En ese día oficial a nivel mundial te hablaremos de los Mitos de los trastornos de la conducta alimentaria y el daño que seguir creyéndolos puede hacer.

Este 30 de noviembre, como cada año, se conmemora el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Y aun cuando, a nivel mundial, hay grandes esfuerzos para erradicar estas conductas dañinas para la salud física y mental de las personas, tras ellas existen múltiples ideas falsas que limitan su tratamiento oportuno.  

Conmemorar un día como éste es de vital importancia para visibilizar el problema, informarnos con objetividad y con base en la ciencia, brindar herramientas para la prevención, así como tratamiento oportuno y cuidados a quienes viven con algún TCA.  

Mitos de los trastornos de la conducta alimentaria 

Los trastornos alimenticios afectan en todo el mundo a siete de cada 1,000 mujeres y a uno de cada 1,000 hombres. Lo que la literatura médica estima, que a nivel mundial padecen estos trastornos el 2.8 por ciento de mujeres y el 0.9 por ciento de hombres. 

Además, el diagnóstico de TCA puede darse en cualquier edad, pero en la mayoría de los casos la enfermedad aparece durante la adolescencia.  Los riesgos son multifactoriales, pues están vinculados con la presión social, los modelos publicitarios, la imagen corporal, entre otros elementos que hacen vulnerable a una persona a sufrir anorexia, bulimia, ortorexia, trastorno del atracón, etc.  

Igualmente, consideremos que las falsas ideas respecto a los TCA favorecen estereotipos que retrasan el acceso a una plena recuperación; falsas ideas que se multiplican gracias a la internet e irrumpen negativamente en la mente de, especialmente, los más jóvenes.  

De ahí la urgencia de desmitificar algunas ideas.  

1. No come porque no quiere 

Existe una creencia que las conductas alimentarias son una elección voluntaria; pero en realidad estos trastornos son enfermedades médicas y psicológicas complejas que no se eligen ni su causa es una. Es un trastorno mental que nadie elige tener. 

La Asociación Americana de Psiquiatría clasifica cinco tipos diferentes de trastornos de la conducta alimentaria en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés) edición 5: la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, trastorno por atracón, trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta alimentaria, y otros trastornos especificados de la alimentación o trastornos de la conducta alimentaria. 

Los TCA provocan un intenso sufrimiento a la persona afectada y a su entorno más cercano. El origen es multifactorial e intervienen factores de tipo individual, familiar y social. Hay personas más vulnerables, pero nadie elige tenerlo. 

2. Las personas con un TCA son extremadamente delgadas 

Es completamente falso que una persona que padece un TCA tenga una apariencia de extremada delgadez.  

Si bien quienes viven con anorexia se restringen en la ingesta de alimentos, lo que implica pérdida de peso significativo, hay quienes vive con otros trastornos. Los TCA pueden presentarse aun teniendo un peso normal o un cuerpo grande.  

3. Hacer dietas restrictivas no es un peligro 

Una restricción prolongada fomentada por la cultura de las dietas puede ser el comienzo de un trastorno de la conducta alimentaria. El hábito de hacer dietas de forma recurrente ha sido asociado con el desarrollo posterior del TCA, ya sea anorexia, trastorno de atracón, trastorno evitativo.  

La restricción de una dieta, el contar y pesar alimentos, etc., rompe la relación consciente positiva con las señales de hambre y saciedad, así como fomenta una mala relación con los alimentos. De tal manera, sí: las dietas son riesgosas frente a los TCA. 

4. Recuperar el peso es signo de curación 

Consideramos que una persona que vive con un TCA, al recuperar el peso ha sanado. En realidad, quizá es el comienzo de un largo camino —no lineal— hacia la mejoría, pero no la curación en sí misma.  

Los TCA tienen implicaciones emocionales y psicológicas multifactoriales, que no se solucionan con la recuperación del peso. En general, hay que hacer un trabajo psicoterapéutico para que la persona pueda gestionar emociones difíciles sin usar comportamientos tóxicos; por lo que no basta medir el peso para saber el grado de salud.  

