La forman en cómo influye la estimulación al desarrollo neuronal del bebé es definitiva en la consolidación de redes neuronales que promueven el aprendizaje.

Observar cómo va creciendo tu bebé puede ser una de las experiencias más maravillosas que la vida pueda darte. Para ello te resultará mucho más fácil enfrentarte a esos cambios si conoces cómo se desarrolla el cerebro de tu pequeño. Así podrás brindarle las herramientas idóneas para un crecimiento apropiado y ayudarlo ante cualquier obstáculo que deba librar.  

Hoy en día la ciencia nos permite conocer que el desarrollo del cerebro a través de las conexiones neurológicas va en proporción de las estimulaciones que vaya recibiendo, y que la edad en donde se alcanza el máximo alcance en el entramado de estas redes es en la primera infancia. 

Del nacimiento a los ocho años de edad es cuando el individuo alcanza los mayores niveles de desarrollo neuronal a partir del aprendizaje. Particularmente es hasta los tres años de edad la etapa más importante para la adquisición de aprendizaje y, por ende, desarrollo cerebral.  

Al respecto, hay que tomar en cuenta que este desarrollo se produce en forma cíclica y no de manera lineal. No obstante, las capacidades cognitivas y emocionales no siguen este proceso; y es que el desarrollo cognitivo depende en gran medida de la interacción del cerebro con el medio ambiente.  

Crecimiento del cerebro del bebé 

Luego de escanear el cerebro de 87 bebés en etapas diversas, desde el nacimiento hasta los tres meses, se descubrió que en las horas y días siguientes del nacimiento es cuando más rápidamente crece el cerebro del bebé.  

Gracias a esta investigación, publicada en la revista JAMA Neurology, se sabe que el cerebro humano crece más rápido después del nacimiento y logra alcanzar la mitad de su tamaño adulto a los tres meses de vida. Este crece un promedio de un 1% por día y a partir de los tres meses crece un 0,4% diario. En total el cerebro de los bebés crece alrededor de un 64% en los tres primeros meses de vida. 

Un recién nacido tiene un peso cerebral del 20% del peso del cerebro de un adulto, pero a los dos años ya ha desarrollado alrededor del 80% del órgano. Por ello, la nutrición, hidratación y estimulación psicosocial son determinantes en su desarrollo. 

Estimulación cerebral durante la infancia 

Un entorno con mucha estimulación aumenta hasta un 25% el potencial de aprendizaje de los niños. 

La estimulación temprana aprovecha la capacidad y plasticidad del cerebro en su beneficio para el desarrollo óptimo de las distintas áreas cerebrales. Esto se logra proporcionando una serie de estímulos repetitivos y de carácter lúdico, que potencializan las funciones cerebrales que con el crecimiento se vuelve esenciales.  

Los primeros meses: periodos críticos 

Los periodos críticos son aquéllos en que se produce un desarrollo masivo y rápido de las neuronas y de las conexiones que permite una gran capacidad de interacción con el medio ambiente. Ello significa una gran capacidad de aprendizaje y asimilación de información de manera acelerada.  

En los periodos críticos de desarrollo cerebral aumenta abruptamente el número de neuronas y conexiones neuronales, lo que permite un gran desarrollo de comportamientos, procesos cognitivos y emocionales acelerado. 

En esta primera etapa, el niño desarrolla habilidades motrices, ya que la zona que crece más rápido tras el nacimiento es la implicada en el control del movimiento, la cual se duplica en los primer tres meses. La zona con menor crecimiento en esta etapa es la del hipocampo, que está vinculada con la memoria.  

Luego de los periodos críticos se presenta un breve alto en el desarrollo (de forma cíclica) que pueden dar lugar a detenimiento de ese desarrollo e incluso algunos comportamientos regresivos. Los bebés tenderán a estar irritables, a llorar, estar inquietos con mayor facilidad, y podrán perder las rutinas que ya habían adquirido. Estos son ciclos donde los niños demandarán más atención y cariño.  

Plasticidad neuronal 

Posteriormente tendrán nuevamente una curva de crecimiento, con un periodo crítico el cual tendrá mejores resultados si el cerebro se estimula adecuadamente. En esta etapa se busca conseguir que las redes neuronales se encuentren estables para la adaptación al medio ambiente. Asimismo, se generan mecanismos necesarios para agilizar el aprendizaje de procesos cognitivos más complejos.  

Un reciente nacido cuenta con unos cien mil millones de células cerebrales. Inicialmente están dispersas y en espera de entrelazarse con otras a través de este entramado neuronal. Al estimularlas se excitan y se conectan con otras neuronas (lo que conocemos como plasticidad neuronal) y es gracias a ello que se produce el aprendizaje y la memoria.  

En los períodos críticos, el cerebro debidamente desarrollado está esperando que le llegue el estímulo adecuado para ponerse en marcha: tiene que crear el cableado y la red neuronal correspondiente. 

 Durante el aprendizaje, la práctica produce una modificación de las conexiones entre las neuronas que permanece en el tiempo (memoria). 

Cómo deben ser los estímulos para el desarrollo cerebral 

La estimulación ambiental temprana ordenada, integrada y organizada en un mundo rico en estímulos novedosos es importantísimo. Pero el fin no es especializar el cerebro en un tipo determinado de conducta, habilidad o destreza. 

En esta etapa, la información debe ser clara, concisa; igualmente debe prevalecer un ambiente lleno de movimientos, colores, riqueza de estímulos novedosos. Es, igualmente, fundamental la participación en juegos, la música, las conductas cercanas a las actividades de la vida diaria y el entorno emocional, social y familiar estable en el que se encuentra el niño. 

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NEURODOZA | CITAS

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