Los reportes de usuarios de este sistema confirman los beneficios del Neurofeedback en el tratamiento de la misofonía.
Todas las funciones que nuestro cuerpo realiza mañana, tarde y noche son comandadas por el cerebro de manera autónoma, pero a diario las damos por sentadas. Es normal que el corazón palpite siempre y nuestros ojos envíen señales de lo que miran, es normal todo lo que hacemos sin reparar que es gracias a él.
El cerebro es como un gran servidor informático muy complejo que realiza miles de millones de funciones para regular la respiración, el ritmo cardíaco y el procesamiento de la información entrante, todo ello de manera completamente inconsciente y en segundo plano. Es algo predecible, pues para ello fue diseñado.
Pero, para algunos, la función cerebral autónoma predecible no es un hecho. Es el caso de la misofonía.
¿Qué es la misofonía?
El cerebro debería regular e interpretar la información que recibe a través de los sentidos: un color, un aroma, un sabor, una caricia, un sonido; sin embargo, en ocasiones, estas señales las distorsiona.
Cuando hablamos de misofonía, el cerebro, manera anómala, regula e interpreta la información auditiva entrante y los sonidos pueden resultar abrumadores para el sistema nervioso, lo que se vuelve una verdadera molestia.
Así, la misofonía es un trastorno perceptivo en el que ciertos sonidos que no se perciben demasiado fuertes, llegan a producir asociaciones negativas, así como, molestias y disgustos.
Sonidos indeseados
Para quienes padecen misofonía, incluso la información auditiva más inocua puede resultar chocante. Ruidos como la masticación, el tintineo de los cubiertos o el golpeteo de los dedos, causan malestar aun cuando tienen una intensidad relativamente baja.
Este problema puede tener un impacto en la vida diaria de las personas afectadas, ya que debe evitar situaciones en las que se puedan enfrentar con estos sonidos.
La sobre estimulación en el sistema nervioso y los sentidos puede provocar que algunas personas que sufren esta condición tengan reacciones violentas e incontrolables o prefieran el aislamiento.
Los pacientes suelen manifestar ansiedad y conductas de evitación, como prescindir de algunas relaciones personales, familiares, aislarse de ciertas personas y reuniones sociales.
Los sonidos ni siquiera tienen que ser fuertes para desencadenar los efectos intensos y dolorosos del síndrome de sensibilidad sonora selectiva.
Vivir con misofonía es insoportable, pero no existe una cura conocida para una afección cuya prevalencia afecta hasta al 10 % de la población general.
Neurofeedback en el tratamiento de la misofonía
Recientemente, usuarios del neurofeedback dinámico han tenido buenos resultados en disminuir los signos de este trastorno con gran efectividad.
La experiencia positiva de las personas que sufren de misofonía es un testimonio de la naturaleza del propio sistema de neuroretroalimentación de este entrenamiento. En lugar de intentar identificar una parte del cerebro o asegurar un diagnóstico específico, el sistema está diseñado específicamente para ayudar al cerebro a encontrar su mejor solución, independientemente del problema. simplemente alienta al sistema nervioso central a extraer recursos para la autocorrección.