareas y actividades personales para cuidar del otro o los otros. Asimismo, la persona que brinda los cuidados puede presentarse cada vez más agobiada, ya que debe seguir protocolos médicos que sustentan el tratamiento del paciente en cuestión, trabajar la rehabilitación, y a veces hasta hacer de cocinera y alimentar a quien está bajo su cuidado.  

Muchas veces, las necesidades del cuidador no parecen ser relevantes porque la atención se dirige directamente hacia la persona dependiente, a quien presta los cuidados. Con el paso del tiempo, las personas a quienes se cuidan pueden llegar a demandar más y más tiempo, por lo que el balance entre la vida personal y la tarea de cuidar se vuelve una misión difícil para el cuidador. 

Una labor titánica y extenuante que pocas veces reconocemos, para la que con frecuencia no hay cuidado o protección alguna. ¿Quién cuida al cuidador? Generalmente, se tiene que autocuidar con el poco tiempo que le queda luego de su tarea diaria.  

Tanto es el daño que puede experimentar el cuidador que existe lo que conocemos como el síndrome del cuidador. 

Síndrome del cuidador: un daño físico y mental 

Es la serie de síntomas y signos que se hacen evidente ante un agotamiento físico y emocional de una persona que dedica gran parte de su tiempo al cuidado de una persona dependiente.  

El estrés, la fatiga y el agotamiento se producen como consecuencia del trabajo diario de cuidar al dependiente, porque a menudo esta tarea genera la sensación de ausencia de control. Todo ello puede desembocar en el llamado “síndrome del cuidador con burnout”.   

Signos y síntomas del síndrome del cuidador 

La presencia de algunos de estos síntomas en un cuidador puede ser indicio de sobrecarga: 

  • Cansancio persistente. 
  • Problemas de sueño. 
  • Disminución o abandono de las aficiones. 
  • Desinterés por vivir nuevas experiencias. 
  • Elevada irritabilidad. 
  • Dolores o molestias sin tener ningún problema de salud aparente. 
  • Aislamiento social y familiar. 
  • Evidencias de ansiedad o depresión.  
  • Altos niveles de estrés. 
  • Tristeza e irritabilidad. 
  • Cambios de humor o de estado de ánimo frecuentes. 
  • Pérdida de memoria, de atención y de concentración. 
  • Problemas laborales. 

En el peor de los casos, si el cuidador reprime con mucha frecuencia sus sentimientos y emociones, aumenta la presión que soporta. Esto puede desembocar en actitudes y sentimientos negativos hacia la persona dependiente, además de desmotivación, depresión, angustia, agobio, irritabilidad e incluso violencia. 

¿Qué hacer para lidiar con el síndrome del cuidador? 

Generalmente, cuando ha llegado el síndrome del cuidador es que nadie estuvo dándole apoyo, asumió la labor de cuidados por sí misma y el resto del grupo le dejó la carga de trabajo físico y emocional a esta persona. No ha habido cuidado hacia el cuidador (tristemente en muchas familias esto pasa).  

Lo que debe hacer quien cuida a una persona dependiente, es ejercer el autocuidado. Aquí algunas cuestiones de lo que podría mejorar su calidad de vida y disminuir el nivel de estrés y agotamiento: 

  • Pedir y aceptar ayuda. Se puede realizar una lista de lo que otros pueden hacer para ayudar. Es importante pedir esa ayuda y aceptarla. 
  • Evitar la culpa concentrándose en lo que sí puede hacer.  
  • Confiar en que se está haciendo lo mejor que se puede, con lo que se tiene.  
  • Tener objetivos realistas. Dividir tareas en actividades más pequeñas, priorizar, establecer rutinas.  
  • Decir que no a labores desgastantes, especialmente si son adicionales a la labor de cuidado esencial.  
  • Tejer redes de apoyo y evitar el aislamiento.  
  • Unirse a comunidades con otros cuidadores. En redes sociales, como Facebook, hay grupos de apoyo que pueden ser útiles.  
  • Si las tareas le sobrepasan, puede solicitar servicios de cuidado para que tener un día o dos de descanso.   
  • Cuidar la salud personal. Establecer rutinas de cuidado como horarios de alimentación, sueño y descanso, así como de actividad física o relajación.  
  • Hacerse de herramientas para tener un sueño reparador y paliar posibles trastornos del sueño.  
  • Si es necesario, pida ayuda de un profesional de la salud mental para que le brinde apoyo y estrategias en el manejo de la carga emocional y mental que el cuidado genera.  
  • No descuide sus chequeos médicos. Avise a su doctor que es cuidador/a para que le brinde atención a posibles focos rojos. No dude en mencionar cualquier inquietud o síntoma que pudiera tener.  
  • Cuide sus funciones cognitivas con descanso, prácticas de neurofeedback, meditación, ejercicios mentales, etc.  

Ser cuidador, cuidadora es una labor extenuante, de largo plazo y que puede mermar la salud física y mental; sin embargo, existen alternativas de autocuidado que debemos proveernos si nos dedicamos a esta labor tan generosa con los demás. Pero también, quienes no somos cuidadores y tenemos uno entre nosotros, debemos ser promotores de su cuidado y bienestar, apoyándolo y proveyendo tiempo para su propio cuidado.  

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