Es importante saber cómo gestionan las emociones las personas neurodivergentes para tener una socialización más incluyente 

Todavía nos queda mucho por conocer respecto a la neurodiversidad. Aunque cuando se trata de hablar del tema, generalmente se hace desde una perspectiva neurotípica —cierto—; pero ello es con el afán de difundir datos que nos ayuden a entender cómo hacer de ésta una sociedad más incluyente. Es necesario que abramos espacio a la divulgación, así como demos voz a quienes, en este sentido, tienen mucho que decir.  

En tanto que esta ampliación de voces se da, es oportuno hablar de la gestión emocional de las personas neurodivergentes, pues ello es una pieza clave de la convivencia y socialización, así como los vínculos en esta diversidad neurológica. Este es el motivo por lo que hoy nos acercamos al tema.  

Cómo gestionan las emociones las personas neurodivergentes   

Las personas neurodivergentes, es decir, aquellas que tienen diferencias en el funcionamiento de su cerebro en comparación con la mayoría de la población, pueden gestionar sus emociones de diferentes maneras según el tipo de neurodivergencia que presenten y su nivel de desarrollo emocional. Aquí algunos casos más comunes: 

AUTISMO 

Las personas con Trastorno del Espectro del Autismo tienen dificultades para la reciprocidad socio-emocional a la hora de iniciar o responder a situaciones sociales, mantener conversaciones o compartir intereses, emociones y afecto. 

Algunas de ellas, pueden tener dificultades para reconocer y expresar sus propias emociones, así como para entender las emociones de los demás. Pueden necesitar apoyo para identificar y nombrar sus sentimientos, y pueden recurrir a la lógica y al razonamiento para entender situaciones emocionales. 

Igualmente, podrían tener dificultades para entender las normas sociales y culturales que rigen la expresión de las emociones, lo que puede llevar a malinterpretaciones o confusiones en situaciones sociales y a dificultades para establecer relaciones interpersonales. 

Otras personas que viven con TEA pueden experimentar emociones de manera intensa y abrumadora, lo que puede llevar a episodios de ansiedad, frustración o meltdowns (episodios de sobrecarga emocional). En algunos casos, estas emociones intensas pueden estar relacionadas con la hipersensibilidad sensorial que a menudo acompaña al autismo. 

Hay que tener en cuenta que el autismo es un espectro y que cada persona es única en términos de sus habilidades y dificultades emocionales. Algunas pueden tener una capacidad emocional muy desarrollada, mientras que otras pueden necesitar apoyo y estrategias específicas para gestionar sus emociones. 

TDAH 

La emotividad de las personas con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) puede ser muy variable y dependerá de las características individuales de cada persona, pero en general, las personas con TDAH pueden experimentar emociones intensas y cambiar rápidamente de una emoción a otra. 

Es posible que tengan dificultades para regular lo que sienten, lo que puede llevar a respuestas emocionales exageradas o inapropiadas en ciertas situaciones. Por ejemplo, pueden ser muy impacientes, frustrarse fácilmente y explotar en episodios de ira cuando se sienten abrumados o insatisfechos. También pueden sentirse fácilmente con ansiedad, estrés a causa de las demandas del día a día. 

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el TDAH no es un trastorno emocional y que las personas con TDAH pueden aprender a gestionar sus emociones con estrategias específicas, como la terapia cognitivo-conductual, la meditación y el ejercicio físico.  

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN 

Las personas con trastornos de ansiedad pueden tener dificultades para controlar su ansiedad y pueden necesitar técnicas específicas de gestión de la ansiedad, como la meditación, la respiración profunda, el ejercicio físico y la terapia cognitivo-conductual. Esta sensación de angustia es propia del trastorno, y se vuelve una emoción constante para quienes lo sufren. 

No obstante, las personas que viven con ansiedad, a diferencia de quienes lo hacen con TEA o TDAH, son capaces de identificar sus emociones y las emociones de los demás. Su problema es que viven volcadas al miedo y angustia que el trastorno les produce constantemente.  

Las personas con trastornos del estado de ánimo, como la depresión o el trastorno bipolar, pueden experimentar emociones intensas y cambios de humor bruscos. Pueden necesitar terapia, medicación y/o estrategias de autogestión para controlar sus emociones y prevenir episodios de crisis. 

En general, la autogestión emocional para las personas neurodivergentes puede ser un proceso más complejo y puede requerir el apoyo de terapeutas, familiares y amigos. Ellas pueden encontrar estrategias alternativas de comunicación, como el arte o la escritura, para expresar sus emociones de manera más efectiva. 

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