¿Sabías que la oxitocina es la hormona del amor y la mentira? Gracias a ella somos fieles pero también mentimos para proteger al grupo. 

Nuestro organismo, comandado por el cerebro, en gran medida funciona por una serie de químicos conocidos como hormonas, algunas de ellas correspondientes al cerebro (neurotransmisores), como es el caso de la oxitocina.  

Como definición, las hormonas son mensajeros químicos secretados a la sangre que viajan a otras partes del organismo donde ejercen sus efectos. Las hormonas se producen y secretan en diferentes glándulas del cuerpo humano. 

Hasta el momento, se sabe que nuestro organismo produce un aproximado de 60 hormonas con funciones muy diversas entre la regulación de la producción, el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo. Algunas de ellas suelen ser más populares y otras completamente desconocidas para el común de las personas.  

La insulina, la oxitocina, la testosterona o el estradiol son hormonas con las que estamos más familiarizados. Sin embargo, todas son igualmente importantes. Aunque en esta ocasión te contaré sobre la oxitocina, la llamada hormona del amor, parte del paquete de hormonas de la felicidad.  

Oxitocina en el parto 

 De los vocablos griegos oxys + tokos: nacimiento rápido, la oxitocina es una hormona producida por los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo que es liberada a la circulación a través de la neurohipófisis. 

Una de las funciones inherentes a la oxitocina es la provocación de contracciones uterinas durante el parto. También se encarga de estimular los conductos galactóforos lo que produce la secreción de leche materna.  

En 1955 Du Vigneaud recibió el premio Nobel por lograr sintetizar este compuesto, hoy en día utilizado con demasiada frecuencia para producir contracciones uterinas y acelerar los partos; pero sus efectos secundarios nos son positivos, pues puede provocar sufrimiento fetal.  

Al respecto, la bióloga Irene García Perulero, experta investigadora de esta hormona señala que “la oxitocina, producida en el hipotálamo y secretada desde la hipófisis, no sólo se traslada por todo el organismo para producir contracciones en útero o en el pecho materno, sino que además se secreta en el cerebro produciendo múltiples efectos en el sistema nervioso central.  

Una hormona “emocional” 

Otras funciones de la oxitocina están vinculadas al mundo emocional, por ello se le ha llamado la hormona del amor y el apego.  

En su papel de neurotransmisor, la oxitocina está implicada en comportamientos relacionados con la confianza, el altruismo, la generosidad, la formación de vínculos, los comportamientos de cuidado, la empatía o la compasión.  

La oxitocina está implicada en la formación de los lazos amorosos, como los de la pareja y el que hay entre la madre y su bebé. Pero también facilita la empatía, disminuye la ansiedad social y reduce la respuesta de miedo, aumentando la confianza en los demás.  

Oxitocina, la hormona del amor 

A decir de García Perulero, ésta es una hormona fascinante por las múltiples áreas en las que interviene, además de las ya mencionadas. La oxitocina está involucrada en el aprendizaje y la memoria, en el reconocimiento facial y en reconocimiento de emociones en otros (empatía). 

Además, activa los centros de recompensa dopaminérgicos, produciendo placer, especialmente durante los orgasmos.  

De acuerdo a la experta durante el encuentro sexual la oxitocina produce las contracciones de fibras musculares que permiten la eyaculación o las contracciones uterinas involucradas en el orgasmo, y probablemente facilita la formación de vínculos de pareja. Es por ello que se considera que la oxitocina está relacionada con la monogamia y la fidelidad.  

Por otra parte, permite la cohesión entre grupos de personas y es fundamental para las relaciones sociales. Está relacionada con las emociones con la inteligencia interpersonal. Por todos estos motivos la oxitocina se ha denominado «la hormona del amor», el «pegamento social», «la hormona de los vínculos». 

La mentira 

Sin embargo, esta hormona también tiene un lado oscuro que es el volvernos mentirosos. Investigadores de la Universidad de Negev (Israel) y la de Amsterdam descubrieron que esta hormona nos vuelve mentirosos especialmente cuando hay que salvar a nuestro grupo, por lo que se cree que la oxitocina promueve la mentira en beneficio del grupo. 

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