Tener un hijo un momento complicado para la mujer y es común que se presenten algunos de estos trastornos neuronales en el posparto.

En el primer año de maternidad Susana sintió como si hubiera cerrado los ojos a todo aquello tan romántico que la publicidad le decía que experimentaría con la llegada de su primer hijo. Esos instantes de fotografía, donde ella debía verse radiante, su casa en orden y el niño durmiendo como un ángel nunca fueron como las películas se lo habían “prometido”. 

Por supuesto Susana se sentía agradecida de tener a Michel en sus brazos, darle el pecho a libre demanda y mirarlo dormir. En cuanto el niño nació y lo sintió recostado en su pecho supo que le amaba infinitamente y que daría su vida por él. Pero la historia apenas comenzaba, era momento de enfrentar el postparto.  

Los momentos idílicos que había imaginado apenas supo que sería madre nunca se dieron. Por el contrario, el posparto representaría el momento más complicado de toda su vida y quizá en el que más habría llorado; por mucho que amara a su bebé Susana la estaba pasando mal. 

El posparto de Susana

La primera noche en casa Susana definitivamente no durmió, una profunda angustia la tenía en vela; temía que el niño sufriera síndrome de muerte súbita. Cada tantos minutos colocaba frente a la nariz del crío un espejo para asegurarse que estaba respirando, el resto del tiempo miraba absorta la belleza del bebé o le amamantaba temiendo que el agarre no fuera exitoso y el niño padeciera hambre. ¡Nunca habría imaginado que la alimentación natural fuera algo tan complejo! 

Luego de algunas noches sin dormir, sin siquiera poderse bañar porque el niño la necesitaba todo el tiempo, Susana estaba exhausta. Una tarde, cuando su suegra se ofreció a ayudarle, ella se puso a llorar y el llanto, aunque intermitente, se hizo presente algunos días.  

Se miraba al espejo y no se reconocía, ese cuerpo que ahora habitaba se había transformado en algo con lo que no podía identificarse… Sus ideas no eran claras, a veces se sentía ansiosa, otras veces irritable o melancólica.  

Susana comenzó a pensar que se estaba volviendo loca y acordó con su marido que era momento de acudir a un psiquiatra. El médico tranquilizó a la pareja, se trataba de un proceso de posparto característico.  

¿Qué es el posparto? 

El posparto es un periodo de 2 a 6 semanas, luego del nacimiento del bebé, en el que el cuerpo de la mujer comienza a acostumbrarse a ya no estar embarazado y a vivir en función del nuevo. El cuerpo pasa por muchos cambios a medida que se recupera, cambios que son diferentes en cada mujer. 

Suele ser un proceso complicado porque la realidad que se experimenta es diferente al concepto idealizado que se tiene de la vida una vez nacido el niño, por lo que puede desconcertar y desbordar a la mujer, quien debe asimilar su nuevo rol, así como habituarse a sus nuevas rutinas. 

Emocionalmente el posparto también es un proceso de adaptación. Las primeras semanas después de que nazca el bebé pueden ser un momento de gran emoción, pero a la vez de estar muy cansada. Es posible que la mujer se sienta feliz al mirar la maravilla de su pequeño bebé, pero al mismo tiempo, puede sentirse temerosa, irritable y agotada por falta de sueño y sus nuevas responsabilidades

Melancolía posparto 

Muchas mujeres viven una especie de “melancolía de la maternidad” durante los días siguientes al parto. La “melancolía de la maternidad” suele alcanzar su máximo nivel alrededor del cuarto día y luego disminuye en menos de 2 semanas.  

La melancolía posparto se caracteriza por labilidad o inestabilidad emocional, accesos de llanto y tristeza que no llegan a tener suficiente intensidad como para precisar tratamiento farmacológico. Con la melancolía posparto las mujeres se encuentran irritables, pierden el interés por el bebé y evidencias su fatiga. Este es un proceso transitorio y remite de forma espontánea sin dejar secuelas.  

Si se está melancólica o deprimida más de unos días, o tiene pensamientos sobre hacerse daño a sí misma o de herir a su bebé, puede tratarse de depresión posparto, la cual requiere atención inmediata a través de un especialista. 

Trastornos después del parto 

Afortunadamente cada día se sabe más respecto a la depresión posparto y su tratamiento. Se estima que entre un 10 y un 20% de las mujeres tendrán depresión posparto, pero esta incidencia es muy difícil de estimar ya que muchas mujeres pueden sentirse recelosas de mostrar sus sentimientos. 

