Distorsiones cognitivas y la ansiedad 

Las distorsiones cognitivas y la ansiedad están estrechamente vinculadas, las primeras son generadoras de los estados emocionales ansiosos; aquí te decimos cómo.  

Las artimañas del pensamiento pueden llevarnos a los estados mentales más desagradables. Miedo, angustia y ansiedad tienen un detonador común: aquello que pensamos. Ideas que, por lo general, tienen una errónea interpretación del momento y suelen alterar, por un instante, nuestra percepción de la realidad.  

Cuando estos pensamientos adversos, que fugazmente atraviesan nuestra mente, detonan el sistema de alerta surge el miedo y la ansiedad. Sensaciones físicas y etiquetas psicológicas juegan en nuestra contra causando, por ejemplo, ataques de pánico. 

Supongamos que un día sientes un leve zumbido en la oreja y ello te recuerda, inconscientemente, alguna información sobre un signo de hipertensión descontrolada que eventualmente podría llevar a un infarto. La información pasa velozmente por tu mente, de forma no consciente, pero tu cerebro registra la posibilidad de morir y se enciende el sistema de alerta: comienzas a respirar agitadamente, sudas y sientes una opresión en el pecho.  

No, no es un infarto, como pudiste creer llevado por tus pensamientos catastróficos, es un ataque de pánico producido por la ansiedad. Así es como funciona el proceso mental que nos lleva a la ansiedad. Muy especialmente, generado por las distorsiones cognitivas.  

¿Qué son las distorsiones cognitivas? 

Las distorsiones cognitivas son aquellas maneras erróneas que tenemos de procesar la información; es decir, malinterpretaciones de lo que ocurre a nuestro alrededor, generando múltiples consecuencias negativas. Las distorsiones cognitivas desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional. 

Estas percepciones y pensamientos distorsionados que realiza el sujeto acerca de sí mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar estados de ánimo disfuncionales como: fobias, depresión, problemas de autoestima, obsesividad, etcétera. 

Cabe señalar, sin embargo, que éstas pueden basarse en creencias irreales firmes, pero no son ellas mismas creencias sino hábitos de pensar. Como hábitos, también pueden corregirse. 

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Triada cognitiva 

Los acontecimientos per se no son los que provocan malestar, son la interpretación que tenemos sobre ellos. El zumbido no es malo, pero la idea del infarto fue la que alteró el sistema. En este proceso entra en juego las creencias, la ideología, rasgos de personalidad y las experiencias previas. Todo ello va determinando si tal acontecimiento es percibido como positivo o negativo. 

Todavía más, de acuerdo con un estudio realizado por Beck, existe una triada cognitiva donde las distorsiones entran en juego. Un círculo en el que hay un pensamiento, una determinada emoción que genera una conducta consecuente. Ello determina la influencia del pensamiento negativo sobre el estado de ánimo, las emociones y la conducta.  

Asimismo, esta triada cognitiva se ve relacionada con una visión negativa con uno mismo, la experiencia y el futuro.  

  • Visión negativa de sí mismo. Tiende a subestimarse permanentemente, piensa que le falta capacidad para afrontar las adversidades. 
  • Visión negativa de sus experiencias. Tiende a ver los obstáculos de manera continua, a canalizar sus experiencias de manera negativa y desafortunada. 
  • Visión negativa del futuro. Muestra dificultades para armar un plan de vida con optimismo, el futuro se ve sombrío e incierto. 

Distorsiones cognitivas y ansiedad 

La generación de la ansiedad, vinculada a las distorsiones cognitivas, puede tener el siguiente patrón:  

a) Situación disparadora = El zumbido 

b) Pensamiento negativo sobre la situación = Posible infarto “me voy a morir”.  

c) Emociones = Miedo, incertidumbre ansiedad 

d) Conducta = Somatización, tensión muscular, dificultad para respirar, etc. 

e) Consecuencia = Ataque de pánico, trastorno de ansiedad generalizada.  

Tipos de Distorsiones cognitivas 

Los especialistas han clasificado las distorsiones cognitivas más recurrentes, éstas son:  

  1. Pensamientos polarizados o dicotómicos: todo o nada, siempre o nunca.  
  1. Sobregeneralización: tomar casos aislados y generalizar una conclusión válida para todo.  
  1. Filtro mental: enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos negativos.  
  1. Descalificar lo positivo: no tomar en cuenta experiencias positivas por razones arbitrarias. 
  1. Sacar conclusiones precipitadas: asumir algo negativo cuando no ha apoyo empírico para ello (se “lee el pensamiento”)  
  1. Proyección: proyectar en el otro pensamientos, sentimientos que no son aceptados como propios porque generan angustia o ansiedad.  
  1. Magnificación y minimización: subestimar o sobreestimar la manera de ser de eventos o personas. Se pue ser catastrofista o negativista. 
  1. Razonamiento emocional: formular argumentos basados en cómo se siente en lugar de la realidad objetiva.  
  1. Debeísmo: concentrarse en lo que uno piensa que debería ser en lugar de ver las cosas como son.  
  1. Etiquetado: asignar etiquetas globales a algo o alguien en vez de describir la conducta obsesiva observada objetivamente. Suele ser en términos absolutos y prejuiciosas.  
  1. Personalización: asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad.  
  1. Culpabilidad: culpabilizar a los demás de los problemas propios o culparse a sí mismo por los problemas ajenos.  
  1. Sesgo confirmatorio: tendencia a sesgar la realidad, tanto en percepción como en valoración, para que encajen con ideas preconcebidas. 

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