Aquí te presentamos seis claves para saber cómo ayudar al niños a concentrarse en las tareas escolares, ahora que comienza un nuevo ciclo.
Ante la inminencia del regreso a clases, quizá sean los padres quienes se sientan más ansiosos frente al inicio de un nuevo curso. Esto muchas veces implica hacer que los niños, tras un solaz veraniego, vuelvan a sus rutinas, tengan un buen rendimiento escolar, realicen prácticas deportivas, cumplan con una agenda extraescolar y adquieran herramientas para el futuro de manera ágil y eficiente.
En este camino, la tarea es otra de los temas que la familia debe afrontar. No bastando la actividad académica en la escuela, los niños deben incluir en su rutina diaria cumplir con deberes en casa como base del aprendizaje.
Padres y madres de familia con frecuencia tienen que lidiar con ese momento, pues algunos niños padecen el momento de hacer los deberes, experimentando falta de concentración y hartazgo; sin embargo, debemos tener claro lo importante que es hacer las labores que el profesor deja como refuerzo del aprendizaje escolar.
El aprendizaje y la memoria
Para el cerebro, aprender no es sólo acumular conocimientos ni comportamientos deseados, por supuesto. Aprender implica crear nuevos circuitos cerebrales, formados por grupos de neuronas con diferentes funciones que van sincronizándose, en los que se depositan estos nuevos aprendizajes.
Un proceso constante, pues el cerebro no deja nunca de aprender, pero tampoco deja de olvidar. El cerebro es un órgano práctico, lo que usamos con frecuencia se guarda en la memoria, y lo que no es útil se olvida.
Por ello, cuanto más se trabaja un contenido aprendido, mejor permanece en la memoria, que es la capacidad de adquirir y almacenar información muy variada.
Así, el repetir ciertas temáticas escolares será primordial para fortalecer la memoria, y con ello optimizar el rendimiento escolar. Para ello, las tareas en casa cobran importancia.
El aprendizaje y la tarea
Mientras que las explicaciones del profesor en clase permiten llevar a cabo un primer acercamiento racional hacia una serie de informaciones que, el niño recibe por primera vez, los deberes servirán al para fijar conceptos.
El repaso del libro o los apuntes, la búsqueda de información complementaria y el desarrollo de los materiales de estudio tales como esquemas y mapas conceptuales, terminará de garantizar que se cumple con este proceso de memoria-aprendizaje. De ahí la relevancia de las tareas.
¿Cómo ayudar al niño a concentrarse en las tareas?
Aunque se pueda reconocer la importancia de los deberes, este momento puede ser tirante para los padres y los hijos ya que las tareas a cumplir tienden a ser abrumadoras y aburridas, causando angustia y estrés en la familia.
Las emociones en torno al momento de realizar los deberes pueden causar distracción, además de otros estímulos del entorno, lo que dificultan cumplir el objetivo. La falta de concentración dificulta entonces el aprendizaje buscado en cada ejercicio. Es por ello que hay que ayudar a los niños con algunas de estas claves.
1. La rutina
Cumplir con las tareas escolares requiere una rutina, y ésta es excelente para nuestro cerebro. Éste está sometido a ciclos biológicos, modificables pero necesarios, de actividad y reposo. Es decir, tenemos que dormir, comer, activar el organismo, movernos y reposar cada cierto tiempo.
El hipotálamo se encarga de regular todos estos ciclos y lo hace de manera inconsciente, pero no por ello deja de ser una gran tarea. La rutina para ello es una gran ayuda. Mantener horarios adecuados ayuda al cerebro a estar mejor y más preparado para soportar el estrés de sus tareas cotidianas, en las que también se incluye el aprendizaje y el ejercicio cotidiano de la memoria.
Por otro lado, la rutina es necesaria para consolidar los aprendizajes, para que las redes neuronales que sustentan lo aprendido se consoliden. Resulta que el cerebro toma decisiones basándose en su experiencia previa. Si una decisión nos llevó a una respuesta exitosa, tendemos a repetirla en decisiones futuras. Las «técnicas de estudio» (pedagogía) son «rutinas» que van a ayudar al cerebro a analizar el entorno y a sacar sus propias conclusiones.
2. Hacer un plan de trabajo
En los días en que tenga un volumen importante de deberes o cuando tenga que iniciar una tarea escolar especialmente complicada o pesada, anime a su hijo a dividirla en partes más manejables. En caso necesario, ayúdele a elaborar un horario de trabajo para ese día o período y, a ser posible, pídale que se tome 15 minutos de descanso después de cada hora de trabajo.
3. Reducir las distracciones
Es importante que el área de estudio en casa esté adaptada para las tareas. Cuidemos que esté bien iluminado y ventilado, sin televisión o música muy alta, y que las llamadas de teléfono no interrumpan el quehacer escolar.
También es importante que no haya demasiado flujo de personas, como que esté en el pasillo o con acceso a la puerta principal.
Así como las distracciones externas, también hay que evitar las distracciones internas: los pensamientos (pensamientos rumiantes, preocupaciones, curiosidad, etc.). Para ello los padres deben mantener comunicación con los hijos, para entender cuándo están preocupados o inquietos por algo y cuando se encuentran tranquilos para comenzar los deberes.
4. Entrenar la concentración
Para mantener la concentración en la tarea es importante entrenar la concentración. Esto puede ser con un ejercicio como éste: elegir una pequeña actividad a la que se le pueda dar la atención durante el día, por ejemplo, lavarse los dientes.
A esta actividad se le dedicará completamente y a detalle la atención para que el cerebro aprenda a enfocarse en algo y a esquivar con éxito cualquier pensamiento distractor.
5. Motivación
El aprendizaje depende de la motivación. Quien no entiende la relevancia del deber escolar difícilmente se sentirá motivado a efectuar esas tareas cotidianas.
Para eso es importante que los padres también se sientan interesados en las tareas de sus hijos, que les pregunten sobre ellas, sobre los exámenes, etc. Igualmente hay que apoyarlos, revisarlo lo que han hecho y transmitir un mensaje de que pueden acudir con usted cuando tengan alguna duda o preocupación.
Del mismo modo, se sentirán motivados si los padres “presumen” las tareas de los niños, ya sea comentando a parientes sobre los logros académicos de los hijos, o colgando en la nevera un examen o trabajo artístico donde sacó una nota sobresaliente.
6. Entrenamiento con Neurofeedback
Además de las actividades escolares que pueden practicar en casa, el entrenamiento con métodos como el neurofeedback dinámico ayuda a los niños a mejorar su rendimiento escolar ya que su técnica mejora las habilidades cognitivas relacionadas con la atención, la concentración y la memoria, fundamentales para el aprendizaje.
Además, el entrenamiento neuronal con este método permite disminuir el estrés y la ansiedad que suelen provocar los exámenes, y además puede aumentar la motivación, autoestima y mejorar las habilidades sociales del individuo.