Entre sus síntomas se pueden observar, en mayor o menor medida: Pereza, fatiga emocional, tristeza, alteraciones del sueño y del apetito, falta de concentración, confusión, pérdida de la memoria, irritabilidad, sentimiento de culpa, pérdida de lívido, intolerancia hacia el niño, angustia y miedo a autolesionarse o lesionar al niño.  

Aunque debemos considerar que los cambios hormonales que se presentan en el posparto pueden ser responsables de algunos de esos síntomas y no en todo caso tratarse de depresión. Es por ello que un diagnóstico oportuno es fundamental.  

Psicosis posparto 

Con mayor gravedad, algunas mujeres (1 y 2 entre mil) pueden experimentar psicosis posparto, cuyos síntomas son: labilidad o inestabilidad emocional, alucinaciones visuales o auditivas, lenguaje desorganizado, trastorno del sueño y posibles conductas autoagresivas que pueden llevar al suicidio. La psicosis posparto no debe confundirse con la depresión posparto. En este caso, los trastornos de carácter mental aparecen de forma abrupta y se continúan más allá del proceso orgánico del posparto.  

Amnesia del embarazo 

Hay muchas mujeres que experimentan una pérdida de memoria a corto plazo conocida como amnesia del embarazo, mumnecia, o lo que los anglosajones suelen llamar placenta brain. Se produce porque las hormonas del embarazo actúan en el cerebro volviéndolo más sensible. 

Esta merma en la memoria comienza a partir de la segunda mitad del embarazo y se mantiene aproximadamente hasta tres meses después del parto. Luego del posparto, la memoria se restablecerá de forma espontánea.  

Cabe señalar que, si bien el cerebro de la mujer embarazada sufre varias transformaciones éstas no afectan sus funciones cognitivas, por el contrario.  Las capacidades cognitivas mejoran cuando las mujeres quedan embarazadas y al convertirse en madres se produce una sobreestimulación cerebral que las vuelve más alerta. 

No obstante, es cierto que los evidentes cambios tienen origen en los procesos hormonales que experimenta el cuerpo de la mujer tanto en el embarazo como en el posparto.  

Todo es culpa de las hormonas 

Las mujeres que viven algunos de estos trastornos durante el posparto en realidad están sometidas a cambios drásticos en los niveles de ciertas hormonas que se hacen patentes tanto en el embarazo como después de éste.  

Algunas de las causas de los trastornos posparto son multifactoriales. Uno de ellos es el brusco descenso de las hormonas sexuales asociadas al embarazo. Estas variaciones hormonales producen cambios químicos en el cerebro que influyen en la depresión; en algunos casos a esto se suma una alteración de la función de la glándula tiroides muy frecuente durante el posparto.  

Igualmente, la falta de sueño y el estrés experimentados durante el embarazo y en el posparto pueden incrementar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que predispone a la irritabilidad y la depresión. La fatiga y el sueño interrumpido no favorecen la recuperación física y psíquica posparto. 

A los factores hormonales se suman los psicológicos, ya que la mujer atraviesa por un proceso de adaptación a una gran cantidad de cambios tanto en su organismo como en su nuevo rol de madre, tanto como en la imagen que tiene de sí misma. Los factores psicosociales juegan un papel muy importante ya que la falta de apoyo tanto físico como emocional aumenta el riesgo de estos trastornos posparto.  

Neurofeedback dinámico, un apoyo en el posparto 

El neurofeedback dinámico es un tratamiento no invasivo que ayuda a restablecer el mecanismo mediante el cual el cerebro regula ese estado de excitación causado por los cambios químicos que experimenta durante el embarazo y el posparto.  

Su actuación en el Sistema Nervioso Central permite influir en los procesos hormonales que surgen durante el embarazo y ante una posible depresión post-parto, puesto que la mujer se siente con menos ansiedad y miedos, más en calma. 

Al no ser un tratamiento médico, ni utilizar sustancias que pudieran afectar tanto al feto (durante el embarazo) o la lactancia, en el posparto, es ideal para lograr beneficios como:  

  • Reducir el nivel de estrés y vivir con más tranquilidad. 
  • Eliminar la ansiedad. 
  • Mejorar la calidad del sueño. 
  • Sentirse en calma. 
  • Aumentar la seguridad y la autoconfianza. 
  • Mejora en la memoria y la concentración. 

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