Es momento de reflexionar Por qué tu productividad está siendo tóxica y qué tanto daño puede causar a tu salud mental.

Anteriormente, hemos hecho mención en el afán de la sociedad contemporánea respecto a la productividad. Parece que completar más y más tareas en el mismo día es una virtud, y podría serlo si no fuera por las condiciones de salud que se ven afectadas con el tiempo.  

Cada vez más se reportan en los consultorios médicos casos de estrés crónico, fatiga mental, ansiedad, depresión y burnout; paradójicamente disminuyendo nuestro ritmo de trabajo.  

En su ensayo La sociedad del cansancio, Byung-Chul Han, uno de los filósofos más influyentes de la actualidad, señala que el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. El autor nos presenta al hombre de la modernidad tardía como el Prometeo cansado, un ser agotado que es constantemente devorado por su propio ego, es víctima y verdugo a la vez, y su libertad es una condena de autoexplotación. 

Un asomo a la falsa productividad o la productividad tóxica.  

¿Por qué tu productividad está siendo tóxica?    

La productividad tiene que ver con la optimización de resultados con relación a los esfuerzos invertidos. Entre menores sean los recursos (tiempo/trabajo) que invirtamos mejor rendimiento deberíamos ofrecer. De ahí que nos exijamos en un solo día resolver el mayor número de tareas cotidianas, no sólo en el trabajo sino también en la vida personal y la social.  

Sin embargo, habría que analizar mejor este concepto, porque la productividad nunca debería ser sinónimo de estrés (al menos no exagerado), ansiedad, nerviosismo y TDAH persistente. Si es así, el capital humano cruza la línea entre la productividad sana y la tóxica. 

La sensación constante de no hacer nuestro mejor esfuerzo o pensar que siempre podemos mejorar puede provocar agotamiento y estrés, que incluso podrían convertirse en extremos de ansiedad, depresión e insomnio. 

La productividad tóxica es un estado mental que se manifiesta por una necesidad constante de “hacer”. Es posible que se sienta que no se puede descansar. Además, cuando nos vemos obligados a tomarnos un tiempo, no logramos apagar el cerebro y disfrutarlo, porque estamos demasiado ocupados preocupándonos por otras cosas que “deberíamos” estar haciendo. 

Nos hace falta dopamina 

Además, la productividad tóxica a menudo aparece en tiempos de incertidumbre, falta de motivación o temor.  

Según los expertos en psicología clínica, ser productivo distrae nuestra mente de otras cosas y genera un aumento temporal de dopamina.  

Cuando en nuestro entorno nos encontramos con factores estresantes o amenazas que están más allá de nuestro control, a menudo nos centramos en cosas pequeñas dentro de nuestro entorno inmediato que podemos controlar, como limpiar la casa o sobresalir en proyectos del trabajo. El problema es que esta productividad es solo una solución temporal para el estrés y el malestar que podemos sentir. 

Un ejemplo claro de ello fue el tiempo de confinamiento durante la pandemia de COVID-19, en el que en lugar de darnos un tiempo y espacio para enfrentar la crisis, nos llenamos de actividades dentro de casa.  

¿Cuáles son las señales de la productividad tóxica? 

Un determinado nivel de productividad es saludable, por lo que a menudo es difícil reconocer cuándo el esfuerzo se vuelve tóxico. Y aunque la productividad tóxica se manifiesta de manera diferente según la persona, estas son algunas señales de alerta comunes a tener en cuenta: 

  • Trabajar más horas regularmente. 
  • Sentirse culpable por no trabajar lo suficiente, incluso cuando estás realizando una cantidad razonable de tareas. 
  • Querer realizar solo actividades con un propósito claro. 
  • Dejar de priorizar tu cuidado personal. 
  • Experimentar ansiedad crónica o depresión. 
  • Sentir agotamiento. 

Consecuencias  

Por supuesto esta condición se verá reflejada en algunas de estas formas:  

  • Falta de creatividad. 
  • Errores constantes. 
  • Fatiga. 
  • Falta de concentración. 
  • Problemas personales entre colaboradores. 
  • Desgaste emocional y físico. 
  • Ausentismo por enfermedad. 
  • Disminución de compromiso. 

¿Cómo frenar la productividad tóxica? 

Trabaja con eficiencia, no con intensidad. Se puede tener un buen desempeño en el trabajo sin quedar exhausto, al romper el ciclo de productividad tóxica, se podrán alcanzar las metas y sobresalir a largo plazo sin dejar la vida de por medio. 

En lugar de trabajar 24/7, debemos de abordar el trabajo con el equilibrio que necesitas para prosperar realmente. Para lograrlo, frena la productividad tóxica con estas 5 estrategias vitales:  

  • Define los límites del trabajo. 
  • Establece metas realistas. 
  • Incorpora descansos en tu agenda. 
  • Desconéctate un tiempo del mundo digital.  
  • Descansa y date tu tiempo.  

Entrénate para rendir con neurofeedback 

Cuando tu afán por ser productivo se torne insostenible, date un momento y vuelve a tu centro entrenando con neurofeedback, una opción de apoyo que te brinda:  

  • Ayuda con la gestión del sueño y el descanso. 
  • Promueve un mejor manejo del estrés. 
  • Mejora la agudeza mental.  
  • Te hace sentir más confiado.  
  • Ayuda a sentir mayor calma y serenidad. 
  • Disminuye la ansiedad.  
  • Contribuye a paliar la depresión.  
  • Ayuda a hacer frente a las cosas mejor.  
  • Puede ayudar a cambiar la percepción de las cosas.  
  • Ayuda a cuidar la memoria.  
  • Mejora la concentración, la actitud multitarea. 

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