Miedos y manías en la persona autista son comunes pero se viven con el agravante de la imposibilidad de expresar emociones de una forma neurotípica.
Lo desconocido, la soledad, el abandono, el dolor, la pérdida o la muerte son algunas causas de nuestros miedos más elementales desde la infancia. Temores naturales que incluso pueden perdurar en la vida adulta.
El miedo es natural
El miedo es una reacción propia del organismo frente a la sensación de peligro. El cerebro registra las alertas y detona en el cuerpo un mecanismo de defensa ante la amenaza. Hay un aumento en la presión arterial, se incrementa la velocidad del metabolismo, ascienden los niveles de glucosa en la sangre, se incrementa el nivel de adrenalina y la tensión muscular.
Nuestras pupilas se dilatan para lograr una mejor visión circundante y nos mantenemos atentos a lo que provoca la sensación de miedo. A su vez, se detiene el sistema inmunitario y otras funciones no esenciales, pues el organismo tiene como único objetivo evitar el daño. Estamos listos para huir o para enfrentarnos a la amenaza.
Aprendemos a identificar al miedo por las sensaciones que provoca, a responder mental y psicológicamente para conjurarlo a través de comportamientos determinados. A veces se convierten en manías.
Hipersensibilidad que causa miedo
Las personas que viven con trastorno del espectro autista (TEA) experimentan hipersensibilidades a ciertos estímulos (auditivos, visuales, táctiles, etc.) que pueden parecer inofensivos, e incluso cotidianos, pero que a sus ojos resultan confusos y les causan inseguridad, exacerbando sus miedos.
Ante el miedo pueden presentar conductas inadecuadas para huir de la situación o para inhibir ese estímulo que les resulta desagradable o molesto. Las reacciones a este miedo pueden ser desde crisis ansiosas, gritos y otras conductas que a las personas neurotípicas pudieran parecernos inadecuadas.
De igual modo, debemos considerar que para las personas con TEA la sensación y percepción de la existencia de un riesgo siempre latente las invade con frecuencia, llevándolas a reacciones, para nosotros, desmesuradas.
Igualmente, recordemos que las personas con TEA tienen dificultad para manejar el mundo emocional y una cierta impotencia para saber cómo actuar ante ciertas situaciones que son difíciles de distinguir dentro de sus patrones mentales. Por ello, pueden desconocer cómo reaccionar frente a lo que les causa miedo y de dónde obtener herramientas para lidiar con ello.
Las manías frente al miedo
Cada etapa de la infancia tiene sus propios temores y es cuando se aprende a responder con comportamientos repetitivos cada vez que se tiene sensación de ansiedad frente al miedo. Rascarse la cabeza, chuparse el dedo, morderse las uñas, balancearse, sobar la cobija, etc. Esa conducta causa bienestar a los niños, ayuda a lidiar con el miedo de manera saludable.
Por muy extrañas u obsesivas que parezcan las manías, todos las tenemos, especialmente los niños. No debemos combatirlas, pues incluso pueden llegar a ayudarnos a crear hábitos —con la higiene, el vestido, la hora de dormir, etc.—.
Las manías son el reflejo del razonamiento lógico que se establece en el pensamiento del niño y aportan tranquilidad y estabilidad. A los pequeños, les da la sensación de que controlan algo cuando llevan a cabo este tipo de rutinas, particularmente cuando se sienten ansiosos o estresados.
Salvo en casos de que las manías se vuelvan persistentes y perturben severamente la vida de los niños, restándoles atención y tiempo a otras tareas, no se debemos alarmarnos por ellas.
Miedos y manías en la persona autista
La existencia de determinadas manías es una característica bastante común en los niños que se encuentran dentro del espectro Autista. Estas pueden ser poco adaptativas, desesperantes y socialmente incorrectas; estresan a los padres e incomodan cuando están expuestas a la mirada pública.
Este tipo de manías son diversas, motivadas por la ansiedad que determinados factores desencadenan y, dadas sus características, puede ser inesperada y extraña.
Las personas con autismo, especialmente severo, pueden permanecer con un organismo en constante temor y una limitada capacidad para sobrellevarlo, así como para expresarlo. Por tanto, mostrarán reacciones desbocadas ante cualquier imprevisto que les conduce a evadir el miedo.
El miedo, entonces, simbolizará una emoción de amplio alcance y desencadenará reacciones varias que pueden darse solas o encadenadas, o con un inicio moderado que va aumentando hasta niveles intolerables para aquellos que lo padecen.
Manejo de miedos y manías con neurofeedback dinámico
NeurOptimal® es una técnica de apoyo en el tratamiento de los trastornos por pánico y miedo patológico. Ayuda en la eliminación de los síntomas, disminuyendo la ansiedad, lo que permite trabajar con técnicas como el afrontamiento en una terapia conductista y elimina la inhibición que suele ir asociada a la búsqueda del origen de la ansiedad.
Además, ante las exigencias de la situación que se experimenta en la ansiedad, el cerebro tiene que modificar su adaptación, lo que no siempre es posible de la manera acelerada que el contexto le exige.
Para facilitar la corrección del funcionamiento cerebral, el neurofeedback dinámico se ha identificado como una herramienta fundamental, pues ayuda al cerebro a adaptarse al nuevo entorno de manera natural. A través de las sesiones en Neurodoza se habla directamente al cerebro en un lenguaje comprensible y directo, y se le comunica lo que no está haciendo correctamente para que pueda corregirlo.
También podemos considerar al neurofeedback dinámico como una excelente manera de rehabilitación cognitiva y útil para acelerar los cambios que se dan otras terapias psicológicas, pues actúa en el sistema nervioso central y por lo tanto ayuda a evolucionar a nivel físico, mental y emocional.
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