Conoce la depresión de alta funcionalidad para identificar sus síntomas y poder lograr un diagnóstico oportuno, con el consecuente tratamiento ideal para cada caso.

Cuando Aurora le dijo a su marido que los médicos le habían diagnosticado depresión, Roberto soltó una sonrisa de incredulidad. En todo el tiempo que llevaban casados Aurora nunca se había notado apática o triste. Era una mujer normal, creyó el marido.  

¿Cómo puedes estar deprimida, Aurora? —le dijo Roberto—. A diario te levantas de la cama sin quejarte, te bañas y te vas a trabajar. No te has perdido una sola fiesta o reunión con amigos en el último año y nunca te he visto llorar.  

Claro, Roberto no la había visto llorar porque Aurora lo reservaba para la regadera, para que nadie notara su llanto, porque además no tenía tiempo para detenerse a quejarse si quiera. Sin embargo, ella sabía que algo andaba mal, que no se sentía como siempre, por mucho que su vida cotidiana fuera igual que antes no era feliz.  

¿Qué es la depresión de alta funcionalidad? 

Lo que sucedía con Aurora es que padecía depresión de alta funcionalidad, también conocida como una variación del llamado Trastorno Depresivo Mayor, poco fácil de diagnosticar.  

Al contrario que otros tipos de depresión que se manifiestan con la dificultad para salir de la cama, o que las personas se muestran apáticas, este tipo de depresión permite que las personas tengan una alta capacidad de trabajo y que no parezcan deprimidas ni por un instante. 

De acuerdo con la Dra. Mayra Méndez, psicoterapeuta del Centro de Desarrollo Infantil y Familiar de Providence Saint John’s, “la depresión puede inhibir el deseo de actividad y acción, pero los individuos con alta funcionalidad tienden a seguir adelante con esfuerzo por llegar exitosamente a las metas”.  

El impulso por lograr los objetivos, a menudo, sostiene la acción y mueve a los individuos con alto rendimiento hacia la realización de las cosas. Esto demuestra que las personas con depresión de alta funcionalidad pueden mantener y llevar a cabo la vida diaria como si nada estuviera mal. 

¿Cuáles son los síntomas de la depresión de alta funcionalidad? 

A pesar de que las personas con este tipo de depresión no evidencian su condición, y los síntomas suelen ser “invisibles”, éstos son similares al de otros tipos de depresión. 

Dicho esto, algunos de los síntomas más comunes de la depresión de alta funcionalidad incluyen: 

  • Bajos niveles de energía 
  • Problemas de concentración 
  • Falta de autoestima o autoestima deficiente 
  • Actitudes negativas 
  • Cambios de apetito 
  • Problemas para dormir 
  • Evitan actividades sociales 
  • Disminución de la productividad 
  • Sentimientos constantes de desesperación y tristeza 

Con el paso de los años, los síntomas pueden aparecer y desaparecer con la gravedad de los mismos, variando en el tiempo; incluso esta condición puede ser crónica, lo que significa que los síntomas ocurren la mayoría de los días durante al menos dos años consecutivos. 

¿Qué puede causar la depresión de alta funcionalidad? 

La depresión de alta funcionalidad puede tener alguno de los siguientes orígenes:  

  • Traumatismo cerebral físico. Por ejemplo, una conmoción cerebral o un derrame cerebral. 
  • Antecedentes familiares o personales de depresión, ansiedad o trastorno bipolar
  • Desequilibrios químicos en el cerebro y el cuerpo. 
  • Acontecimientos estresantes en la vida o traumas. Por ejemplo, problemas financieros o la pérdida de un ser querido. 
  • Enfermedades físicas crónicas. Por ejemplo, diabetes o enfermedad cardíaca. 

Además, como con cualquier tipo de depresión, el cerebro se ve muy afectado. De hecho, la depresión puede causar encogimiento e inflamación cerebral y causar restricción de oxígeno. Así también pueden verse afectadas las funciones cognitivas. 

¿Cómo tratar la depresión de alta funcionalidad? 

Una vez que ésta puede diagnosticarse por un especialista en salud mental, se brindará un tratamiento que suele consistir en sesiones de psicoterapia y medicación con alguna clase de antidepresivos.  

Igualmente será necesario que la persona tenga algunos cambios de hábitos para mejorar su estilo de vida. Como mejorar su alimentación y sus horarios de descanso, practicar alguna actividad física y evitar sustancias tóxicas como alcohol y drogas. 

Además, puede entrenar su cerebro con neurofeedback dinámico, una herramienta que brinda diversos beneficios:  

  • Refuerza las conexiones neuronales débiles y se crean otras nuevas, lo que se traduce en una mayor estabilidad emocional y en un mayor bienestar psicológico.  
  • Mejoras en las áreas emocionales: ánimo, humor y autoestima, disminuyendo la ansiedad.  
  • Mejora la atención, la concentración y la serenidad; permite aumentar la rapidez de repuesta, y por tanto la eficiencia y la productividad.  
  • Genera propensión a experimentar confianza y satisfacción, siendo muy útil cuando el estado de ánimo es bajo.  
  • Mejoras en flexibilidad mental. 

El sistema NeurOptimal® corrige la actividad cerebral basándose única y exclusivamente en la plasticidad cerebral propia de cada persona. Al ser un método de auto-regulación, le comunica al cerebro aquello que no va bien o no funciona adecuadamente y éste reacciona, sabiendo perfectamente lo que tiene que hacer para reorganizándolo. 

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