Recordar no sólo es volver a vivir, es tener la posibilidad de equilibrar positivamente nuestras emociones. La memoria de acontecimientos percibidos como agradables nos ayuda a sentirnos mejor, fortalece nuestra autoestima, ayuda a lidiar con el estrés y evita la depresión.
Psicólogos de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey) han estudiado lo que sucede cuando nos abraza la nostalgia y nos dedicamos a recordar buenos momentos del pasado y por qué hacerlo mejora nuestro estado de ánimo.
En el estudio, publicado por la revista Neuron, se analizó a través de resonancia magnética el cerebro de diversos voluntarios para identificar cómo y qué partes del cerebro se activan con los recuerdos agradables.
Hormonas de la felicidad
Las conclusiones de la investigación señalan que revivir mentalmente los buenos momentos nos producen las mismas emociones y con la misma intensidad que los hechos originales que se recuerdan.
Esas emociones son percibidas como algo gratificante y activan el sistema de recompensas en el cerebro. Se reproduce el mismo proceso dado en la experiencia real original.
La dicha por “volver a vivir” momentos agradables a través del recuerdo nos produce dopamina, un neurotransmisor que nos proporciona sensación de euforia, pero que también contribuye a aumentar la motivación.
Motivación
El estudio también comprendía el ofrecimiento de una recompensa económica porque los participantes tuvieran recuerdos neutros, aun así los participantes prefirieron rememorar cosas positivas y renunciar al premio.
Lo que nos hace pensar que el recordar momentos felices debe tener una función adaptativa importante y por ello los evocamos de manera natural y frecuente. Los recuerdos agradables ayudan a automotivarse sin depender de una recompensa externa.
La mirada al pasado con un filtro positivo nos hace felices y con este bagaje emocional podemos hacer frente a experiencias negativas con mayor éxito. Es una especie de vacuna contra el desánimo y la desmotivación.
Resiliencia
De igual modo, traer a la mente el pasado feliz fomenta en nosotros la resiliencia, nuestra capacidad de afrontar la adversidad y sobreponernos al dolor. Disfrutar en la imaginación de sucesos positivos del pasado nos ayuda a enfrentarnos a los problemas.
El estudio reafirma que las personas con mayor grado de resiliencia son las que muestran mayor activación del sistema de recompensas cuando rememoran los buenos momentos (produciendo dopamina) y aumentando su motivación para seguir adelante aún las dificultades.
Además, este optimismo influye en la autoestima, la cual mejora con los recuerdos bellos.
Neuroquímica de la Memoria
En el proceso de la memoria, además de la dopamina se involucran otros neurotransmisores como la serotonina que nos mantiene de buen ánimo.
La noradrenalina mejora la memoria, pone atención al riesgo, responde al peligro.
Endorfinas que produce una sensación placentera, pues genera liberación inmediata de sustancias relacionadas al placer.
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