La ciencia no da respuestas para resolver estos 3 misterios del cerebro que aún nos inquietan, pero algunas hipótesis existen al respecto son muy interesantes.

¿La mente y el cerebro son la misma cosa? ¿Qué son los sueños? ¿Podemos tomar algún fármaco para ser más inteligentes? Quédate hasta el final para conocer qué se ha dicho al respecto.

Muchas veces hemos dicho en este blog que el cerebro, el órgano más relevante del cuerpo, sigue siendo un gran misterio. Hoy todavía existe una serie de preguntas sin responder al respecto: cuáles son sus fronteras y límites, cómo se gesta en la consciencia, por qué soñamos o cómo es el mecanismo de percepción del dolor… interrogaciones de las que no se tiene una total precisión.  

Misterios del cerebro

Entre todos los temas que nos parecen misteriosos, son quizá los más apegados a nuestra esencia humana más cotidiana los que más inquietud nos causan.   

1. Los misterios del cerebro y la mente 

La ciencia no acaba de definir la frontera entre la mente y el cerebro, ¿o es que son la misma cosa?

Este es uno de los misterios al que hemos dedicado mucho tiempo. Desde los antiguos filósofos hasta los neurocientíficos, se ha intentado descifrar esta frontera, pero no hay una respuesta precisa que lo esclarezca.  

Consideremos que la consciencia, la mente, incluso el alma, son entidades no tangibles y, por ende, no cuantificables que nos impiden una comprobación científica. Gracias a las más actuales tecnologías, no obstante, podemos tener imágenes de la actividad cerebral y ubicar ciertas zonas donde se desarrollan las emociones (región límbica), la imaginación y la toma de decisiones (lóbulo frontal).  

Pero aún no se sabe en qué etapa del proceso una neurona se convierte o deriva en un pensamiento consciente. Un ejemplo es el estudio realizado por diversos investigadores para identificar el origen del “libre albedrío”.  

Se partió de la hipótesis de que somos libres para tomar decisiones; sin embargo, a través del uso de escáneres cerebrales, se determinó que se podía predecir cómo una persona actuaría siete segundos antes de la toma de decisión. Lo que cuestionaría si la conciencia es sólo una ilusión.  

De acuerdo con la teoría del esquema de la atención de Graziano nuestra propia consciencia es un constructo perceptivo y único que emerge cuando el cerebro aplica, recursivamente, la misma atribución perceptiva a sí mismo. Graziano define la consciencia como un relato descriptivo sobre un fenómeno real. Según detallan desde la revista Psicología y Mente, “la tinta con que se escribe el relato (la actividad neural) es real; también lo es el fenómeno físico descrito por el relato (la atención)”. 

2. ¿Qué cosa son los sueños? 

Aunque hay una gran cantidad de especulaciones sobre los sueños, su origen y significado, hasta hoy no hay una verdad definitiva al respecto. Sin embargo, se cree que el sueño es imprescindible en el proceso de aprendizaje, de memoria y de depuración de la mente.  

Soñar ha sido uno de los grandes misterios del cerebro a revelar a lo largo de siglos. Ya los egipcios y los babilonios tenían sus propias hipótesis al respecto: se ha considerado que los sueños son imágenes premonitoras, que pueden ser curativos e incluso se ha pensado que pudieran ser una realidad alternativa.  

En realidad, la ciencia aún tiene mucho que estudiar al respecto. La hipótesis más sólida es que durante el sueño se reprocesa información crucial adquirida durante la vigilia (despiertos). El profesor Robert Stickgold, del Centro Médico para el Sueño y la Cognición Beth Israel Deaconess en Boston, cree que los sueños son vitales para procesar las asociaciones de memoria. 

Existen diversos estudios que demuestran que el aprendizaje no puede realizarse sin dormir para reforzar el conocimiento. Por ello se recomienda dormir para fijar lo aprendido. 

También, algunos científicos creen que soñar es una especie de práctica: un ejercicio de resolución de problemas antes de concretarlos en el mundo real.  

3. ¿Cómo podemos ser más inteligentes? 

Alcanzar mayor nivel de inteligencia es la aspiración de muchos, quizá creyendo que con una inteligencia superior el promedio se podría controlar al resto de la población u obtener algún tipo de ventaja similar.  

Pero lograr ese nivel superior de inteligencia no sólo se ha buscado con una práctica intelectual, también se ha supuesto que con alguna clase de alimento, suplemento o medicamento se podría conseguir el objetivo.  

Ya Barbara Sahakian, neurocientífica de la Universidad de Cambridge, investiga los potenciadores cognitivos, es decir, los posibles medicamentos que nos pudieran hacer más inteligentes. Sahakian busca cómo mejorar el desempeño de profesionales cuya carrera exige altos niveles de desempeño, como cirujanos o pilotos. Su estudio busca identificar si hay algún tipo de fármaco que pudiera lograrlo.  

Sin embargo, la neurocientífica advierte que no existe información que pudiera asegurar la eficacia de dichos fármacos y que todavía falta mucho por analizar antes de dalo por sentado.  

Sahakian considera que los retos científicos y éticos que surgen con la creación de medicamentos para la producción de sustancias químicas en el cerebro, como dopamina y noradrenalina -que induce las respuestas de placer o las de “pelea o huida”- necesitan ser debatidos para decidir si estas pastillas se convierten en una rutina antes de presentar un examen. 

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