Conoce cuáles son nuestros tres cerebros en la teoría evolutiva de MacLean y para qué sirven; te ayudará a comprender cómo se impulsan nuestras acciones y cómo otros pueden manipularnos.

Uno es primitivo, el otro emocional y uno más nos lleva por el camino del razonamiento. Son los tres cerebros de MacLean y se les denomina: reptiliano, límbico y neocórtex, según su orden evolutivo. 

La complejidad del cerebro es un tema de profunda inquietud para los neurocientíficos, quienes buscan descifrar su funcionamiento y comprender los misterios que por años hemos afrontado respecto a él.  

Conocer las diversas regiones neuronales que lo componen, así como su funcionamiento, no han sido fácil. Hoy encontramos muchos postulados que, a través de los años, nos han permitido aprender del cerebro un poco cada vez.  

¿Cuáles son nuestros tres cerebros?

Entre las teorías respecto a cómo funciona nuestro cerebro, encontramos la teoría de Paul MacLean sobre el cerebro triúnico o de los tres cerebros. Tres áreas que realizan tareas diferentes y que divide en el complejo reptiliano, el sistema límbico y el neocórtex.  

Cada estructura del cerebro mencionada tiene su propia lógica y su complejidad. Cada uno se ha consolidado en una línea evolutiva secuencial, uno sobre el otro. Son independientes y se relacionan siguiendo una jerarquía, según su antigüedad, sobreponiéndose uno al otro y definiéndose por las funciones que realizan para nuestra supervivencia.  

El cerebro reptiliano 

En orden evolutivo es el primero, el más elemental e instintivo. Para MacLean, el complejo reptiliano servía para definir la zona más baja del prosencéfalo, donde se encuentran los llamados ganglios basales y la zona del tronco encefálico.  

Éste se encarga de la supervivencia inmediata, pues regula y controla las funciones fisiológicas básicas. Sus funciones son repetitivas, simples e impulsivas; no se piensan, sino que son automáticas: alimentarse, dormir, reproducirse, encontrar refugio, regular la temperatura.   

El comportamiento del cerebro reptiliano es predecible. De él nacen el miedo, el hambre, el enojo. Puede entenderse como una parte del sistema nervioso que se limita a ejecutar códigos programados genéticamente cuando se dan las condiciones adecuadas. 

Y aun cuando nos mantiene vivos y se sitúa en el presente, este cerebro no siente y no piensa; sólo actúa según el cuerpo lo requiera. 

Cerebro límbico 

Ya previamente hemos tocado en algunos artículos de este blog el término del sistema límbico, el vinculado con la memoria y las emociones asociadas a las experiencias de vida.  

Pero también el sistema límbico está asociado al circuito de recompensas, por ello este cerebro tiene gran relevancia para el aprendizaje.  

Si una conducta produce emociones agradables, tenderemos a repetirla o a intentar cambiar nuestro entorno para que se produzca de nuevo, mientras que si produce dolor recordaremos esa experiencia y evitaremos tener que experimentarla otra vez. 

Gracias al cerebro límbico podemos crear vínculos con otros seres humanos y socializar. Aquí se genera el apego, la envidia, la búsqueda de estatus, la envidia, etc.  

El neocórtex 

Como en el proceso evolutivo, el neocórtex es llegar a ser racional, el último estadio. El Homo sapiens se hace presente tras largos siglos, y será capaz de aprender todos los matices de la realidad y de trazar planes, hacer estrategias más complejas y originales.  

Este tipo de cerebro es capaz de captar las sutilezas y analizar los actos propios, con lo que no se cuenta en los anteriores. Para MacLean el neocórtex es la sede de la racionalidad en el sistema nervioso, permite la aparición del pensamiento sistémico y lógico, que existe independientemente de las emociones y las conductas programas genéticamente.  

Utilidad de la teoría del cerebro triúnico 

Aunque la teoría de MacLean se consolida en los años 70, aún sigue dictando algunas de las interpretaciones de los impulsos y reacciones humanas, lo que han cimentado la base de ciertas campañas publicitarias y de mercadotecnia (a través del neuromárketing, por ejemplo).  

Entender, especialmente el cerebro reptiliano y límbico, aparentemente permite a los publicistas y mercadólogos concebir estrategias comerciales que manipulen los instintos y emociones de las personas para lograr su cometido. 

No obstante, otros creen que la teoría de los tres cerebros (evolutivos) está desfasada, pues entiende al cerebro como una construcción en piezas, que se han sobrepuesto unas a otras y actúan independientes. 

Hoy se sabemos que el funcionamiento del cerebro no se basa en partes aisladas, sino que depende de la interconexión de zonas que actúan en conjunto en tiempo real.  

Asimismo, se conoce que la evolución no hace que surjan nuevos elementos que se sobrepongan como sería el caso de los tres cerebros en la teoría de MacLane, así que seguramente pronto se verá superada, aunque sí explique la actividad de algunas zonas estratégicas del cerebro.  

Todavía tenemos mucho que estudiar e investigar del cerebro, y basten estas teorías para acercarnos a la comprensión de su funcionamiento y la forma en la que este conocimiento pueda mejorar nuestra vida y salud.  

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