Estos 10 mitos del trastorno de déficit de atención e hiperactividad frecuentemente generan distorsión informativa y confusión, especialmente en los padres de los recién diagnosticados.

Al diagnóstico de un posible trastorno de déficit de atención e hiperactividad de un hijo, se suma la carga emocional que los padres experimentan, así como las dudas y los mitos que pudieran empañar su perspectiva frente a la situación. 

Los falsos mitos respecto al TDAH son muchos y es importantísimo que sean desmentidos para poder abordar el tema con mayores certezas, menos miedos y mejor precisión. Es por ello que en esta ocasión te hablamos de esas falsas ideas que aún hoy se tienen sobre el trastorno. 

1. El TDAH es por falta de disciplina, los padres no lo educan. 

El trastorno de déficit de atención e hiperactividad no se debe a la falta de disciplina o de educación por parte de los padres. Aunque el comportamiento de un individuo con TDAH requiere regulación y límites como en cualquier otro caso, para lo que se pueden lograr prácticas de crianza comprobadas que pueden ayudar a los niños con TDAH a controlar su comportamiento. 

2. Las vacunas o alimentos provocan TDAH 

Por algún tiempo se creyó que las vacunas, los aditivos en alimentos, las alergias y comer demasiada azúcar, entre otras cosas, son causantes del TDAH. No obstante, diversas investigaciones han desechado todas esas hipótesis.  

Las investigaciones realizadas hasta la fecha han demostrado que el TDAH puede ser causado por: 

  • La anatomía y función del cerebro 
  • La herencia 
  • Nacimiento prematuro 
  • Lesiones graves en la cabeza 
  • Las exposiciones prenatales al alcohol o a la nicotina del cigarrillo 
  • En algunos casos por toxinas en el medio ambiente 

Pero no se han encontrado evidencias que el trastorno se dé por alguna clase de alimentos o vacunas. 

3. Los niños en edad preescolar no tienen TDAH 

Se cree que el TDAH es un problema de los niños en edad escolar. Sin embargo, los síntomas pueden ocurrir antes. A veces, incluso los médicos tienen dificultad para diferenciar el comportamiento “normal” del que sugiere TDAH en un niño en edad preescolar.  

Un pediatra puede realizar la evaluación de la intensidad de estos comportamientos en un niño en edad preescolar para ayudar a hacer el diagnóstico. El TDAH se diagnostica cuando los problemas llegan a interferir significativamente en el desarrollo, la autoestima y el funcionamiento general del niño en edad preescolar. 

4. Una vez que el niño crezca desaparecerá: no hay adultos con TDAH 

Se piensa que una vez pasada la etapa escolar los individuos dejarán de presentar síntomas de TDAH y habrán pasado el trastorno, que ya en la adultez no tendrá problemas. Sin embargo, estudios demuestran que algunos aspectos del TDAH pueden seguir en la vida adulta en hasta el 85% de los individuos que lo presentaron en la infancia.  

Algunos adultos podrán seguir beneficiándose del uso de medicamentos para el TDAH por el resto de sus vidas. Otros han demostrado mejorías que les permiten dejar los medicamentos, dependiendo de la ocupación que elijan y de su capacidad de tener éxito en las relaciones y otras actividades sociales. 

5. El tratamiento para el TDAH va a curar al niño 

Se busca que una vez diagnosticado, la medicina pueda “curar” al individuo y que se pueda dejar el medicamento lo antes posible luego de que cesen los síntomas. Pero el TDAH es una condición crónica que no se cura totalmente, sino que cambia con el tiempo.  

Lo que puede pasar es que ya en la adolescencia y en la adultez las personas pueden organizar sus vidas y usar técnicas que les permiten dejar el tratamiento médico, aunque algunos siguen con su medicamento.  

El objetivo del tratamiento es funcionar bien en cada etapa de la vida en vez de dejar el tratamiento en algún momento.  

6. El TDAH sólo afecta a los niños y no las niñas 

Algunos consideran que sólo los niños varones son afectados por el trastorno, y que las niñas están exentas de padecerlo. Sin embargo, en el caso de las niñas pueden pasar desapercibidas con facilidad porque los signos son menos obvios, hay menos hiperactividad y menos conductas negativas o desafiantes.  

Comparadas con los niños tienen menos comorbilidad con trastornos de conducta, trastornos del aprendizaje y depresión, pero más comorbilidad con trastornos de ansiedad.  

7. Basta la medicación para controlar el trastorno 

El tratamiento del TDAH debe incluir 3 partes: 

  • Entrenamiento a los padres sobre el TDAH y cómo manejar aspectos de la conducta del niño. 
  • Apoyo y adaptación a nivel escolar. 
  • Además, es imprescindible un tratamiento médico con una medicación que ayude a mejorar los déficits en neurotransmisores en algunas zonas del cerebro. 

El tratamiento del TDAH no debe ser nunca solamente dar la medicación, pero ésta es imprescindible en la inmensa mayoría de los casos. 

8. El TDAH es una moda 

La realidad es que en la actualidad se ha visibilizado más el tema del TDAH. Anteriormente se consideraba que las personas con TDAH tenían mal carácter o era mal educada, sin contemplar la posibilidad de un problema neurobiológico y psicosociales que causaran esas conductas.  

Hoy en día, el trastorno ha sido estudiado más, se conocen sus síntomas y cómo diagnosticarlo, así como su tratamiento. Se ha puesto mayor atención al tema y su investigación nos da cada vez más claridad, por lo que se habla más al respecto. Ello no quiere decir que sea una moda.  

9. Una persona con TDAH requiere educación “especial” 

Se piensa que una persona con TDAH tiene un nivel de inteligencia menor, pero ésta no tiene relación alguna con el TDAH. Existen niños con TDAH que tienen una inteligencia normal, alta y baja.  

Por otra parte, aunque los síntomas dificultan el rendimiento académico de los niños con TDAH, no se afectan las capacidades intelectuales. Los niños con TDAH pueden necesitar intervenciones de tipo pedagógico, pero no clases diferentes al resto de sus compañeros. 

10. Los psicoestimulantes para el TDAH son dañinos 

Los psicoestimulantes son fármacos avalados por estudios científicos y muchos años de uso, demostrando con creces su eficacia y seguridad en el tratamiento del TDAH. Sus efectos secundarios (dolor de cabeza, insomnio y disminución del apetito) son leves y desaparecen en unas semanas. 

Los psicoestimulantes afectan positivamente la capacidad atencional y el rendimiento escolar suele mejorar. Sus efectos también son beneficiosos sobre el control de la conducta.  

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