Este régimen alimenticio está de moda, comer y abstenerse por lapsos prolongados durante el día, pero ¿cómo afecta el ayuno intermitente al cerebro?
Está de moda el ayuno intermitente, para muchos un nuevo estilo de vida, para otros una dieta que promete hacerles bajar de peso. Algunos lo cuestionan y otros lo adoran, lo mismo por sus efectos corporales como por la exigente restricción calórica que implica. Poco se habla de los efectos que el ayuno tiene sobre el cerebro. Hoy te hablamos al respecto.
¿Qué es el ayuno intermitente?
Cuando se trata de ayuno intermitente, se piensa en la ingesta periódica de alimentos tras largos periodos de restricción. Visto como régimen alimenticio o un estilo de alimentación que busca objetivos diversos, el ayuno intermitente trata de comer y no comer por lapsos determinados.
Algunos dan plazos de abstinencia de 16 a 18 horas, entre el último alimento del día y el primero del siguiente día. Otros más estrictos hablan de 24 horas sin alimentos, para luego tener otras 24 horas en las que se puede comer cualquier cosa de manera libre.
La controversia respecto a este método alimenticio son muchas, especialmente porque la restricción podría llevar a trastornos de la conducta alimentaria a aquellos que suelen tener una mala relación con la comida y una autoimagen corporal negativa.
Otros consideran que el método es altamente saludable, que por el bajo consumo de calorías puede servir de dieta para bajar de peso, pero también puede ser una manera de acelerar el metabolismo y brindar otros resultados positivos en el organismo.
En lo que parece que hay coincidencias es que el ayuno intermitente no es para todos, ni debe llevarse a libre voluntad sin la asistencia de un nutriólogo que o indique propicio para cada quien.
¿Para qué sirve el ayuno intermitente?
Se considera que el ayuno intermitente puede ayudar a perder peso y promover un estilo de vida más saludable. Generalmente quienes practica el ayuno intermitente, incorporan a sus hábitos cotidianos la práctica deportiva; esta combinación ayuda a reducir el riesgo de enfermedades derivadas de obesidad, como la diabetes, la apnea del sueño y algunos tipos de cáncer.
Para estas enfermedades, el ayuno intermitente podría ser tan beneficioso como cualquier otro tipo de dieta reducida en calorías. Además, algunas investigaciones sugieren que el ayuno intermitente puede ser más beneficioso que otras dietas para reducir la inflamación y mejorar las afecciones asociadas con la inflamación, como:
- Enfermedad de Alzheimer
- Artritis
- Asma
- Esclerosis múltiple
- Accidente cerebrovascular
Un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, señala que esta práctica puede alargar la vida, ya que mejora la salud celular y desencadena una adaptación a periodos de escasez de alimentos que conocemos como flexibilidad metabólica.
No obstante, es importante señalar que el ayuno intermitente puede tener efectos secundarios desagradables, como: hambre, fatiga, insomnio, náuseas, dolor de cabeza, mal humor.
Pero otro estudio, publicado en la revista JAMA Internal Medicine –uno de los más rigurosos sobre ayuno intermitente realizados hasta la fecha–, señala que este tipo de dieta provoca una pérdida mínima de peso y que, además, puede dar lugar a la pérdida de masa muscular. Un estudio publicado en el Experimental Biology and Medicine señala, en este sentido, que una masa muscular baja se asocia a un mayor riesgo de mortalidad.
¿Cómo afecta el ayuno intermitente al cerebro?
Las investigaciones presentadas al respecto señalan que el ayuno intermitente mejora el bienestar mental y las capacidades cognitivas.
El estudio realizado por el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres —publicado en la revista Molecular Biology— señala que el ayuno intermitente podría mejorar la memoria a largo plazo y generar nuevas neuronas adultas en el hipocampo en ratones, lo que significa que podría frenar el avance del deterioro cognitivo.
Se cree que este esquema alimenticio promueve la expresión del gen Klotho, conocido también como gen de la longevidad, que tiene un papel decisivo en la producción de nuevas neuronas en los adultos.
Ayuno y productividad
Pablo Castañeda, creador de Smart Sapiens, una plataforma centrada en divulgar información sobre el bienestar y rendimiento mental de nuestro cerebro explica:
“Sabemos que ciertos estímulos estresores como el ayuno producen una activación mayor del BDNF en el cerebro, una especie de abono neuronal. Esta es la manera en que nuestro cerebro reacciona a entornos complejos y peligrosos. Dicho de otra forma, en entornos demasiado cómodos, el cerebro deja de necesitar estar alerta y ser ágil. A largo plazo, el ayuno parece tener un papel neuroprotector, aunque todavía faltan estudios en humanos”.
Desventajas del ayuno intermitente
Igualmente señala que el ayuno intermitente puede ayudarnos a ser más productivos, puesto que acentúa el entorno hormonal y metabólico de vigilia, incrementando los niveles de dopamina y noradrenalina, encargadas de impulsarnos a la acción, mejorando la función de las mitocondrias (centrales energéticas de las células) y sincronizando nuestros ritmos circadianos para aprovechar mejor las horas de trabajo.
Aunque recordemos que el ayuno no deja de ser un estresor, y como puede ser el caso de la actividad física, un exceso puede ser peligroso si no has entrenado previamente.
Igualmente, el ayuno intermitente es un sustituto alternativo a otras prácticas saludables como una dieta balanceada, la práctica del ejercicio, el correcto descanso y dormir suficiente; tanto como tener prácticas saludables que beneficien a nuestro cerebro como la práctica del neurofeedback dinámico.
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