Hoy se conocen los efectos de bullying en el cerebro y explican problemas como la baja en rendimiento escolar y la ansiedad en jóvenes.

El rechazo, la violencia y agresiones hacia una persona por algún rasgo particular, ya sea físico, racial, de género, cultural o social es cada vez más frecuente. No sólo se hizo de un lugar en las escuelas, donde los niños sufren violencia física, verbal y psicológica, sino también ha llegado a los espacios de trabajo en la vida adulta, además de las redes sociales donde cada vez se pronuncia con mayor intensidad.  

Se trata del bullying, una forma de violencia que viven 6 de cada 10 niños en Estados Unidos; 7 de cada diez en México y uno de cada siente niños en Canadá. La edad promedio de las víctimas oscila entre los once y 16 años; y lo peor de todo es que va en aumento. 

Las consecuencias van desde la depresión hasta el suicidio de las víctimas, pero también se ha observado que este acoso deja secuelas en el cerebro y de ello es lo que hoy te vamos a platicar.   

¿Qué es el bullying?  

Bullying significa acoso escolar y es una conducta, repetitiva e intencional, por medio de la cual un alumno pretende intimidar, someter, amedrentar o atemorizar, emocional o físicamente a su víctima (otro alumno), ya sea dentro o fuera de las instalaciones de una institución educativa.  

Peor aún, esta práctica se ha extendido al ciberespacio, donde también es continua. Conocida como ciberacoso es una intimidad a través de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas.  

Mobbing: ¿bullying para adultos? 

En la vida adulta también se puede sufrir de acoso, particularmente en el ámbito laboral. Este es conocido como “mobbing”, el cual también tiene por objeto infundir miedo, desprecio o desánimo en el trabajador afectado. Es el ejercicio de violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles dentro o fuera del trabajo por parte de los compañeros de trabajo, subalternos o superiores (bossing).  

En estos casos las consecuencias no son distintas, se genera estrés, ansiedad, ausentismo laboral, depresión, pérdida del empleo y también pueden existir casos de suicidio.  

Efectos de bullying en el cerebro 

Como hemos señalado, el acoso tiene consecuencias no sólo a nivel psicológico, sino también a nivel mental (causando patologías como la ansiedad y la depresión) y también a nivel neuronal.  

En uno de los primeros estudios longitudinales europeos llamado IMAGEN, se observó que los adolescentes, que han sufrido un acoso crónico, presentan disminuciones significativas en el volumen de dos regiones involucradas en el movimiento y el aprendizaje (putamen* izquierdo y caudado izquierdo), además de mayores niveles en ansiedad generalizada. 

El caudado desempeña un papel crucial en la forma en que el cerebro aprende, específicamente cómo procesa los recuerdos. Esta parte del cerebro utiliza información de experiencias pasadas para influir en acciones y decisiones futuras. El putamen regula los movimientos y afecta el aprendizaje. 

Aunque los estudios no logran determinar qué mecanismo biológico produce estas alteraciones en el volumen cerebral, todo parece indicar que es el cortisol (hormona del estrés) el responsable de estos cambios. Y es que las personas que sufren bullying persistente, viven expuestos a estrés crónico el cual puede debilitar la estructura del cerebro en desarrollo, con consecuencias a largo plazo para el aprendizaje, el comportamiento, la salud física y mental. 

Motivos de ansiedad en los jóvenes 

Si cruzamos los datos de este estudio y el incremento de jóvenes sufriendo de ansiedad, podemos entender que las consecuencias del bullying son mayores de las que imaginamos.  

Los autores del estudio IMAGEN señalan que los cambios físicos en los cerebros de los adolescentes que fueron acosados constantemente explicarían -en parte- la relación entre el bullying y los altos niveles de ansiedad a los 19 años. 

“Aunque clásicamente no se considera relevante para la ansiedad, la importancia de los cambios estructurales en el putamen y el caudado para el desarrollo de la ansiedad probablemente reside en su contribución a los comportamientos relacionados, como la sensibilidad de la recompensa, la motivación, el acondicionamiento, la atención y el procesamiento emocional”, aclara Erin Burke, líder del trabajo. 

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*El putamen es una estructura situada en el centro del cerebro que junto con el núcleo caudado forma el núcleo estriado. 

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