Cuando se prolonga en el tiempo y es pertinaz así afecta el dolor crónico a nuestra memoria.

Una tarde me encontré con Arturo, se mostraba afligido. Hacía algunos meses había tenido un accidente y desde entonces vivía con un dolor de espalda que nada podía quitarle, además temía tener Alzheimer.  

“No sólo vivo con dolor constante. Además, me siento estresado, me cuesta concentrarme y se me olvidan las cosas. Quizá me está dando Alzheimer”.  

¿Qué es el dolor crónico?  

El dolor es una señalar de alerta del organismo que nos indica que algo no anda bien o hay una lesión, es un signo de que requieres atención oportuna. Este tipo de dolor puede ser agudo, es decir intenso, que se presenta rápidamente y dura relativamente poco. Desaparecerá una vez que el daño se repare.  

Sin embargo, existen otros dolores, como el de Aturo, que se mantienen en el tiempo y que conocemos como dolor crónico. El dolor crónico dura o se repite durante meses o años. Por lo menos dura algo más de 1 mes después de la remisión de la lesión o el trastorno que causaron inicialmente el dolor. 

Un dolor crónico se convierte en una sensación compleja, relacionada con procesos cerebrales que mantienen el dolor a pesar de que esta señal de “alarma” ya no es útil. Este tipo de dolor conlleva mucho malestar y pérdida de calidad de vida. 

Un dolor como éste puede causar estragos físicos, pero también psicológicos y cognitivos en quien lo sufre. Y es que el dolor crónico puede cambiar el cerebro afectando funciones cognitivas como la memoria, así como la creación de nuevas redes neuronales. 

Padecer de dolor crónico merma la calidad de vida de las personas, pero también afecta la estructura cerebral y la función cognitiva, así como la memoria.   

El dolor crónico distrae a la memoria 

Recientes estudios han hecho evidente que las personas que padecen dolor crónico sienten su memoria saturada por las tareas múltiples cotidianas, así como altos niveles de estrés, lo que afecta aún más al cerebro.  

La investigación, realizada por doctor Bruce D. Dick, observó a 24 hombres y mujeres tratados en una clínica del dolor y halló que el dolor crónico alteraba la memoria a corto plazo. Muchos de los pacientes no lograban mantener un “rastro de memoria” de cierta información mientras realizaban otra tarea.  

El estudio sugiere que el dolor crónico drena los recursos del paciente, por lo que se interrumpe su atención. Resistir el dolor devora los esfuerzos que el cerebro dedicaría a la memoria a corto plazo, el reservorio temporal en el que se procesa la información antes de pasar a la memoria a largo plazo.  

Estresados por el dolor 

Por otra parte, quienes viven con algún dolor crónico han reportado que también viven con alto nivel de estrés, que también genera cambios en nuestro cerebro. Las consecuencias pueden ser la disminución de la atención o de la capacidad ejecutiva. Es decir, los errores, los olvidos y despistes en la vida cotidiana pueden ser más frecuente.  

También las expectativas y creencias que se tienen sobre el dolor están relacionadas con esas estructuras cerebrales que se activan con el estrés… lo que empeora aún más la situación al influir en el estado de ánimo y en la sensación del dolor. 

El dolor crónico desanima 

Un estudio realizado con pacientes con dolor crónico señala que, a más intensidad de dolor, mayores son los problemas de gestión cognitiva y emocional con el entorno que le rodea. El paciente con dolor se siente menos motivado, con menos ánimo para realizar cosas o sufre más dificultades para centrar la atención en una tarea.  

Cuando al dolor se le suman problemas de estado de ánimo, aumentan las dificultades para adaptarse a situaciones difíciles o nuevas y a mantener una estabilidad emocional. 

Frente al dolor crónico practica neurofeedback  

Una herramienta ideal frente al dolor cónico es la práctica del neurofeedback dinámico, que no sólo protege la memoria de un deterioro acelerado, sino que ayuda a mantenerse relajado, en calma y con bajos niveles de estrés. Esto incluso puede ayudar a disminuir la sensación de dolor.  

Además de ser un auxiliar en el control del dolor, el entrenamiento cerebral permite mejor calidad y duración del sueño, el que se ve afectado en las personas con dolor crónico. Igualmente, hay una mejora en la claridad mental, restituyendo la plasticidad neuronal, que beneficia a la memoria, la atención, la concentración, etc.   

Entre sus beneficios también está la mejora en el estado de ánimo, mejoría en casos de depresión y ansiedad provocados por vivir constantemente con dolor.   

Finalmente, la técnica de NeuroDOZA beneficia la calidad de vida de las personas al disminuir el dolor y permitirles llevar, al cabo de varias sesiones, un estilo de vida deseado.   

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