Procrastinación es signo de enfermedad mental en algunos casos que ahora te vamos a explicar.

La procrastinación es todo lo contrario a la productividad, y pareciera que es una conducta tan mal vista que podría equipararse al pecado capital de la pereza. Sin embargo, en muchos casos dejar las cosas para después es un síntoma de algún padecimiento mental que nos afecta y que tal vez aún no ha sido diagnosticado.  

¿Qué es la procrastinación? 

Procrastinar no es un asunto de holgazanería, sino de manejo de las emociones. En esencia es la postergación de actividades, situaciones y tareas que debemos realizar o atender en determinado momento, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o que suelen generarnos menor incomodidad. Muchas veces el miedo o ansiedad a afrontar estas situaciones es lo que nos hace retrasarlas, no la pereza.  

Los expertos señalan que se trata de un trastorno volitivo del comportamiento, que tiene raíz en cómo asociamos la acción a realizar con el cambio, el dolor, la incomodidad. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se “justifica” posponerlo. 

Además de una cuestión de voluntad que tiene que ver con las emociones que nos genera un determinado deber, la procrastinación puede ser un signo de algún trastorno mental. Aquí algunos casos.  

El círculo de la procrastinación y el estrés 

La tensión o preocupación que nos genera cierta tarea puede ser la misma causa que nos haga procrastinar. Dejarla para “después” puede proporcionarnos cierto alivio por un tiempo, pero la idea del trabajo postergado seguirá en la mente como un recordatorio de “algo pendiente” e impedirá el descanso. La consecuencia es que la tarea sigue sin hacerse, el tiempo se agota y los niveles de tensión se incrementan.  

Nos encontramos ante un círculo vicioso que sólo puede generar estrés crónico. Este, a su vez, producirá malestares como irritabilidad, falta de concentración, dolor de cabeza, insomnio y ansiedad. Un nuevo motivo para retrasar la tarea pendiente… así el círculo vicioso de procrastinación y estrés puede prolongarse hasta tener efectos aún más dañinos en la salud física y mental de la persona. 

TDAH y procrastinación 

Las personas que viven con TDAH suelen tener problemas para planificar sus actividades, concentrarse y realizar tareas complejas, repetitivas o tediosas. Esto hace que abandonen con rapidez sus deberes o que los pospongan. Luego tienden a olvidar sus actividades y tareas pendientes, e incluso les cuesta mantener un horario de trabajo. Por supuesto, esta condición contribuye a la procrastinación.  

Procrastinar por ansiedad 

Los trastornos de ansiedad pueden ser otra de las razones por las que se postergan las tareas. Este se manifiesta con fatiga, insomnio, irritabilidad, tensión, arritmia cardíaca o sudoración excesiva. Pero el verdadero freno de la ansiedad es la constante preocupación.  

Quienes viven con esta condición suelen pasar demasiado tiempo preocupados y con inquietud desmedida. Les angustian su salud, su familia, su economía, etc. Es muy probable que una mente siempre preocupada tenga cabida para otras cosas, por lo que la procrastinación es natural frente al trastorno de ansiedad. 

Dejarlo todo por depresión 

Uno de los síntomas más característicos de la depresión es la abulia, es decir la falta de voluntad para hacer cosas, incluso cuando éstas solían gustarnos demasiado. Hay quienes tienen depresión tan profunda que no pueden ni siquiera levantarse de la cama.  

Si una persona deprimida no puede actuar con energía, pierde el entusiasmo por todo, incluyendo aquello que le solía motivar, es muy probable que la procrastinación aparezca en su vida.  

Obsesión y Compulsión dan Procrastinación 

El trastorno de personalidad obsesivo compulsiva se caracteriza por una preocupación generalizada por el orden, el perfeccionismo y el control (sin espacio para la reflexión o la eficiencia) que acaba afectando a la finalización de una tarea.  Esta condición evita sentirnos satisfechos con las tareas que realizamos, incluso con las bien hechas, así también los pensamientos obsesivos mantienen la mente muy ocupada, por lo que la persona se ve limitada y deja de lado ciertas tareas por realizar.  

La fatiga también procrastina 

La fatiga mental, el síndrome de burnout, no dormir suficiente, una gran cantidad de responsabilidades en un corto plazo causan serias tensiones para la salud. Esta se manifiesta con irritabilidad, falta de energía, problemas de concentración y, por supuesto, puede derivar en procrastinación.  

Como podemos observar la procrastinación no es producto de la pereza sino de condiciones de la mente que pueden derivarse de un trastorno específico o, incluso, la conjunción de más de uno de estos. Las funciones cognitivas bajo estas condiciones están en juego y producen que las personas pierdan motivación, vean mermada su capacidad de organización, se sientan abrumadas, faltas de concentración, etc. Y por ello dejen las tareas y otros deberes para después. 

Neurofeedback dinámico contra la procrastinación 

El neurofeedback dinámico puede ser un gran aliado para evitar la procrastinación en cualquiera de todos estos casos, pues como hemos mencionado en otros artículos anteriores esta técnica puede brindar:  

  • Mejor gestión del sueño  
  • Control de los estados ansiosos  
  • Mejora de la memoria  
  • Facilita la focalización de la atención  
  • Más sensación de clama y relajación  
  • Disminución de la hiperactividad causada por ansiedad  
  • Menor irritabilidad e incomodidad  
  • Más control del dolor  
  • Mejor gestión del estrés  
  • Menos sensación de estar abrumado/a 

NEUODOZA | CITAS | RENTA TU EQUIPO 

📞 514 447 8434 🇨🇦 

Translate »
Inscríbete

Inscríbete

Recibe nuestra lista de precios, descuentos, promociones especiales y nuestro boletín informativo. verifica todos tus buzones de correo.

¡Felicidades! En pronto recibirás maravillosas noticias de nosotros