¿Por qué la esperanza importa para el cerebro? En este artículo te damos una interesante respuesta sobre el valor de la esperanza.
Es común que en la época decembrina procuremos restablecer nuestra esperanza. Esperamos que las cosas buenas pasen, que las relaciones con nuestros seres queridos se mantengan armoniosas y que el futuro sea promisorio.
Este 2020 aún más tenemos nuestros ojos puestos en la esperanza hacia un futuro que diluya la ansiedad, el miedo y el agobio que este año trajo consigo. Sentir esperanza nos alienta y, como dicen, es lo último que muere.
Tener esperanza es importante porque ésta es una fuerza interior que nos sostienen cuando sentimos temor, duda o inseguridad, frente a lo que pueda pasar. La esperanza nos fortalece y nos impulsa a seguir adelante.
La esperanza contrarresta la ansiedad
Pero también la esperanza protege a nuestro cerebro. Los neurocientíficos han descubierto que ésta favorece el bienestar psicológico al reducir el impacto del estrés y nos protege de la ansiedad a nivel cerebral. Un factor que disminuye la producción inadecuada de cortisol (hormona del estrés).
El profesor universitario Jerome Groopman (Harvard) escribió el texto titulado Anatomía de la Esperanza (2003) y en éste señala que ésta tiene un impacto a nivel cerebral enorme, pues actúa como un mecanismo protector capaz de reducir el miedo y todas la neuroquímica asociada a la ansiedad.
Funciona como un catalizador de bienestar, al minimizar la sensación de riesgo/miedo en el cerebro éste se siente bien: pues su único objetivo es trabajar en función de nuestra supervivencia. La esperanza da lugar al bienestar porque aliente el sentido de supervivencia.
La esperanza está en el área de la motivación
En el 2017, la Universidad de Sichuan (China), llevó a cabo una investigación sobre la neurobología de la esperanza, en la que utilizaron imágenes cerebrales para identificar el área en la que se localiza. De acuerdo con los estudios, ésta se ubica en el córtex orbitofrontal bilateral medial (mOFC) del cerebro. Una región involucrada en el proceso de recompensa, en la producción de la motivación y la solución de problemas con un comportamiento orientado a objetivos.
Coincide así el suponer que la esperanza nos impulsa a seguir adelante porque la región neuronal que la aloja es precisamente el circuito de la motivación.
Los científicos descubrieron que el rasgo de la esperanza funcionaba como “mediador” entre la actividad del mOFC y la ansiedad. Asimismo, lograron observar que la esperanza actuaba como mecanismo protector contra los efectos del estrés y la ansiedad; es decir, se producía un nivel mucho menor de cortisol.
¿Por qué la esperanza importa para el cerebro?
Ya las investigaciones realizadas en China nos dejan claro por qué importa la esperanza para el cerebro, es un factor que alienta la supervivencia y el bienestar. Además de reducir la ansiedad.
Sin embargo, previamente (2202) estudios realizados en la Universidad de Kansas, descubrieron que quienes mostraban menor nivel de esperanza tenían más ansiedad, primordialmente al establecer metas que eran demasiado abrumadoras y difíciles de cumplir.
Asimismo, tener esperanza ayuda a la efectividad de resultados en el efecto placebo. En la actualidad, se sabe que la mera esperanza de recibir un tratamiento tiene ya un efecto terapéutico.
Por otra parte, Matthew Gallagher, psicólogo y profesor de la Universidad de Houston, realizó una interesante investigación en el 2019 con la que concluye que podemos entrenarnos en esperanza para disminuir niveles de ansiedad.
“La esperanza, al fin y al cabo, es una estrategia más de afrontamiento hacia los estresores y los obstáculos de la vida. Así, algo que nos está haciendo ver el campo de la investigación en el área de la neurobiología de la esperanza, es que gracias a ella nos abrimos camino, hacemos cambios y mejoramos”.
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