Hoy hablamos de la verdad sobre el azúcar para tu cerebro con el fin de entender qué tan perjudicial o benéfica es para nuestra salud.
A propósito de la Semana de concientización respecto al azúcar, que se celebra en estos días de noviembre, con el fin de promover la disminución del consumo excesivo de este alimento en el mundo, consideremos importante recordar la importancia de este químico para el cerebro.
Por años hemos visto que cada vez más consumimos calorías en forma de azúcares añadidas, especialmente en los alimentos ultraprocesados, de ahí el temor sobre los crecientes índices de obesidad, pero ésta no es toda la verdad.
Claro que un consumo excesivo de alimentos, una baja actividad física y demasiado estrés pueden provocar aumento de peso; pero el problema es multifactorial.
En torno a la azúcar, hay muchos mitos, especialmente cuando se trata de su relación con el cerebro, por ello hoy tenemos que hablar de la verdad sobre ella.
¿Necesitamos menos azúcar?
El azúcar es el principal combustible que provee de energía a las células del organismo. También a las neuronas de nuestro cerebro el cual necesita un aporte constante de glucosa para funcionar.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda reducir el consumo de azúcar añadida (libre), misma que no se encuentra de manera natural en los alimentos. La OMS recomienda menos del 10% de la ingesta calórica total del día, e incluso anima a que este consumo baje del 5%, para producir beneficios adicionales para la salud.
Sin embargo, la organización sugiere esas cantidades, con base en una alimentación más natural y evitando las azúcares añadidas que hay en los alimentos industrializados.
¿Qué es la glucosa?
La glucosa es un compuesto orgánico común en la naturaleza, una forma de azúcar formado por grandes moléculas que, a través de lo que se denomina oxidación catabólica, se transforma en moléculas más pequeñas y simples.
Un proceso que libera una importante cantidad de energía que es utilizada para llevar a cabo el conjunto de reacciones químicas y fisicoquímicas que tienen lugar en todas las células vivas del organismo, lo que se conoce como metabolismo.
Esta se produce en nuestro organismo y el cerebro consume 5.6 miligramos de glucosa por cada 100 gramos de tejido cerebral por mínimo. Las neuronas dependen, prácticamente, de esta sustancia. Por ello, aunque el cerebro represente menos del dos por ciento del peso corporal, gasta hasta el 20% de la energía del total de la glucosa que fabrica el organismo.
El aporte suficiente de glucosa en la dieta es importante, ya que las neuronas, a diferencia de otras células del organismo solo pueden utilizar la glucosa como fuente de energía. El resto de las células en caso de necesidad pueden utilizar lípidos y proteínas como fuente de energía.
El 80 % de los productos procesados que se encuentran en el supermercado contienen azúcares ocultos bajo sinónimos que consumimos sin darnos cuenta.
¿De dónde obtenemos glucosa?
La glucosa, aunque sea azúcar simple o monosacárido, no hay que consumirla a terrones para que el organismo cuente con la cantidad necesaria para su funcionamiento.
Todos los alimentos que ingerimos se convierten en glucosa, en especial los carbohidratos complejos: cereales, tubérculos, legumbres, productos lácteos, frutas y verduras.
Además, el cuerpo puede sintetizar la glucosa a partir del llamado glucógeno, un polisacárido almacenado en el hígado y en los músculos. Igualmente, otra fuente de energía para el cerebro son los ácidos grasos y el glicerol, aunque estos es de forma mínima.
En conclusión, todos los alimentos que ingerimos se convierten en glucosa, mejor aún, son energía para el organismo. Aunque no siempre tienen la misma calidad.
Debemos dejar bien claro que una cosa son las azúcares añadidas, y otra las simples que ya están en los alimentos naturales. Las primeras suelen ser las más dañinas si se consumen en exceso, mientras que alimentan el metabolismo correctamente.
¿Cuánta es menos azúcar?
Si bien se busca disminuir el consumo de azúcar añadida, también hay que recordar que el cerebro debe estar bien alimentado con nutrientes balanceados y, preferentemente, no procesados.
Si llevamos una dieta saludable y nuestro organismo funciona bien, no hay de qué preocuparse: el aporte de glucosa está asegurado, aunque no tomemos el postre a media tarde. Ya se ha ocupado el devenir del tiempo de contar con recursos para obtener el principal aporte de energía celular.
Pero el organismo puede fallar por múltiples razones, también en lo que respecta a la obtención de glucosa. Cuando el aporte no es el necesario, es decir, cuando la cantidad de glucosa en sangre es excesiva o insuficiente, se produce, respectivamente, hiperglucemia e hipoglucemia.
Por otra parte, si se altera el metabolismo de la glucosa se pueden originar varias alteraciones neurológicas, así como obesidad, diabetes tipo 2, demencia, o Alzheimer.
Incluso, si las neuronas no obtienen suficiente glucosa, se desencadena un proceso de muerte celular por autofagia, al no contar con el alimento requerido para funcionar, las células cerebrales obtienen la energía de sí misma hasta morir.
¿Debemos eliminar toda la azúcar de nuestra dieta?
NO. Los azúcares simples que se encuentran en estos alimentos no tienen efectos adversos para la salud y no hay motivo para dejarlos de consumir.
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