“Tengo ansiedad financiera” no es una frase común, aunque suela ser una constante en la actualidad, pero tan estigmatizada como otras expresiones que tratan sobre nuestra salud mental y que buscamos ocultar por miedo al juicio ajeno.
No obstante, la angustia, el estrés y la depresión relacionados a las finanzas personales, hoy en día, están afectando a cerca del 28% de la población joven.
¿Ahorrar? Pero con estos sueldos cómo voy a ahorrar… ¡Con lo caro que está todo! La situación me rebasa, debo hasta la camisa. No tengo dónde caerme muerto. Así no hay quién pueda.
Estas son palabras que habremos escuchado o incluso dicho en alguna ocasión, sintiéndonos agobiados por ello. Y tal vez para algunos haya sido causante de padecimientos físicos y emocionales graves.
La ansiedad financiera puede desencadenar síntomas de depresión y otros problemas de salud en muchas personas, sin importar la edad o estatus socioeconómico.
Sentirse preocupado por el dinero merma severamente el estado de bienestar de las personas, lo lleva a somatizar la angustia con dolores de cabeza, hipertensión, trastornos gastrointestinales, insomnio… hasta comprometer su salud seriamente.
Ansiedad financiera
Para el caso de la salud emocional encontramos en la ansiedad financiera un trastorno producido por la falta de dinero que puede acabar en depresión. Una condición que no debemos minimizar ni ocultar por temor a parecer débiles de carácter.
Es una enfermedad que, de no ser tratada oportunamente, puede derivar a un trastorno de ansiedad generalizada o depresión.
Síntomas
Entre los signos que advierten que atravesamos por una crisis de ansiedad financiera se encuentran:
1. Insomnio
La preocupación que el tema del dinero nos causa puede llevarnos a padecer insomnio. Darle vueltas a lo que debemos, a las consecuencias de no pagar la deuda puntualmente, el agobio por buscar remedio a la situación, la culpa que nos genera haber llegado hasta aquí, así como la frustración, son motivo para quitarle el sueño a cualquiera.
2. Incapacidad para relajarse
Ser responsable de la situación financiera personal o de la familia es una carga impuesta que asumimos pesadamente.
Este exceso de responsabilidad nos puede llevar a sentir culpa porque no hemos sido capaces de estar preparados para una contingencia, o porque no podemos resolver de inmediato el tema del dinero. Así que se vuelve una obsesión que nos imposibilita relajarnos en todo momento.
Si de pronto algo nos distrae del tema y logramos, al menos por unas horas, pensar en otra cosa y, quizás, sentirnos satisfechos, más tarde puede que terminemos recriminándonos por sentirnos bien.
3. Obsesión
Como menciono antes, la obsesión por el dinero se vuelve una constante cuando sufrimos de ansiedad financiera. Existe una diferencia entre estar preocupado y pensar cómo salir adelante, y llenarse de pensamientos catastróficos, inciertos y desoladores.
El dinero se vuelve el objeto central de nuestros pensamientos y sentimientos. Se piensa, se siente y se habla constantemente respecto al dinero; no se logra encontrar una forma de sortear lo que se percibe como una amenaza.
4. Catastrofismo
La ansiedad financiera nos hace ver las cosas de forma exagerada lo cual genera irritabilidad, impotencia, frustración y angustia. Estos problemas alteran el sistema nervioso e impiden realizar las actividades cotidianas de forma normal.
Mirar hacia el futuro no es alentador, no se ve la luz al final del túnel. Todo parece amenazador y sólo somos capaces de vislumbrar un devenir catastrófico.
5. Irritabilidad y Tensión
Ante la imposibilidad de descanso, el cuerpo comienza a pasarnos su propia factura. No dormir adecuadamente y tampoco podernos relajar nos hace sentir irritables, a la defensiva y malhumorados. Ello, por supuesto, puede afectar nuestras relaciones familiares y sociales.
Conjuntamente el cuerpo estará en guardia ante lo que consideramos una amenaza. La tensión muscular constante es uno de los efectos más comunes de la ansiedad. Esta tensión se siente principalmente en los hombros y en el cuello.
Pero también puede trascender a síntomas más graves, pues la tensión muscular causa hormigueo en brazos y piernas, contracturas musculares dolorosas o incluso percepción de que se está sufriendo un ataque cardíaco, sin ser así. Ese aquí donde pueden comenzar los llamados “ataques de pánico”.
¿Cómo salir de la ansiedad financiera?
La buena noticia es que podemos aprender a lidiar con esta ansiedad financiera en tanto adoptemos una postura realista de nuestra situación económica y estemos dispuestos a implementar medidas para mejorar.
Si sientes alguno de estos síntomas, es necesario que te acerques con un profesional de la salud emocional para que juntos encuentren la forma de mejorar tu calidad de vida lo que a su vez repercutirá positivamente en tu salud financiera.
Asimismo, será prudente acercarte a un asesor financiera que te guíe a resolver tu situación económica.
Tips para lidiar con la ansiedad financiera
- Identifica la causa de tu endeudamiento y córtala de raíz.
- Toma responsabilidad por tus gastos.
- Elige ser más organizado.
- No pienses solo en gastar, identifica oportunidades de ganar más dinero.
- Establece prioridades diferenciando si aquello que piensas comprar, ¿lo quieres o lo necesitas?
Como aliviar la ansiedad con NeurOptimal®
La ciencia apunta a que nuestros cerebros son dinámicos. Están en un estado de cambio constante y pueden “repararse” gracias a la neuroplasticidad. Es la capacidad que le permite a nuestro cerebro regenerarse y le ayuda a reorganizarse.
El resultado de este entrenamiento del cerebro es que se refuerzan las conexiones neuronales débiles y se crean otras nuevas, lo que se traduce en una mayor estabilidad emocional y en un mayor bienestar psicológico de las siguientes formas:
- Reduce o elimina el estrés excesivo o la ansiedad, otorgándonos una mayor capacidad de análisis y de resolución para hacer frente a situaciones problemáticas y esto nos ayuda a disminuir los síntomas y trastornos provocados por el estrés.
- Da una mayor resistencia ante el estrés al favorecer la capacidad de autorregulación cerebral, por lo tanto, mayor autocontrol y mejora de la percepción de los propios recursos para hacer frente a los acontecimientos del día a día.
- Se consigue una menor susceptibilidad al desgaste.
- Reducción de la dependencia de fármacos analgésicos o antidepresivos, concediendo así una mayor autonomía a la persona.
- Mayor capacidad de relajación y de descanso. Mejora de la calidad del sueño.
- Posibilita el abandono de hábitos dañinos o adicciones.
- Mejora de la calidad de vida y de la satisfacción personal.