5. Es un tema de mala alimentación 

Las personas con TCA generalmente tienen una mala relación con la comida y el peso, su enfoque incorrecto los impulsa a esas conductas insanas, pero los síntomas de cada trastorno se pueden extender más allá de la comida.  

Numerosas investigaciones científicas han demostrado una relación entre trastornos de la conducta alimentaria, perfeccionismo y patrones obsesivos, que pueden llevar a una fijación excesiva en las notas, la ejecución en los deportes, etc.  

Aunque muchas personas que sufren la condición reportan que sus trastornos de la conducta alimentaria les ayudaron inicialmente a reducir la depresión y ansiedad, a medida que la enfermedad progresa, la desnutrición causada por los trastornos de la conducta alimentaria finalmente aumenta los niveles de depresión y ansiedad que pueden afectar todos los aspectos de la vida. 

6. Los hombres no están en riesgo de TCA 

Aunque la incidencia es mejor que la presentada en la población femenina, es una realidad que los hombres (cada vez más) están expuestos a un TCA. El hecho de que se suela hablar de mujeres relacionadas con este trastorno, puede aumentar el estigma de los hombres con TCA, retrasando su búsqueda de tratamiento e interfiriendo en su conciencia de enfermedad   

Puede haber diferencias sutiles en pensamientos y comportamientos en los trastornos de la conducta alimentaria en hombres, quienes pueden estar más concentrados en el desarrollo de músculo que a la pérdida de peso. También pueden tender a purgarse por medio del ejercicio y a abusar de los esteroides que en bajar de peso como es el caso de las mujeres.  

A su vez, los hombres homosexuales, bisexuales y transexuales tienen un riesgo más alto de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria que los heterosexuales. 

7. Un TCA es para siempre 

Existe la idea generalizada de que un problema de salud mental es para toda la vida, pero no tiene por qué ser así. En el caso de los trastornos de la conducta alimentaria, pese a su complejidad y duración del tratamiento, se pueden superar y normalizar con la ayuda de profesionales especializados. 

Consecuencias de los TCA   

En cualquiera de estos casos, los TCA tienen graves consecuencias físicas y psicológicas en quienes los padecen.  Cuanto más grave sea o más dure el trastorno de la alimentación, más probable es que presentes complicaciones graves, como las siguientes:  

  • Problemas de salud graves  
  • Depresión y ansiedad  
  • Pensamientos o conductas suicidas  
  • Afectación en las funciones cognitivas  
  • Problemas con el crecimiento y el desarrollo  
  • Problemas sociales y en las relaciones  
  • Trastornos de consumo de sustancias  
  • Problemas laborales y escolares  
  • Muerte  

Apoyo del neurofeedback en trastornos alimenticios 

El tratamiento de los trastornos de la alimentación es a menudo controlado bajo el cuidado de profesionales de la salud mental. En muchos casos se trata de la terapia familiar e individual. Asimismo, se puede hacer uso de métodos alternativos como el neurofeedback dinámico, el cual ha mostrado significativos resultados en la disminución de comportamientos compulsivos y obsesivos que se evidencian en los TCA.   

Condiciones coexistentes como el trastorno del estado de ánimo, la ansiedad y la disregulación del apetito también responden bien al entrenamiento con neurofeedback.  

Trastornos emocionales y psicológicos profundamente arraigados se liberan con frecuencia a través de una mejor regulación de los estados cerebrales.  

El tratamiento de la bulimia con neurofeedback es una buena opción terapéutica, a través de la influencia directa hacia una mayor flexibilidad y la autorregulación.  

Así los beneficios son:  

  • Disminución de comportamientos compulsivos y obsesivos.   
  • Ayuda en la gestión del estrés y la ansiedad.   
  • Mejores niveles de descanso y calma.    
  • Reduce el estado de ansiedad.   
  • Ayuda a regular la sensación de apetito.    
  • Lograr mayores niveles de flexibilidad y autorregulación.    

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