Estos 5 obstáculos de tu vida laboral están vinculados a los niveles de estrés que genera la necesidad de optimizar tu rendimiento laboral, frente a la amenaza del desempleo.  

Hoy en día contar con un buen empleo puede considerarse casi un privilegio, y ello significa mucha presión. Pareciera que constantemente pende sobre nosotros la amenaza del desempleo; por ello mismo se espera que nuestro desempeño sea óptimo.  

Tanta presión es quizá el principal obstáculo al que nos enfrentamos. Cumplir jornadas laborales extenuantes, llevar labores a casa, estar disponibles 24/7 se ha convertido en la norma, no importa qué tan estresante resulte.  

Nuestra intención de ser más productivos, cuidar el empleo, destacar en nuestra labor y, además, ser funcionales en el resto de las áreas de la vida cotidiana (familia, salud, socialización, desarrollo personal) es completamente un desafío agotador.  

Así que la meta se nos revira. La presión de rendir en todo momento, incluso sacrificando horas de sueño y descanso, es el principal obstáculo de nuestra trayectoria laboral.

Las Multitareas 

Casi con orgullo solemos decir que podemos hacer varias cosas al mismo tiempo (especialmente las mujeres) o que se pueden tener abiertas muchas pestañas del navegador de Internet al mismo tiempo, cumpliendo con múltiples tareas.  

Sin embargo, De acuerdo con Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), «la multitarea nos hace ir más lentos e influye de forma negativa en la calidad y en la productividad».  

Nuestros objetivos se alejan cuando actuamos en multitarea, aumenta el cansancio y la carga mental (conjunto de requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de la jornada laboral, es decir, nivel de actividad mental o de esfuerzo intelectual necesario para desarrollar el trabajo). 

Ventanas abiertas 

Aunque el síndrome de ventanas abiertas es cuestionable en términos de productividad, genere estrés, cansancio e insatisfacción, muchos tendemos a esta práctica cada vez más constante. La razón está en el cerebro.   

Tener tantas ventanas abiertas le gusta al cerebro. La corteza prefrontal del cerebro (área donde planificamos, pensamos, ordenamos…) está programada para mostrar preferencia por las novedades. Cuando cambiamos de tarea recibimos una recompensa con dopamina. La búsqueda de estímulos nuevos nos proporciona un premio, nos hace creer que somos más productivos cuando parece que estamos muy ocupados. 

En realidad, ni multitareas ni ventanas abiertas acelera nuestra productividad, por el contrario, afecta la concentración y merma la memoria.  

Insomnio por estrés 

El estrés en el trabajo es uno de los factores de riesgo que puede provocar insomnio transitorio (dura menos de tres semanas) o insomnio crónico primario (de más de tres semanas), ya que la persona estresada sufre una situación de hiper alerta que dificulta su sueño. 

El estrés relacionado con el trabajo ha sido identificado como la primera causa de insomnio ocasional. 

Y ya lo sabemos, lo hemos dicho mucho aquí y en nuestras redes sociales, el que duerme poco y mal suele tener problemas de concentración, de atención y memoria.  

Pero, además, es frecuente que sufra alteraciones del humor o depresión. Esto repercute en el sueño de la noche siguiente y el insomnio se puede hacer crónico.  Éste puede ser una de las causas más frecuentes de absentismo laboral, ya que puede desatar otro tipo de alteraciones somáticas como trastornos gastrointestinales o psíquicos como la ansiedad.  

La procrastinación 

La tensión o preocupación que nos genera cierta tarea puede ser la misma causa que nos haga procrastinar. Dejarla para “después” puede proporcionarnos cierto alivio por un tiempo, pero la idea del trabajo postergado seguirá en la mente como un recordatorio de “algo pendiente” e impedirá el descanso. La consecuencia es que la tarea sigue sin hacerse, el tiempo se agota y los niveles de tensión se incrementan.   

Nos encontramos ante un círculo vicioso que sólo puede generar estrés crónico. Este, a su vez, producirá malestares como irritabilidad, falta de concentración, dolor de cabeza, insomnio y ansiedad. Un nuevo motivo para retrasar la tarea pendiente… Así el círculo vicioso de procrastinación y estrés puede prolongarse hasta tener efectos aún más dañinos en la salud física y mental de la persona. 

Dolor limitante 

La tensión muscular como consecuencia del estrés puede causar dolores de cabeza, dolor de espalda y hombros, así como otros dolores corporales.  Estos pueden ir de leves a crónicos, algunos alcanzarían niveles limitantes que posterguen la productividad con el respectivo absentismo.  

Como podemos observar, intentar ser cada vez más productivos, cuidar nuestro trabajo y presionarnos por cumplir todas sus exigencias, puede resultar contraproducente debido al estrés que ello significa. Por ello, es mejor hacer todo a su propio ritmo.  

Neurofeedback para rendir mejor 

El neurofeedback dinámico puede ser un gran aliado para evitar la procrastinación en cualquiera de todos estos casos, pues como hemos mencionado en otros artículos anteriores esta técnica puede brindar:   

  • Mejor gestión del sueño   
  • Control de los estados ansiosos   
  • Mejora de la memoria   
  • Facilita la focalización de la atención   
  • Más sensación de calma y relajación   
  • Disminución de la hiperactividad causada por ansiedad   
  • Menor irritabilidad e incomodidad   
  • Más control del dolor   
  • Mejor gestión del estrés   
  • Menos sensación de estar abrumado/a 
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